Traidores: Papá estuvo en ETA

Por Jose Antonio López

Jon Viar, director de Traidores, es hijo de Iñaki Viar, antiguo miembro de ETA encarcelado durante el franquismo tras el famoso Proceso de Burgos, amnistiado posteriormente y desvinculado de la organización terrorista. Este documental cuenta su historia tanto antes como después de su salida de la banda, junto con la de otros antiguos miembros arrepentidos. A través de ellos se muestra la evolución de este conflicto armado y de su influencia en la sociedad vasca desde los años 60 hasta 2011, cuando la organización anunció la finalización permanente de su actividad.Tras 10 años sin ETA, parece haber pasado un tiempo prudencial para reflexionar sobre el conflicto vasco, y de hecho se podría decir que se está viviendo un pequeño boom de obras de ficción sobre el tema tras el éxito el pasado año de dos series: Patria y La línea invisible. La última de ellas dramatizaba la formación de la banda y los primeros asesinatos atribuidos a la misma, hechos que Iñaki Viar comenta, por haber conocido de primera mano a sus protagonistas reales, al comienzo de Traidores.
La película ofrece un cruce entre el documental al que podríamos llamar tradicional, basado en entrevistas y testimonios, y la auto ficción, al ser la fuente principal de información el padre del propio director. Este último tiene, de hecho, también su papel en la narración, no solo como testigo de lo que le cuentan su progenitor y varios conocidos de este, sino porque estas vivencias se entremezclan con fragmentos de los vídeos de aficionado fruto de su temprana pasión por el cine que grababa durante su infancia y adolescencia, en los que se nota una cierta obsesión por las escenas violentas asociadas con la actividad terrorista desgraciadamente habitual en aquellos años.

Probablemente Traidores habría ganado con un enfoque que hiciera más hincapié en estos elementos de auto ficción, ya que, considerada como un documento periodístico tiene limitaciones importantes. Los hechos que cuenta los podemos calificar de sobradamente conocidos, tanto para quienes los vivieron como para las nuevas generaciones a causa de las recientes ficciones mencionadas. Y también la mirada que adopta, muy crítica hacia el silencio de la mayoría de la sociedad vasca y la presunta complicidad del mundo nacionalista con la opresión ejercida por ETA, aparte de ser necesariamente una visión muy sesgada, al limitarse a las opiniones del padre de Viar y de sus conocidos, prácticamente se mimetiza con el relato oficial y hegemónico que nos han presentado durante décadas en los medios de comunicación de ámbito nacional y por lo tanto suena mucho a déjà vu.
Los diálogos entre el propio director y uno de sus amigos, que se quedan en una especie de anécdota no demasiado bien integrada en el resto, podían haber llevado a la película a un terreno más íntimo, menos político y sobre todo más heterodoxo: las vivencias de un chico cinéfilo que ha crecido bajo la alargada sombra del conflicto vasco y también del psicoanálisis, debido a la profesión de su padre. Habría sido una obra  diferente a lo visto hasta ahora sobre este tema, híbrida entre documental y ficción, y a la que ya no se podría acusar de sesgada porque quedaría claro que se trata de un relato personal y subjetivo sin vocación periodística. No obstante, por seguir la jerga psicoanalítica que emplea por momentos la película, Jon Viar no la ha utilizado para matar simbólicamente a su padre sino que ha construido el documental como un homenaje a este, haciendo que la voz de su progenitor tape en buena medida la suya propia.
Podemos concluir que Traidores es un documental con puntos de interés por ofrecer testimonios de primera persona de algunos de los más antiguos miembros de ETA y que ofrece pinceladas de auto ficción, puesto que el director no se esconde detrás de la figura de un narrador ajeno a la historia sino que se introduce como personaje de la misma. No obstante, no desarrolla esta faceta más personal o más creativa, predominando un relato periodístico no del todo logrado a causa de su sesgo y de resultar prácticamente idéntico al que ya nos han contado muchas veces desde la prensa.  Todo ello la convierte en una de estas películas que deja una sensación de lo que podría haber sido y no fue.

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• ##check## Lo bueno
• Basarse en las vivencias de un personaje tan interesante como Iñaki Viar, mostrándolo además en una faceta más humana al ser entrevistado por su propio hijo.
• ##times## Lo malo
• La historia de ETA se nos cuenta desde el punto de vista que la prensa ha convertido en hegemónico, por lo que su aportación es limitada a lo que ya se ha dicho y narrado sobre el tema.
  No se atreve a desarrollar el componente de autoficción que aportan las apariciones del director delante de la cámara y que podría haberla transformado en una obra más personal.
  

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Fuente Imágenes: Filmin España