Este relato inaugura la serie I de los Episodios Nacionales. Galdós lo firma en Madrid durante los meses de enero-febrero de 1873. Se trata de una novela histórica.
Es la historia de la del 21, que así llamaron los españoles al desastre de Trafalgar. La novela está contada en primera persona por un chico (heredero de los pícaros de nuestro siglo de Oro) de 14 años llamado Gabriel Araceli, que desde los 10 ha salido de la dictadura de un tío suyo para servir al capitán de navío retirado don Alonso Gutiérrez de Cisnierga. Este marino de 70 años vive en Vejer de la Frontera con su mujer Francisca y su hija de sólo ocho meses más que Gabriel, Paquita, de la que Gabrielillo está algo enamoriscado aunque de manera algo infantil, esto es, entre juegos y ternezas (¡Je, je..., se me pega el modo de hablar galdosiano!)
El caso es que don Alonso junto a su amigo, Marcial 'Medio-Hombre', al ver que la armada hispano francesa se dispone a salir a la mar para enfrentarse a la inglesa quiere asistir a este evento que va a reunir a marinos tan avezados como Gravina, Valdés, Alcalá Galiano, Churruca, Álava, Cisneros.., y otros más. Pese a la oposición de Dª Francisca, Alonso y Marcial cual si de la pareja de don Quijote y su Sancho se tratase, salen de madrugada a escondidas de su casa para, con el paje Gabrielillo, dirigirse a Cádiz y ver bien de cerca lo que pueda ocurrir. ¡Y tan de cerca! Van a embarcarse en el mayor de los buques españoles, el Santísima Trinidad, y desde tan privilegiada posición Araceli nos irá refiriendo la marcha de la escuadra en dirección sur hasta que avistan la escuadra inglesa y el comandante francés Villeneuve da la equivocada orden de virar completamente dejando la vanguardia y retaguardia de la flota de la coalición en posición inversa, maniobra que tan mal resultado propició a ésta que por ello fue destruída por Nelson y Collingwood que el 21 de octubre de 1805 envolvieron a los barcos coaligados en fuegos múltiples impidiendo que se auxiliasen unos a otros por la nefasta maniobra del francés.
Aparte del hecho histórico en sí, Pérez Galdós novela (magistralmente, en mi opinión) una acción paralela que sostiene el relato: Es la peripecia de la familia del señor al que sirve Gabriel Araceli. Así vemos cómo Paquita enamorada y prometida de don Rafael Malespina, enrolado en uno de los barcos, sufre con la muerte del mismo, al igual que con la de Marcial ‘Medio-Hombre’; pero como en una novela estamos luego veremos cómo... (para no incurrir en spoiler y porque pienso que la lectura del relato bien lo merece no diré nada más sobre el desarrollo de la historia ficticia que complementa el relato histórico)
Lo que Galdós quiere dejar claro al final del relato es el abandono sufrido por estos bravos marinos que por patriotismo y obediencia, aunque sabedores del error que el comandante francés cometía, olvidaron las pagas que les debían y combatieron hasta morir. Al incidir don Benito en los personajes que hacen la historia pero no pasan a la Historia sienta las bases de lo que durante la ya cercana Generación del 98 se llamará la Intrahistoria en la que un Miguel de Unamuno, por ejemplo, tanto insistirá.
Inaugura esta batalla una lista de derrotas sucesivas que ornará todo el siglo XIX. La Armada que ya venía muy castigada de acciones anteriores como la del cabo S. Vicente, la de Finisterre, y algún pequeño acierto como el asedio de Tolon, se desmorona y se pierde en gran parte con lo que será difícil, por no decir imposible, mantener las posesiones americanas que se irán perdiendo a lo largo del siglo.
Final.- Estoy leyendo la novela que Pérez Reverte escribió hace ahora casi 10 años para recordar esta importante batalla. Será la segunda obra que reseñaré dentro de este mes guerrero en el que me he embarcada siguiendo la convocatoria lanzada por Laky desde su blog "Libros que hay que leer". ¿Mejor Galdós que Reverte? ¿Mejor Reverte que Galdós? Ya lo veremos.