Los comienzos del siglo XX se han marcado en Rusia por la aparición de la vanguardia rusa y sus diversas corrientes y manifestaciones poéticas. «Egofuturismo» fue una de las ramas que se desprendió del futurismo ruso y que no tenía mucho que ver con el futurismo, salvo la sonoridad semejante de su nombre y unos cuantos rasgos más en común (por ejemplo: dinamicidad, renovación del lenguaje, devoción por avances tecnológicos). La historia de egofuturismo como una corriente se resume en un par de años, desde el año de su aparición, 1911, hasta comienzos de 1914. A diferencia del cubofuturismo, que surgió por iniciativa de un grupo creativo de tertulianos, egofuturismo viene a ser la creación de una única persona: el poeta Ígor Severiánin (1887-1941).
Los primeros andamios de egofuturismo y su introducción en la literatura fueron muy duros. Todo empezó por una serie de poemas patrióticos, después vinieron poemas humorísticos y, finalmente, se llegó a la composición de la poesía lírica. Sin embargo, la lírica del joven poeta no se publicaba ni en los periódicos, ni en las revistas. Tras haber publicado entre 1904 y 1912, por su propia cuenta y medios, 35 panfletos poéticos, Severiánin no obtuvo la fama deseada. El éxito lo alcanzó inesperadamente, cuando en 1910 León Tolstoi indignado se manifestó a través de los primeros versos del libro de Severiánin Интуитивные краски (La pintura intuitiva o de intuición), diciendo que la poesía de la época era un cero a la izquierda. Severiánin le explicó, satisfecho por ser notado, que su poema simplemente era un poema satírico e irónico, pero Tolstoi lo tomó muy en serio y lo interpretó con la misma severidad. Asimismo, la prensa moscovita empezó a prestar atención a la poesía de Severiánin y su egofuturismo.
Con el fin de fortalecer y asegurar la difusión y el éxito de su corriente ideológica, cuya idea clave fue la contraposición del poeta a las masas, en octubre de 1911 en San Petersburgo se crea el grupo «Ego» encabezado por el propio Ígor Severiánin. Severiánin fue el primero en llamarse «egofuturista», lo que vino a significar «yo soy el futuro» o «yo en el futuro». Además de Severiánin formaron parte del grupo G. Ivanóv, K. Olímpov (Fófanov) y Graál-Arelskiy, entre otros. En enero de 1912 el grupo se convirtió en la «Academia de la ego poesía». A causa de los malentendidos y discordancias entre Severiánin y Olímpov, la «Academia» se desintegró a finales de 1912.
A decir la verdad, al parecer, Severiánin no tenía un programa creativo concreto elaborado para su ideología o simplemente no quería hacerlo público. El propio poeta se expresó así sobre su propia creación: «A diferencia de Marinetti, he añadido a la palabra futurismo el prefijo ego y entre paréntesis puse universal… entre los lemas de mi egofuturismo tenía: 1) El alma como la única verdad absoluta; 2) Autorrealización y afirmación de la personalidad; 3) La búsqueda de lo nuevo sin rechazar lo clásico y lo tradicional; 4) Los neologismos bien pensados, es decir, conscientes; 5) Las representaciones atrevidas, epítetos, asonancia y disonancia; 6) La lucha contra los «estereotipos» y «clichés»; y, por último, 7) La diversidad en el uso de la métrica».
Poetas egofuturistas: Ígor Severiánin, Vasilísk Gnédov, Graál-Arelskiy, Dmítriy Kriuchkóv, Iván Ignátiyev, Georguí Ivanóv, Konstantín Olímpov, Riúrik Ívnev (Mijaíl Kovalióv), Iván Oredezh (Lukash), Pável Shirókov, Vadím Shershenévich.
Poema del mes
Vadím Shershenévich (1893-1942): empieza a escribir poesía en el liceo, y a los 18 años, siendo aún estudiante, publica su primer libro «Весенние проталинки» (Deshelada primaveral) inspirado e influido en gran parte por la poesía de Konstantín Balmónt. En 1913, pasados dos años, se edita su segundo libro «Carmina» que refleja la afición de Shershenévich por el trabajo creador de Aleksándr Blok. El mismo año el poeta cambia de la corriente literaria, dejando el simbolismo y pasando al futurismo. Junto con Graál-Arelskiy, Ívnev y otros egofuturistas constituye el grupo «Мезонин поэзии» (El desván de la poesía) y participa activamente en todos los almanaques que se publican por la editorial «Петербургский глашатай» (El pregonero de San Petersburgo) y prepara la edición de almanaques en Moscú. Para el final del año salen a la luz dos poemarios más: «Экстравагантные флаконы» (Los frascos extravagantes) и «Романтическая пудра» (El colorete romántico). Shershenévich se convierte en el propulsor del futurismo, traduce los libros de Filippo Marinetti y se ocupa de publicar las compilaciones de sus propios artículos. Con los 21 años empieza a trabajar y trazar los primeros esbozos de la teoría y los principios artísticos del imaginismo.
Нет слов короче, чем в стихах…
Нет слов короче, чем в стихах,
Вот почему стихи и вечны!
И нет священнее греха,
Чем право полюбить беспечно.
Ах, мимолетно все в веках:
И шаг чугунный полководца,
И стыд побед, и мощный страх,-
Лишь бред сердец веками льется!
Вот оттого, сквозь трудный бой,
Я помню, тленом окруженный:
— Пусть небо раем голубо,
Но голубей глаза влюбленной!
Пусть кровь красна — любовь красней,
Линяло-бледны рядом с ней
Знаменный пурпур, нож убийцы,
И даже ночь, что годы длится!
Как ни грохочет динамит
И как ни полыхнет восстанье, –
Все шумы мира заглушит
Вздох робкий первого признанья.
Вот потому и длится век
Любовь, чья жизнь — лишь пепел ночи,
И повторяет человек
Слова любви стихов короче!
No hay palabras más cortas que en los versos…
No hay palabras más cortas que en los versos,
¡Es por eso que son eternos!
No hay pecado más sagrado
Que el derecho de amar con descuidado.
Que pasajero lo es todo en los siglos:
El paso colado del capitán,
¡La vergüenza por victorias y el todopoderoso miedo:
Tan solo el delirio de corazones mana sin parar!
Es por eso que entre la batalla dura
Me acuerdo, rodeado de la podredumbre:
¡Puede que el cielo sea azul por paraíso,
Pero aún más de la enamorada son los ojos!
Puede que la sangre sea roja, el amor lo es más aún,
¡Desteñido y opaco al lado suya parece
Color purpúreo, la daga asesina, e,
Incluso, la noche que se prolonga muchos años!
No importa el trueno de la dinamita,
Ni el arder de la rebelión,
Todos los ruidos del mundo sofoca
El pávido respiro de la amorosa declaración.
Es por eso que dura un siglo
El amor cuya vida tan solo son cenizas de la noche,
¡Y sigue repitiendo ser humano
Las palabras de amor más cortas que los versos!
Por Ksenya Tokareva
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