Nace en Vitoria el día 24 de octubre del año 1750. Fueron sus padres don Gaspar de Álava y Aranguren y de su esposa, doña Joaquina Sáenz de Navarrete. Cursando sus primeros estudios en el seminario de Nobles de Vergara. Con 16 años, el 23 de julio de 1766, sienta plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz.
Una vez aprobados los exámenes teóricos, embarcó el 5 de febrero de 1768 en el navío Terrible, pasando sucesivamente por el San Pedro Alcántara, Peruano, Astuto y la fragata Venus, con lo que adquirió sus conocimientos en la mejor escuela posible para un oficial de la Armada: en la mar y en la guerra. En la guerra por los numerosos combates contra buques berberiscos
El año 1778, es ascendido a teniente de navío, habían transcurrido diez años desde su primer embarque, confiándosele el mando del jabeque San Luis, destinado al corso contra moros y berberiscos permaneciendo hasta el día 8 de diciembre del año siguiente, después el navío Santísima Trinidad, luego el Santa Isabel y Rayo, pasando después a la fragata Gertrudis. El día 24 de enero de 1781 se le otorgó el mando de la fragata Rosa, durante el tiempo que estuvo al mando de esta fragata fue ascendido a capitán de fragata, pasando al poco tiempo a mandar la Santa Bárbara en el bloqueo y ataque de Gibraltar, el 13 de septiembre de 1782.
También participó en el combate contra la escuadra británica, mandada por el almirante Howe, mientras que la española estaba al mando de don Luis de Córdova, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1782, en el que fue herido, siendo ascendido a capitán de navío el día 21 de diciembre y se le entregó el mando de la fragata Sabina.
Quiso conocerle el rey, por lo que se dio pasaporte para llegar a la Corte, saliendo hacía ella el día 16 de agosto del año 1783, donde permaneció unos años. No se sabe de él hasta el verano del año 1787, cuando fue nombrado Mayor General de la escuadra de evoluciones, que estaba al mando de al mando de don Juan de Lángara, embarcando ambos en la fragata Rosa, en la que realizaron toda la campaña de ese año. Al terminar dicha campaña, pasó con el mismo cargo de Mayor General esta vez al Departamento de Cartagena, donde volvió a ascender, esta vez a brigadier, permaneciendo en este destino hasta el 1 de junio de 1790, cuando recibió la Real Orden de pasar a la escuadra del Marqués del Socorro, con la que realizó la campaña del cabo de Finisterre, al terminar regresaron a la bahía de Cádiz.
El 8 de febrero de 1791 se le otorgó el mando del navío San Francisco de Paula, con el que transportó pertrechos a Orán, que estaba siendo asediada por los moros. A mediados del año 1793, le encontramos en el navío Reina Luisa, la insignia de don Juan de Lángara, zarpando del Arsenal de Cartagena, rumbo a Tolón, donde se unirán a la escuadra británica del almirante lord Hood y a la española del mando del general don Francisco de Borja, que, por motivos de edad, fue relevado de Álava, quedando de Comandante en Jefe de la española. Arribaron a la base francesa y el día 27 de agosto tuvo lugar el desembarcó de la tropa, que tomó el puerto, arsenal, fortalezas y plaza. El almirante Hood dividió el mando de las fuerzas, dándole el mando de los españoles a don Federico Gravina y el resto al general O’Hara, británico.
La plaza fue contraatacada, el 17 de diciembre de 1793, por el ejército revolucionario francés, al mando del general Dugommier y entre sus jefes un joven comandante de Artillería llamado Napoleón Bonaparte. En el ataque tomaron los fuertes de Faraón, Malburque, Artiga y otros, lo que obligó al ejército aliado a reembarcar. Maniobra dirigida por don Ignacio María de Álava, siendo el último en embarcar el día 19, en la fragata Florentina. El almirante lord Hood, dio la orden de quemar los buques franceses allí surtos o en construcción.
