Mientras conversábamos telefónicamente desde Estados Unidos a España con Adolfo Alonso Ares, responsable de opinión del Diario de Madrid, surgió una reflexión que, aunque generalizadora, encierra una verdad latente en muchas sociedades: en diversas partes de Estados Unidos, se vive para trabajar; mientras que en España, se trabaja para vivir. Este contraste cultural, aunque no puede tomarse al pie de la letra, refleja diferencias en cómo el trabajo y la vida personal se entrelazan en distintas regiones y vale la pena colocarlo en debate para concientizar.
Si bien en España existen grandes ciudades donde prevalece un ritmo laboral intenso, también hay regiones que conservan una forma de vida más pausada, donde el descanso y la conexión con la naturaleza son esenciales. De manera similar, en Estados Unidos hay comunidades que integran armoniosamente el trabajo con la vida personal, permitiendo a las personas desarrollar sus talentos y disfrutar de sus pasiones sin quedar atrapadas en una rutina agotadora.
La vida de Adolfo Alonso Ares es un testimonio de este equilibrio. Nacido y criado en Astorga una de las diócesis más antiguas de España y donde fue alcalde (Astorga es una antiquísima ciudad de la provincia de León. Su muralla es romana y su catedral actual comenzó a edificar se en los años 1500, sobre otra catedral anterior), ha sabido combinar la vida rural con la intensidad cultural de Madrid. En su tierra natal, escribe sin cesar, pinta y recientemente ha dado vida a su más actual obra, una historia infantil contada con rimas octosilábicas que evocan la musicalidad de la tradición oral: El arca de los frascos. (editado por la Fundación Conrado Blanco, La Bañeza).
Su pueblo, está a 7 km de Astorga, en Maragatería. Se llama Valdespino de Somoza, anclado en el tiempo y la autenticidad, es un refugio donde las puertas pueden quedar abiertas sin temor, donde los niños —incluidas sus nietas— pedalean libremente sin la constante supervisión de sus padres, y donde el huerto sigue siendo un espacio de cultivo y sustento. Aquí, se cosechan tomates y verduras con las manos en la tierra, se bebe agua pura de los ríos y, en el silencio de la tarde, es posible avistar jabalíes, corzos y conejos compartiendo el paisaje con los habitantes. Es un lugar donde las casas de piedra, algunas con historia desde siglos pasados, resguardan memorias y vivencias que dialogan con la modernidad.
La trayectoria de Alonso Ares está jalonada de premios literarios y reconocimientos. Entre ellos (cuesta escoger alguno porque son tantos…) destacan el Premio Jaime Gil de Biedma de poesía en 2003 por su obra “Plegaria de metal (Memoria de la tarde)” , el Premio de la Feria del Libro de Madrid por “El vértigo sagrado” en 1998 , el Premio Fray Luis de León por “Alacenas blancas” en 1999 , y el Premio Vicente Gaos Ciudad de Valencia por “Hacia el país del aire” en 2013 . Estos galardones reflejan una vida en la que el arte y la literatura no son meras aficiones, sino formas de existencia.
Este contraste entre el ritmo de vida en España y Estados Unidos, más allá de las generalizaciones, invita a una reflexión más profunda: ¿cómo encontramos el balance entre el trabajo y la vida? ¿Es posible integrar nuestras pasiones y necesidades sin sacrificar nuestra calidad de vida? En la historia de Adolfo Alonso Ares encontramos una respuesta: el verdadero éxito no está en la cantidad de horas trabajadas, sino en la capacidad de armonizar nuestras labores con aquello que nos hace sentir vivos.







En las fotos el bello refugio de la familia Alonso en Valdespino de Somoza y el retablo y altar mayor de la catedral de Astorga con imagenes de la Semana Santa. Me explica Adolfo Alonso que ese bellisimo retablo lo hizo Gaspar de Becerra, discipulo de Miguel Ángel en Italia. Lo estaba terminando en los mismos días en que Cervantes escribia la primera parte del Quijote.


Fotografía tomada luego de mi presentación en el Casino de Madrid sobre Edgar Allan Poe a donde asistieron, entre otros grandes de las letras, Adolfo Alonso Ares y Carlos Lopez de la directiva del Diario de Madrid.
