Portada de Trabajo, piso, pareja
Marco y Clarisa son los protagonistas de esta historia de amor que comienza el 31 de diciembre en la San Silvestre madrileña (lo matizo, porque ahora hay muchas). Una torcedura de tobillo hace que estos dos se conozcan y empiecen una relación de esas que son muy bonitas al principio, pero que luego se desinfla. ¿Y qué nos encontramos en estas 500 páginas? Amor, ilusión, esperanza, enfados, días malos, días buenos, regulares, mentiras, canciones, sarcasmo y dolor. Y seguro que me dejo algo, aunque esto es lo más típico de las relaciones normales.Y sí, creo que el gran acierto de Zahara es que ha plasmado lo que es una pareja día a día, con todo lo bueno y lo malo que tienen (que tenemos), con sus preocupaciones mundanas y las que no lo son tanto. Ha sabido hablar también de enfermedad (y eso ha dolido), de familia y de lo que perdemos cada día cuando tomamos una decisión hacia una dirección u otra. Y es que la vida es eso, elegir.
De esta novela me quedo:
- Con Marco (Polo) y Clarisa, los dos protagonistas más terrenales y cercanos que he conocido desde hace meses, con sus defectos (bastantes) y virtudes.
- Con Loles de Bruselas.
- Con Madrid.
- Con todas las canciones que suenan.
- Con el café de bar, bar.
Y también me quedo con la forma de escribir de Zahara, una autora que ha sabido traspasar en forma de libro la sensibilidad que tiene componiendo y cantando, y lo hace de una manera muy ágil, a dos voces (Marco y Clarisa), con capítulos cortos y mucho diálogo, por lo que la acción es total, como debe ser en toda pareja de bien.
No puedo más que recomendar ‘Trabajo, piso, pareja’, una novela que podéis leer este verano o cualquier época del año.