El Rey decidió ascender a Álava al grado de jefe de escuadra, por Real Orden de 25 de enero de 1794, desde allí, regresó a la campaña que proseguía en la islas Hieres, regresando con la escuadra a Cartagena, desde donde continuó realizando salidas a las costas francesas del Mediterráneo. Por orden de S. M. la escuadra mandada por el general don Juan de Lángara, y como segundo Álava, pasó a Liorna a embarcar al Príncipe heredero, para casarse con la Infanta María Luisa
Son años en los que Álava desarrolla una importante labor, no con hechos de armas, así el 7 de septiembre de 1795 se le entregó el mando de una escuadra destinada a dar la vuelta al mundo. Estaba compuesta por los navíos Europa, San Pedro Apóstol y Montañés, más las fragatas Nuestra Señora del Pilar y Fama, por lo que pasó a Cádiz a tomar el mando, enarbolando su insignia en el navío Europa.
Dos años después, participó en la campaña del Canal de la Mancha, a las órdenes de los generales don Luis de Córdova y el conde de D’Orvilliers, en la que se obligó a las fuerzas navales británicas, a buscar refugio en sus puertos y apresando el navío Ardent. Al año siguiente, esta misma escuadra, ahora al mando de don Juan de Lángara, participó en el combate del 16 de enero contra la británica al mando del almirante Rodney, con una participación muy activa en el combate del cabo de Santa María, donde el 9 de agosto, capturó un gran convoy de cincuenta y cinco velas. Es esta, sin duda, la mayor victoria española sobre la británica y la mayor derrota sufrida nunca por ellos. Iba escoltado por tres fragatas que pasaron a la Real Armada Española con los nombres de Colón, Santa Balbina y Santa Paula.
El año 1799, se hizo a la mar desde Manila con toda la escuadra, junto a dos fragatas francesas, para atacar a un convoy británico de diez buques, procedente de la India, a quienes acompañaban dos navíos y dos fragatas, pero no los pudo encontrar. Tres años, más tarde, el 15 de noviembre de 1802, en Arroceros (Manila), publicó el Reglamento adicional a la Ordenanza de Marina, para los navíos de las islas de Filipinas que con efectos de su comercio viajan a Nueva España, regulando con él la salida del llamado Galeón de Acapulco, sus carenas y recorridas, nombramiento de comandante, oficiales, dotación de marinería y tropa, arqueo, locales para el cargamento, víveres y aguada. El 7 de enero de 1803 salió de Manila, teniendo que cambiar su insignia al navío Montañés pues el navío Europa, debido a su mal estado tuvo que quedar allí.
Recibida la noticia de la firma de la Paz con el Reino Unido, le decidió a hacerse a la mar con rumbo a la Península. El viaje de regreso, lo realizó, doblando el cabo de Buena Esperanza, o ruta portuguesa, arribando a la bahía de Cádiz el 15 de mayo de 1803. Había dado la vuelta al mundo. Al arribar se le notificó, que por Real Orden del 5 de octubre de 1802, debía llevar los galones y entorchados de su nuevo grado de teniente general.
El 9 de agosto, los británicos, sin previa declaración de guerra, atacaron a la división de fragatas al mando de don José de Bustamante y Guerra, que cargadas con particulares y caudales, sin llevar todo su armamento fueron capturadas tres de las cuatro fragatas. España, herida en su honor, declaró la guerra a los británicos, al enterarse Álava demandó un puesto en las unidades que iban a combatir, por lo que se dio el mando de la escuadra del Departamento de Cádiz adonde llegó el 15 de febrero de 1805, enarbolando su insignia en el navío Santa Ana. Al fondear la combinada franco-española quedó como segundo jefe de la escuadra española, como general subordinado a don Federico Gravina. Al hacerse éste a la mar el día 10 de abril, tomó el mando de las unidades que permanecieron en la bahía, hasta el regreso de Gravina el 20 de agosto.
