Revista Opinión

Tragedia griega

Publicado el 10 febrero 2010 por Edu_rob
Resulta difícil hacer una reflexión que no caiga en lo excesivo cuando la primera palabra que se escribe es la de tragedia, aunque ya se sabe que estos artículos que intentan incluirse dentro del género de la opinión precisan de un buen titular para hacerle al lector un imaginario gancho con el dedo índice en señal de reclamo.
Para que exista tragedia es necesaria la caída de un mito. Si es en el teatro es más digestiva. En la vida real hay pocos mitos, pero muchas tragedias donde el protagonista suele salir mal parado. No voy a decir que Grecia sea un mito financiero, al menos desde este lado del mediterráneo, aunque si a causa de la enfermedad griega se alzan voces intentando tambalear nuestra moneda única, el euro, la cosa toma tintes trágicos.
A más, a más. Si desde puestos de responsabilidad europea, el Comisario Almunia, costilla de nuestras costillas, compara campantemente la situación económico financiera de nuestra España con la que atraviesa actualmente Grecia, se empiezan a evidenciar todos los ingredientes de la tragedia cañí. También la prensa anglosajona nos crucifica cada lunes y cada martes, aunque es verdad que se trata de su juego preferido.
Desconozco en profundidad las tripas del problema heleno, pero no es demasiado complicado analizar los principales datos de ambos países y llegar a determinadas conclusiones.
Estamos peor que Grecia en desempleo. El doble peor, y la orina de nuestro enfermo tiene muy mala pinta. También estamos peor en el grado de apalancamiento (endeudamiento) del sector privado. El español medio ha querido vivir por encima de sus posibilidades aún más que el griego medio. Y nos lo han permitido fingiendo que éramos adultos.
Estamos algo mejor que Grecia medidos en relación al déficit público, pero parece que ambos gobiernos han perdido la capacidad de generar ingresos impositivos. Nos queda el cinturón del gasto para compensarlo, pero visto está que no queremos tomar decisiones en contra de los instalados cómodamente en el confort del sistema. Se trata de molestar lo menos posible.
Y estamos mucho mejor que Grecia en deuda pública sobre PIB, en ratings externos y en el diferencial del bono nacional respecto al alemán. Es aquí donde radica el problema griego y la quiebra de sus cuentas, porque existe la probabilidad innegable de impago de sus compromisos, y aunque no queramos, los países de la eurozona vamos a tener que acudir en su rescate, con el consiguiente efecto contagio a otros países euro. El plan lo van a liderar los líderes. Alemania y Francia. Nosotros creemos más en la alianza de civilizaciones y en los pajaritos preñados.
Lo malo es que cunda el ejemplo, el mal ejemplo, de acudir siempre en rescate del mal gestor, del irresponsable, y en eso el periodo de aprendizaje de los rinconetes y cortadillos es veloz, y mucho me temo que podamos caer en la picaresca de pensar que ya nos sacarán las castañas del fuego cuando demos definitivamente el paso de la comedia a la farsa, y desde allí directos al estreno de nuestra particular tragedia.

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