Según una investigación desarrollada en la Facultad de Ciencias Veterinarias, las tortugas, iguanas, boas chicas y pumas, son algunas de las especies traficadas.
Este proyecto de investigación (Proyecto SyT, UNR 1VET80), financiado por EcoDreams, Consultora Ecobiológica y Académica Internacional, estudia el uso y aprovechamiento de la fauna silvestre en comunidades rurales y su implicancia en el tráfico ilegal de fauna a nivel nacional.
Tráfico de fauna es toda actividad ilícita vinculada al comercio de especies silvestre y/o sus partes. Es decir, que incluye tanto a las especies vivas como muertas, y sus partes por ejemplo, pieles, plumas, entre otras.
Las boas son una especie demandada para el tráfico
Enrique Richard, director del proyecto cuenta que este "es un mercado que se posiciona tercero a nivel mundial después del mercado de las armas y las drogas", y asegura que "Argentina es un país tanto de tránsito del tráfico de especies como generador de mercados internos y externos para especies silvestres a servir de "mascotas".
El estudio tiene como objetivo aportar información primaria sobre las economías en el entorno ecológico, las diferentes modalidades de uso y utilización de los recursos, los contextos históricos socioculturales y económicos y finalmente las motivaciones para la colecta de las especies con destino al tráfico ilegal de especies silvestres.
"Se espera dilucidar el circuito completo de tráfico de especies desde el colector primario al consumidor final y que esta información sustentada en la investigación precedente permita consecuentemente diseñar políticas de manejo del medio y de educación ambiental adaptadas a la problemática social - económica y ecológica regional y por tanto más adaptadas a la realidad y no tanto a los objetivos idealistas que usualmente mueven estas políticas", explica Richard.
Para tal estudio se analizaron comunidades rurales secundarias de la ecoregión del Chaco occidental de la provincia de Santiago del Estero, tomando como ejemplo el área correspondiente a la localidad de Loreto, lugar indicado por los propios traficantes como fuente de la mercadería que comercian.
La investigación es llevada a cabo mediante visitas a los colectores primarios y a través de la convivencia con ellos. Luego, acercándose a los colectores secundarios, como "curiosos" en sus actividades comerciales para obtener de allí la información de lo que hacen y de qué manera lo realizan. "Es un trabajo de ingeniería social muy complejo porque implica ganarse la confianza primero y esto tratándose de actividades ilícitas es difícil. Las conversaciones, una vez lograda la confianza, son dirigidas en forma críptica a la información que se desea obtener", agrega el director.
Según esta investigación, algunas de las especies traficadas son las tortugas, iguanas, boas chicas, cardenales, jilgueros dorados, zorrinos, zorro gris, pumas, liebres criollas, y vizcachas. Éstas se venden como mascotas, para danzas exóticas (Boas), o sus pieles en talabarterías o casas de artesanías.
El manejo del tráfico es en base a una estructura organizada, a nivel mundial, que se compone de un centro de acopio de las especies demandadas en el norte del país. "Se utiliza el sistema de rutas nacionales para canalizar la "mercadería" a los principales centros de consumo o reventa como Buenos Aires y Córdoba. Esto se realiza con camiones que normalmente portan otro tipo de mercadería y obtienen ingresos extras transportando especies silvestres", explica el investigador.
Otro dato interesante que aporta el estudio es la ganancia de los distintos intervinientes en el tráfico y el precio final que adquieren las especies comercializadas. En palabras de Richard: "Los márgenes de ganancia para el colector primario, es decir el primer eslabón en la cadena, son absurdos e insignificantes. Los colectores secundarios, los que compran la mercadería y la acopian, tienen márgenes más significativos de ganancias. A modo de ejemplo, una tortuga de tierra pequeña (las de mayor precio de venta) es comprada al colector primario a un precio que oscila entre 3 y 5 pesos, el colector secundario la vende luego a un precio entre 15 y 20 pesos y termina en un Pet Shop de algunas de las localidades de destino a un precio final de 35 a 50 pesos.
Si bien la investigación revela cómo opera la red nacional y el esquema de dicha red, lo principal de esta investigación es que " dará los insumos necesarios para delinear las políticas educativas necesarias para revertir esta situación educando al consumidor, ya que sin consumidor no hay demanda y por tanto no hay tráfico". Además, reflexiona el director, "en este proyecto se resalta la idea que esta actividad no mejora la calidad de vida de los habitantes rurales y por el contrario los empobrece más, al canalizar, en el circuito del tráfico, especies y volúmenes que cumplen una importante función en el ecosistema y en el sostén de su propia economía".
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