Revista Cine

Trance, Reino Unido 2013

Publicado el 03 junio 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Con el mismo placer que encontrar a un viejo amigo en una esquina, se ve la última película de Danny Boyle. Tener la sensación de que no ha pasado el tiempo y que sigues compartiendo gustos, manías y risas. Trance1Y eso que ya son casi veinte años y 10 películas desde aquella muy prometedora Tumba abierta (1994) y, sin lugar a dudas, dos años después la sublime, Trainspotting, que empujó a cientos de nuevos aficionados hacia una nueva forma de filmar más rock and roll, con más nervio y garra que las narraciones habituales. Luego, a mi gusto, un querer entrar en el molde que le hace muy bien pero me interesa mucho menos, hasta de nuevo, 28 días después (2002), un peliculón.Trance2Trance es, más inicio siglo XXI, años 90 y Trainspotting (se rodará con el mismo casting en 2016 su secuela,  Porno, del escritor Irvine Welsh, y el guionista de sus dos primeras películas y también de Trance, John Hodge) que sus anteriores trabajos, más reposados y académicos. Y como se nota ese trabajo de antiguos compas que se divierten, enredan y se lo pasan en grande.Trance3En la apertura de Trance, casi diez minutos, antes de los títulos de crédito del inicio están condensados todos los elementos que estallaban en las películas del primer Boyle: un montaje espectacular, unos encuadres deformados y expresionistas, unos ángulos de cámara de vértigo, una distante ironía y un humor muy fino y británico. Todo ello bañado en una meditada y pegadiza banda sonora que te persigue durante tres semanas. Un inicio en la que la música tiene tal importancia que podríamos hablar de una obertura musical.Trance8Como cuando el director se encuentra a gusto, de nuevo, tres personajes en la historia. Bien es sabido que el triángulo ofrece múltiples posibilidades, y en este caso, esta excelente figura geométrica que el director se encarga de mostrar en todos sus ángulos, James McAvoy, Vincent Cassel y Rosario Dawson, da mucho de sí, en un robo del cuadro de Vuelo de Brujas, tensión sexual, toques a lo “vértigo”, hipnosis y pérdida de memoria.Trance9Poco importa que la última parte sea más incomprensible que el programa de un político o que el guionista haya escrito en final de esta historia en el bar del Congreso, rodeado de gin-tonics. La fuerza de las imágenes, la libertad de tono, la generosa ironía y una banda sonora de lujo hacen que sea un verdadero placer regresar al antiguo Danny Boyle, aunque no se pueda negar que haya pasado un poco de tiempo. Por si fuera poco, aunque sólo sea por escuchar la teoría de la modernidad de Francisco de Goya, merece la pena verla. Se ve que el director y el guionista no tienen pelos en la lengua, como mínimo…


Volver a la Portada de Logo Paperblog