La escuadra combinada por orden de su jefe el almirante Villeneuve comenzó a salir de la bahía el día 20 de octubre. Aquí podemos leer todo el desarrollo de la batalla de Trafalgar, pinchando en el siguiente enlace: batalla de Trafalgar, donde Álava estaba al mando de la vanguardia pero al trocarse la línea, por la famosa orden de Villeneuve, de virar en redondo a un tiempo se convirtió en retaguardia, quedando por su popa la escuadra de Observación, al mando del general don Federico Gravina. Allí Álava fue herido, de gravedad, tres veces, al igual que su comandante Gardoqui. El mando recayó en don Francisco Riquelme, quien tras cinco largas horas de fuego contra dos y tres navíos se tuvo que rendir El navío fue abordado por una dotación de presa, dándole remolque un navío británico, pero la desatarse un temporal, los británicos abandonaron el buque, el cual fue remolcado por la fragata francesa Themis, hasta la bahía de Cádiz, donde entró en lamentable estado. Como recompensa a su valor, S. M., por Real Orden de 9 de noviembre le concedió la Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III.
No repuesto aún de sus heridas se le confió el mando de lo que quedaba de la escuadra española, como sucesor de don Federico Gravina, el 9 de abril de 1806. Enarboló su insignia en el navío Príncipe de Asturias, logró alistar, venciendo todo tipo de contrariedades; ocho navíos, varias fragatas y buques menores, que pudieran hacer frente a los británicos, que se habían situado frente a nuestras costas en misión de bloqueo. El 20 de enero de 1807, se le nombra Ministro del Consejo del Almirantazgo, pasando a entregar la escuadra el día 27 de febrero al general Apodaca, iniciando viaje camino de Madrid.
Al producirse los acontecimientos del 2 de mayo de 1808 se unió al levantamiento, a pesar de recibir del nuevo Rey todo tipo de prebendas para que se quedara a su lado, a lo que se negó, pudiendo salir de la capital y llegar a Sevilla, para continuar hasta la bahía gaditana. Una vez en Cádiz, ordenó la defensa de la isla de León, pero la Junta decidió que era más necesario en un lugar donde mantener el orden, por ello le nombró el 26 de febrero de 1810, Capitán General del Departamento y comandante General del apostadero de la Habana, a cuyo lugar viajó a bordo del navío San Lorenzo, tomando posesión del cargo el día 7 de julio. Nada más tomar el mando, se puso en contacto con el virrey de Nueva España. Ambos, trabajando conjuntamente, consiguieron poner en servicio varios buques, con los que pudo guardar las aguas de las Antillas, Seno Mejicano y Costa Firme, contribuyendo a soportar la sublevación en todos aquellos territorios.
Por Real Orden de 5 de febrero de 1812 se le nombra capitán general del departamento de Cádiz, razón por la que embarca en el navío Miño, que lo transporta a la bahía de Cádiz, permaneciendo en el cargo hasta recibir la Real Orden del 11 de agosto de 1814, por la que se le nombra de nuevo miembro del Consejo Supremo del Almirantazgo bajo la presidencia del infante don Antonio.
El 24 de febrero de 1817, se le elevó a la máxima dignidad de la Real Armada como Capitán General, a tiempo que se nombró Decano de aquel Consejo, cargo que desempeño breve tiempo, ya que, quebrantada su salud, pidió licencia para trasladarse a Andalucía, cosa que no bastó para curarle, falleciendo en la población de Chiclana sobre las dos de la tarde del día 26 de mayo de 1817, siendo allí sepultado.
Fue uno de los primeros generales que el día 2 de mayo de 1851, se dio orden al Departamento de Cádiz, para que fueran trasladados sus restos al Panteón de Marinos Ilustres. Los restos se inhumaron el 28 de abril de 1870, por una comisión de Marina, desplazada a Chiclana al efecto, que desde el puente de Zuazo, se hicieron cargo de los venerables restos, que recibiendo sepultura definitiva el día 2 de mayo de 1870. El mausoleo donde reposan los restos, es el mismo que tenía en el cementerio de Chiclana: una columna cilíndrica, sobre la que descansa una lacrimatoria con diversos adornos al pie.
La inscripción de la lápida dice:
“Aquí yace el Capitán general don Ignacio María de Álava Gran Cruz de las Órdenes
de Carlos III San Fernando y San Hermenegildo, Decano del Almirantazgo marino
insigne, completo español para su Patria y su Rey; esposo, padre, amigo merecedor de
servir de modelo. Murió el 26 de mayo de 1817 a los 67 años de edad”
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Por Ramón Martín