Revista Coaching
De qué estamos hablando?
Desde hace tiempo vengo pensando en escribir sobre las características del trabajo independiente. Me interesa compartir y leer mis ideas y sensaciones sobre mi modalidad de trabajo. También quiero reflexionar sobre la relación entre el trabajo independiente y el ¨emprendimiento propio¨, si es que realmente existe, y pensar si mi experiencia podría ser útil a quienes se encuentran desarrollando nuevos proyectos.
Para poder abarcar el tema voy a intercalar apreciaciones generales con puntos específicos. Por un lado, lo que me va pasando como profesional independiente, día a día, y, por el otro, lo que fui descubriendo en todos estos años y que conforman, algo así, como los conceptos que la sustentan.
Veamos cómo resulta.
Creo que el mes de febrero es el momento indicado para iniciar esta serie de posts. Es uno de esos pequeños mojones, que se repiten año a año, y que hacen a la esencia de los ¨autónomos¨. En nuestro país, en enero y febrero, la gente se va de vacaciones. Yo incluído. Como trabajo por mi cuenta, puedo disponer cuándo quiero tomarme un descanso, por cuánto tiempo y pensar cómo me manejo con mis clientes, cuando no estoy presente. Esta es una de las grandes ventajas, sin ninguna duda, de la ¨autonomía¨.
Desde hace ya ocho años, me estoy tomando un mes de vacaciones. Mi mujer me convenció y no le costó mucho! En enero de 2008, asustado por cómo iba a resolver el ¨lucro cesante¨ que implicaba 30 días sin trabajar, descubrí una posibilidad que me permitiese contar con cierta parte de mis ingresos. Partamos de la base que soy Psicólogo. En ese momento me dedicaba a atender pacientes - en enero y febrero baja la actividad, casi un 90 % - y a hacer evaluaciones psicotécnicas para empresas. Respecto a estos estudios, se me ocurrió buscar a un profesional que pudiese entrevistar, administrar las técnicas y mantener un adecuado contacto con el cliente. La persona debía seguir mis indicaciones y respetar los aspectos a los que apuntar durante el encuentro con el entrevistado, el tipo de tests que debía manejar y cómo enunciar las consignas además de consensuar la manera de relacionarse con el cliente (mantenerlo al tanto de cuándo se realiza la entrevista, estar a disposición por si aparecen dudas y cualquier otro aspecto operativo para que ¨no se note la diferencia¨). Con el material obtenido, me lo enviaría escaneado y agregando sus observaciones y yo confeccionaría el informe correspondiente para enviarlo al cliente. La estrategia funcionó muy bien y fui ¨puliendo¨ diferentes puntos hasta llegar al año 2016, en el que mi ¨profesional asociado¨ - para utilizar un término más marketinero - está en condiciones de hacer el informe por sí mismo. Este verano utilicé este recurso ya que, durante 20 días, estuve en un lugar en el que no tenía conexión a Internet.
Los clientes comprenden perfectamente la situación y colaboran con mi colega para que pueda hacer su trabajo. El mecanismo está tan aceitado que lo repito en diferentes localidades del país, durante el año. Es así como extendí mis servicios a Córdoba, Jujuy, Santa Cruz e, incluso, Uruguay.
El profesional factura por su trabajo, yo por el mío, y me queda una diferencia.
Con el correr de los años fui incrementando mi oferta de servicios y, actualmente, otra profesional asociada ¨sigue¨ las búsquedas que están en marcha cuando yo me voy.
Las únicas prestaciones que no puedo suplantar - por lo menos por ahora - son las que precisan mi intervención directa como Team Buildings, evaluaciones masivas o aquellas que requieran un expertise específico.
Pero volvamos al ¨mes de febrero¨ que es de donde partimos: si bien encontré una manera de paliar la falta de ingresos, no es suficiente. La baja de dinero en el bolsillo se suma a una menor demanda estacional. Febrero resulta, finalmente, un sinónimo de incertidumbre, elucubraciones respecto de cuáles son los gastos que podría reducir si el trabajo no aparece, tratar de cobrar rápidamente todo lo pendiente, contactar a todos los clientes activos y no activos para recordarles que ¨aquí estoy¨, pensar en nuevos productos (envidiar, por momentos, a quienes cuentan con un sueldo y no tienen que preocuparse por estos avatares) y escribir posts!!
Los años me enseñaron que se sobrevive a los ¨febreros¨. Pero es inevitable la sensación de inquietud y temor hasta que la rueda empieza a girar nuevamente.
Algunas conclusiones, después de este pequeño recorrido
Revisando lo escrito y cumpliendo con mi compromiso, van algunos conceptos sobre el trabajo independiente:
Es la necesidad la que empuja a la innovación.
Es uno el que dispone de su tiempo pero, a su vez, implica la responsabilidad por la administración de todos los recursos. Los ingresos son variables.
La relación con los clientes es de ¨uno a uno¨ y se genera una relación fuerte. Los clientes ¨ayudan¨ cuando perciben un trabajo serio y confiable.
Es importante contar con la colaboración de otros profesionales y trabajar en el vínculo, dedicarles tiempo.
Cuando todo funciona bien, la calidad de vida laboral es muy buena.
Probablemente se pueda ganar en tranquilidad con una mejor planificación (la verdad es que me cuesta!).
Hasta la próxima!!