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Traduciendo sin piedad (II): El saurio marsuino

Publicado el 11 noviembre 2015 por Koprofago
Traduciendo sin piedad (II): El saurio marsuinoSi bien estrictamente hablando no es una novela de dinosaurios (en tanto no lo son los ictiosaurios y plesiosaurios que aparecen en la misma), Voyage au centre de la Terre de Julio Verne (1828-1905) puede considerarse la piedra fundacional de la ciencia ficción de ambientación mesozoica.
Se publicó el 24 de noviembre de 1864, aunque el 13 de mayo de 1867 Verne editó una nueva versión (algo insólito en su obra) a la que añadió dos nuevos capítulos e ilustraciones. La primera de la infinidad de traducciones [1] de esta obra vertidas al castellano es anterior a esta segunda versión [2], y tuvo lugar por entregas en enero de 1867 en La correspondencia de España (editada en Madrid por Hilarión de Zuloaga). Le sigue unos meses después una traducción idéntica –salvo por algunas variaciones en la trascripción del criptograma que descrifran los protagonistas [3]- editada por Alfonso Durán. El artífice de esta traducción fue Laureano Casado.
Traduciendo sin piedad (II): El saurio marsuinoIlustración de Edouard Riou para la edición original de la novela de Verne
Vamos a centrar nuestro comentario en el capítulo 33, donde aparecen el ictiosaurio y el plesiosaurio. Éste es el momento en que irrumpen en la escena, en la versión original de 1864 (la de 1867 es idéntica, con la única salvedad de que se sustituye los ampersands por la preposicion “et”) y, acto seguido, en esa primera traducción al castellano:
« Qu'y a-t-il? s'écrie mon oncle. Avons-nous touché? »Hans montre du doigt, à une distance de deux cents toises, une masse noirâtre qui s'élève & s'abaisse tour à tour. Je regarde & je m'écrie :« C'est un marsouin colossal ! —Oui, réplique mon oncle, & voilà maintenant un lézard de mer d'une grosseur peu commune.—Et plus loin un crocodile monstrueux! Voyez sa large mâchoire & les rangées de dents dont elle est armée. Ah! il disparaît!—Une baleine! une baleine! s'écrie alors le professeur. J'aperçois ses nageoires énormes! Vois l'air et l'eau qu'elle chasse par ses évents!
- ¿Qué sucede, -escláma mi tio; -hemos tocado tierra?Hans señala con el dedo, à una distancia de doscientas toesas, una masa negruzca que alternativamente se levanta ò se baja. Yo miro y esclamo:- ¡Es un marsuino colosal!- Sí, –contesta mi tio; -y mira más allá un lagarto de mar de un tamaño poco comun.- ¡Y más allá un cocodrilo monstruoso! Veo su inmensa mandíbula y las hileras de dientes que la ocupan. ¡Ah! ahora desaparece!- ¡Una ballena! una ballena! -esclama entonces el profesor. -Distingo perfectamente sus enormes mandíbulas! Ves en el aire el agua que arroja por sus surtidores?”
En general y pese a lo que pueda parecer de un primer vistazo, creemos que se trata de una buena traducción, aunque es necesario contextualizar un poco para entenderlo.
Traduciendo sin piedad (II): El saurio marsuinoMarsopa. Grabado de 1835.
Para empezar, entendemos que “marsouin” debe traducirse como “marsopa”. Pero, en descargo del traductor, el Diccionario universal francés-español de Ramón Joaquín Rodríguez (Madrid, 1846) avala el empleo del término “marsuino”.
La toesa francesa equivalía a 1,949 metros o, como indica el recién citado diccionario, “seis pies y siete castellanos”, por lo que estaríamos hablando de unos 390 metros (400 si se quiere redondear). No hay error tampoco en la traducción, pero presupone el conocimiento del lector de las unidades de medida francesas, lo que tal vez sea mucho suponer.
En cuanto a la ortografía, debe entenderse como correcta en el momento en que se realiza la publicación (“esclamar” era aceptado en la Gramática de 1837 de Vicente Salvá o el Diccionario de José Caballero de 1860).
A diferencia del trabajo de Laureano Casado, la del primer traductor –desconocido- de la obra al inglés (que editó Griffith & Farran en 1871), dejaba mucho que desear: se cambió los nombres de los protagonistas, se omitió capítulos enteros y se reescribió o introdujo interpolaciones en otros.El fragmento que estamos estudiando se tradujo así:
"Eh, what is it?" cried my uncle starting up. "Are we shipwrecked, or what?"Hans raised his hand and pointed to where, about two hundred yards off, a large black mass was moving up and down. I looked with awe. My worst fears were realized."It is a colossal monster!" I cried, clasping my hands."Yes," cried the agitated Professor, "and there yonder is a huge sea lizard of terrible size and shape." "And farther on behold a prodigious crocodile. Look at his hideous jaws, and that row of monstrous teeth. Ha! he has gone.""A whale! a whale!" shouted the Professor, "I can see her enormous fins. See, see, how she blows air and water!"
Aunque las toesas se traducen como yardas, no se han convertido, de modo que la distancia es la mitad [4]. Se ha optado por eliminar todo rastro de marsopas (tal vez el traductor no sabía ni lo que eran, y menos en francés) y designar al recién aparecido simplemente como un monstruo colosal. Pero, como puede comprobarse, no es la única recreación libre que se hace del texto galo: “Miré con pavor. Mis peores temores se habían convertido en realidad” es un añadido sin correspondencia con el original; ya no es sólo el tamaño del lagarto poco común –aunque aquí se prefiere “terrible”- sino también la forma; cuando el protagonista exclama, subraya su pavor uniendo las manos...
Afortunadamente para los angloparlantes, Frederick Amadeus Malleson (1819-97) realizó una traducción que editó Ward, Lock & Co., Ltd en 1877, gracias a la que podrán imaginar con mayor fidelidad la distancia a los monstruos y sabrán que uno parecía una marsopa. Según los responsables del proyecto Gutemberg (gracias a los que puedes leerla aquí) se trata de la más fiel al original disponible en inglés (“This version is believed to be the most faithful rendition into English of this classic currently in the public domain”).
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[1] Javier Román Huerta ha realizado un interesante estudio de las primeras ediciones en castellano de la obra de Verne, y aquí se relacionan hasta 160 ediciones, la mayoría españolas, pero también hay más de dos decenas publicadas en Argentina y otras de México, Colombia, Chile o Perú.[2] La versión ampliada y con ilustraciones fue traducida por primera vez el siguiente año en Madrid por Francisco Nacente para la Biblioteca Económica de Instrucción y Recreo o A. Ribot y Fontseré para la Biblioteca ilustrada, editadas por Gaspar y Roig, cuyo fondo pasará luego a Agustín de Jubera. Y en 1875 la barcelonesa Trilla y Serra publica una nueva traducción, obra de Manuel Aranda y Sanjuán. Esta editora tenía una sucursal en México, de modo que está versión será fundamental para la difusión de la obra de Verne en Latinoamérica. Después llegarán la multitud de ediciones de Ramón Sopena, Molino o Bruguera…[3] Tresaco Belío, M.P.: Voyage au centre de la Terre: el criptograma y las traducciones españolas del siglo XIX, en Comunicación y escrituras: en torno a la lingüística y la literatura francesas, Esperanza Bermejo Larrea, Juan Fidel Corcuera Manso y Julián Muela Ezquerra (coord.), Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012, pp. 179-192. [4] Dado que una yarda equivale a 0,9144 metros frente a los 1,949 m. de la toesa, por lo que 200 yardas son 183 m. en lugar de 390.

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