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Tragar mercurio - Wioletta Greg

Publicado el 14 septiembre 2017 por Rusta @RustaDevoradora

Tragar mercurio - Wioletta GregEdición::Rata_, 2017 (trad. Karolina Todorowa; post. Milo J. Krmpotic)Páginas:216ISBN: 9788416738229Precio:19,50 €
Decía Rosa Chacel que «La infancia no es triste, es agónica». Ella se recordaba a sí misma como una muchacha atrapada en el deseo vehemente de crecer rápido, de dejar de ser niña. También consideraba que en la infancia está todo, todo lo que define a los adultos en los que nos convertimos, y la atención que dedicó al tema en sus novelas da prueba de ello. No sé si la escritora polaca Wioletta Greg (Kozieglowy, 1974) compartiría esta sentencia, pero su niñez le ha interesado lo suficiente como para explorarla en Tragar mercurio (2014), su primer libro de narrativa después de quince años dedicada a la poesía, que con su traducción al inglés fue seleccionado para la longlist del prestigioso Man Booker Prize International 2017 (que al final se llevó David Grossman con Gran Cabaret). La infancia de Wioletta Greg, tal como la cuenta, tiene ese matiz de agonía, de inquietud, y por eso resulta tan reveladora, tan de verdad.Es habitual que las primeras novelas estén escritas en primera persona; también es habitual que sean, en mayor o menor medida, de forma evidente o encubierta, autobiográficas. En este sentido, la autora no está haciendo nada nuevo, ni tampoco lo hace de un modo innovador: una compilación de episodios, ni relatos al uso ni una novela aunque las piezas estén vertebradas en torno al mismo personaje; Tragar mercurioes una especie de álbum de fotografías narrado. Porque eso parecen los textos: instantáneas de momentos precisos que, por una razón u otra, suponen un hallazgo para la protagonista; los momentos en los que se produce una grieta, una revelación minúscula pero cargada de significado, una pista, una insinuación que la acerca al todavía extraño y desconocido mundo de los adultos. Pequeñas rupturas y grandes perversiones que marcan su coming-of-age, su descubrimiento del sexo, la muerte, el duelo, como en el capítulo «El secreto de la modista».Wioletta Greg creció en una localidad rural de Polonia, en el seno de una familia modesta, entre los años setenta y ochenta y, por lo tanto, antes de la caída del comunismo en los países del Este. Este detalle no es baladí: Tragar mercurio, además de una pulcra exploración de la infancia, constituye un testimonio de un contexto sociopolítico ya superado, unas circunstancias que se dejan entrever con sutileza en estas estampas costumbristas. Los niños no siguen la actualidad política, desconocen las órdenes que llegan desde Moscú, pero viven sus consecuencias sin ser conscientes de ello, como en el brillante episodio del concurso de pintura. Esta es, además, la época de Juan Pablo II, el papa polaco: la autora retrata el catolicismoarraigado en la región, con la gente enfebrecida por el pontífice que espera con ansias su visita y los niños que se santiguan después de cometer una travesura.

Tragar mercurio - Wioletta Greg

Wioletta Greg

De su experiencia como poeta, mantiene la economía expresiva, la precisión y, en suma, el gusto por las palabras justas; su narración contenida recrea las escenas con elegancia y frescura, sin caer jamás en ese lirismo descontrolado y excesivo que aqueja a no pocos escritores principiantes. No hace nada nuevo, decía antes, pero lo que hace, lo hace bien; y esto, en una materia tan inagotable como la propia infancia, ya es mucho. Wioletta Greg demuestra una capacidad de observación extraordinaria para detectar la subversión en lo cotidiano, en una existencia por lo demás tranquila. Es una escritora inteligente, que en pocas páginas ha sabido concentrar el territorio de lo íntimo y el ámbito sociopolítico; habla de sí misma, pero a la vez habla de toda una generación, pues se erige en memoria colectiva de los que fueron niños y adolescentes antes de la caída del comunismo. Que nadie espere estridencias: Tragar mercurio es un libro meritorio en su sencillez, un libro delicado, un libro a ratos hermoso y a ratos agónico. Como la infancia. Como la vida.

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