Son cientos las oportunidades que se nos presentan a lo largo del día para hacer sentirse mejor a las personas que nos rodean. Muchas veces no hace falta hacer cosas extraordinarias, basta con sencillos gestos o palabras. El problema es que como tenemos tantas cosas "importantes" que hacer no nos damos cuenta y perdemos esa oportunidad de hacer feliz a otro.
En el aula puede estar pasándonos lo mismo. Tenemos tantos contenidos que dar en tan poco tiempo, tantas herramientas nuevas que aprender, tantos proyectos ...tantos objetivos "importantes" que cumplir que podemos estar desaprovechando oportunidades de oro para trabajar las emociones y hacer que nuestros alumnos se sientan queridos, comprendidos y valorados.
Hoy os invito a que abráis bien los oídos y cuando escuchéis alguna frase a vuestros alumnos que refleje desánimo o sentimiento de fracaso, se la volváis a repetir añadiendo al final la palabra mágica TODAVÍA. A continuación le podéis decir una frase que provoque en ellos el deseo de volverlo a intentar. Poco a poco los alumnos irán adquiriendo este hábito desarrollando así su inteligencia emocional.
En la infografía que os adjuntamos os dejamos algunos ejemplos.
Os animamos a que lo intentéis poner en práctica, el poder de las palabras en la inteligencia emocional es extraordinario.Princippia, Innovación Educativa