Según Maslow, en la cúspide de su modelo jerárquico de necesidades se encuentra el anhelo profundo de trascendencia. Si llamamos espiritual a toda actividad en la cual nos relacionamos con lo trascendente, entonces podemos convenir en que la necesidad suprema de todos los seres humanos es la realización espiritual.
Muchos comienzan a plantearse seriamente la relación con lo tascendente cuando experimentan golpes duros que llevan a concientizar la necesidad de relacionarse con lo epiritual, lo eterno, lo perenne.
Si pasamos más de la mitad de nuestra vida adulta en el trabajo, ¿por qué entonces no considerar al ámbito laboral como un campo maravilloso de práctica y desarrollo espiritual?
Sin entrar ahora a reflexionar sobre el impacto de la realización espiritual en la efectividad organizacional, te propongo una serie de lecturas que forman parte de un diálogo entre Ken Wilber y Terry Killan sobre la Filosofía Perenne que me envió hace unos días una amiga que está atravesado el dolor por la muerte de su hijo. Aquí va la primera parte:
La filosofía perenne se ocupa fundamentalmente de las estructuras profundas del encuentro humano con lo Divino, porque aquellas verdades en las que concuerdan plenamente los hindúes, los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufíes suelen referirse a algo profundamente importante, a algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos, a algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.
La Filosofía Perenne es esa visión del mundo que comparte la mayoría de los principales maestros espirituales, filósofos, pensadores e incluso científicos del mundo entero. Se le denomina “perenne” o “universal” , porque aparece implícitamente en todas las culturas del planeta y en todas las épocas. Lo mismo la encontramos en India, México, China, Japón y Mesopotamia, como en Egipto, el Tíbet, Alemania o Grecia. Y dondequiera que la hall e mos , presenta siempre los mismos rasgos fundamentales: es un acuerdo universal en lo esencial.
Para nosotros, los seres humanos contemporáneos, que somos prácticamente incapaces de ponernos de acuerdo en nada, esto es algo que se nos hace difícil de creer. Como lo resumió Alan Watts: “Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil de admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, sostenido por muchos (hombres y mujeres) , quienes han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente la s mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México, en el Lejano Oeste , hasta Japón , en el Lejano Oriente”.
Esto es realmente muy notable. Creo que estas verdades de naturaleza universal constituyen fundamentalmente el legado de la experiencia universal del conjunto de la humanidad, que en todo tiempo y lugar ha llegado a un acuerdo sobre ciertas verdades profundas referidas a la condición humana y sobre cómo acceder a lo Trascendente . Esta es una forma de describir la Philosophia Perennis .
Estructuras Profundas Superficiales
TKW (Terry Killam Wilber): Dices que la filosofía perenne es esencialmente la misma en culturas muy diversas. Pero , en la actualidad, se afirma que es el lenguaje y la cultura lo que modela todo nuestro conocimiento. Desde este punto de vista , no existe una condición humana, como tal, sino tan sólo historia humana; y esa historia es muy diferente en cada caso ¿Qué opinas respecto de toda esta noción de relatividad cultural?
KW (Ken Wilber): Hay mucha verdad en ello. Existe , sin duda, una diversidad de culturas que poseen un “conocimiento local” diferente , y la investigación de esas diferencias constituye una actividad muy interesante. Pero si bien es cierta la existencia de una relatividad cultural, ello no es toda la verdad.
Además de las diferencias culturales evidentes, como el tipo de alimentación, las estructuras lingüísticas o las costumbres de apareamiento, por ejemplo, existen también muchos otros fenómenos en la existencia humana que son, en gran medida, universales o colectivos. El cuerpo human o tiene , por ejemplo , doscientos ocho huesos, un corazón y dos riñones, tanto si se trata de un habitante de Nueva York como de Mozambique, y tanto hoy en día como hace miles de años. Estas características universales constituyen lo que se denomina “estructuras profundas” , porque son esencialmente las mismas en todas partes.
Sin embargo, puede que las diversas culturas utilicen esas estructuras profundas de maner a muy divers a , como los chinos , que vendaban los pies de sus mujeres , o los de Ubangi , que estiraban sus labios, o bien el uso de tatuajes y de prendas de vestir, los juegos, el sexo y el parto, todo lo cual varía considerablemente de una cultura a otra. Todas estas variables reciben el nombre de “estructuras superficiales”, porque son locales en vez de universales.
Lo mismo ocurre también en el ámbito de la mente humana. Ésta posee estructuras superficiales , que varían entre las distintas culturas ; y estructuras profundas , que permanecen esencialmente idénticas independientemente de la cultura considerada. Las estructuras mentales superficiales varían considerablemente entre sí, y las estructuras mentales profundas son, por su parte, extraordinariamente similares.
La filosofía perenne se ocupa fundamentalmente de las estructuras profundas del encuentro humano con lo Divino, porque aquellas verdades en las que concuerdan plenamente los hindúes, los cristianos, los budistas, los taoístas y los sufíes suelen referirse a algo profundamente importante , a algo que nos habla de verdades universales y de significados últimos, a algo que toca la esencia fundamental de la condición humana.
Y luego de la lectura te invito a ayudarme a responder a la pregunta: ¿qué tiene que ver todo esto con nuestra vida laboral?
Por Andrés Ubierna con selecciones del artículo Filosofía Perenne de Ken Wilber.