Artista: Transatlantic
Álbum: The Whirlwind
Año: 2009
Género: Rock progresivo / rock sinfónico
Duración: 77:47 + 56:27
Nacionalidad: Multinacional
Antes de empezar, y antes de que lean el siguiente comentario que saqué de Manticornio, le dejo un video donde pueden disfrutar viendo a Neal Morse, Roine Stolt, Pete Trewavas, Mike Portnoy y Daniel Gildenlöw interpretando este álbum un vivo.
Una de las muchas realizaciones 2009 que esperaba yo con ansias era ésta, álbum de estudio número tres de la súper agrupación multi nacional TRANSATLANTIC, compuesta por (léase con tono de broma, como restando importancia) apenas cuatro de los músicos de mayor renombre en la escena rock progresivo. Damas y caballeros, los estadounidenses Neal MORSE [SPOCK'S BEARD] en vocales, teclados y guitarras acústicas y eléctricas; Mike PORTNOY [DREAM THEATER] en batería y coros; el sueco Roine STOLT [FLOWER KINGS] en vocales, guitarras acústicas y eléctricas, melotrón y percusiones; y el británico Pete TREWAVAS [MARILLION] en bajo, pedales y coros. Cuatro músicos estelares y súper reconocidos en el mundo entero, que además supieron darle forma a un grupo paralelo a sus propias bandas y proyectos, aglomerando un exitosísimo cuarteto de talentos. Esfuerzos de este tipo se han tratado de formar en muchos otros lares, algunos con éxito y algunos no tanto, situación que sin lugar a dudas se debe no sólo al ecumenismo musical que TRANSATLANTIC exhibe desde el núcleo, sino a la química reactiva que lograron al mezclar semejantes componentes y, desde luego, a la calidad de su propuesta rock progresiva sinfónica. Me parece que con "The Whirlwind" «El Remolino» tenemos un álbum que, si no gana el reconocimiento de los ProgAwards 2009 como el Mejor Álbum no Italiano, por lo menos quedará entre los tres mejores de los premios en cuestión.Alfredo Tapia-Carreto
Gracias al gran éxito del grupo, los álbumes de TRANSATLANTIC se ofrecen en versiones diferentes. Normalmente, cuando un nuevo álbum de esta banda sale al mercado, además de la versión oficial, la sencilla, se vende alternamente una versión especial, que contiene un segundo disco con canciones que, o no cupieron en el CD intencional, o que simplemente no quisieron dejar de publicar. Para esta tercer realización, por cierto muy esperada, además del disco regular y su versión especial, se ofrece una versión “de lujo” que contiene un DVD. Por supuesto, uno debe ser un fan de hueso colorado de la banda para ir detrás de toda oferta que sus ídolos ofrezcan pa'comprar, pero si tu no caes en este esquema, no te angusties demasiado; con la versión regular tendrás lo suficiente para disfrutar de un buen concepto, enérgico-melódico y versátil, progresivo sinfónico ortodoxo modernista, soñador e idealista. Y si quieres abundar otro poco, la edición especial contiene ocho temas más de estudio: cuatro canciones nuevas suyas, y cuatro rehechas de otros grupos, o como se dice en americanismo, covers. 'The return of the giant hogweed' de GENESIS ("Nursery Cryme"), 'A salty dog' del álbum homónimo de PROCOL HARUM, una combinación de 'I need you' del álbum homónimo también de AMERICA y del álbum "Help!" de los BEATLES, y 'Soul sacrifice' de SANTANA ("Santana").
"The Whirlwind" es una obra épica de 77 minutos de duración, que te mueve y te transporta por distintas emociones y variados sentimientos. El aspecto principal que influye a lograr esta situación es el emotivo y entonado canto de MORSE, así como determinados ritmos suaves sincopados de PORTNOY y de TREWAVAS, y las atmósferas creadas por STOLT. En contraste, las dinámicas variaciones a la intención musical, y los despliegues prodigiosos de técnicas enérgicas, le dan al álbum el movimiento y la evolución esperada en un buen álbum de rock progresivo, satisfaciendo al seguidor más exigente del subgénero sinfónico. Desde que el álbum da comienzo con sus atmósferas expectantes hasta que concluye con su arrebatada instrumentación que disminuye su entusiasmo en un prolongado desvanecimiento, TRANSATLANTIC arremete decididamente con un CD, por mucho, superior a sus dos realizaciones anteriores. De pronto pareciera que la música es producto de SPOCK'S BEARD, pero también de pronto se semeja a lo que hicieren FLOWER KINGS dos años atrás. Incluso, si te pones quisquilloso, no será difícil encontrar similitudes con The TANGENT también, tan progresivos como estos y los otros. Simplemente son un grupo más de progresivo sinfónico viral, cada uno presentando sintomatología propia.
Con respecto al segundo CD, no está mal, pero si crees que te sorprenderá escuchar a TRANSATLANTIC reventándose a SANTANA, espera oír lo empalagoso del 'I need you' parte AMERICA, e imaginar a semejantes bestias transatlánticas en una representación tan cursi… es un poco como imaginar a pandilleros abrazando un oso de peluche, pero bueno, supongo que hasta la persona más despiadada posee, en lo recóndito de su alma, un poquito de ternura.
Los invito a que lo decubren por vuestros propios oídos. Y para que vayan preprándose, aquí tienen esta versión de "The Return Of The Giant Hogweed" de Genesis.
La verdad, hay tanto escrito sobre este disco que no me pidan que me ponga a escribir algo sobre él! Aquí tienen muy buenos comentarios sacados de aquí y de allá.
Torbellino creativo a bordo del TransatlánticoJavier Moreno Vega
Mucha ha sido la espera, y mucho me ha costado sentarme a escribir esta crítica. No escondo que Transatlantic, en particular, es una de mis debilidades, y que sus componentes, en general, referencia destacada de mi colección discográfica. Pero a cada escucha que iba haciendo, disfrutaba un poco más que con la anterior, por lo que decidí darle un poco de perspectiva a este 'The Whirlwind', y evitar así la efusividad del momento.
Al final, no por pospuesto el resultado ha sido distinto: una vez más me inclino ante el trabajo de estas cuatro personalidades tan opuestas, pero a la vez tan cercanas. Muchas serán las voces que se alcen contra ellos, como en anteriores ocasiones, pero aún y todo, estamos ante un disco de muy buena calidad musical, y eso es algo tan simple como contundente. No es un formato predefinido, ni un estilo lineal y continuista. Aquí prima la variedad, dentro de los cánones progresivos, modernos y clásicos, ambientales y contundentes. Y lo que es aun más significativo, analizado en general, no se trata de una obra y unos músicos que se agarren a intrincadas composiciones y arreglos imposibles. Su verdadero valor radica en la sencillez de las composiciones, que aunadas entre si, dan lugar a temas mágicos y llenos de fuerza. No nos vamos a engañar, el peso de este proyecto sigue recayendo en Neal Morse, aunque el resultado no es tan fiel al original como cabría esperar.
Y como el tiempo de espera ha sido largo, su regreso es también superlativo: un álbum compuesto por una única pieza, dividida en doce temas, de 78 minutos de duración, y un segundo disco opcional con piezas independientes y algunas versiones.
'The Whirlwind' arranca de manera soberbia, muy excelsa, demostrando que son quienes son, y están ahí por derecho propio. Todos toman protagonismo en esta obertura inicial, completando una preciosa y cautivadora pieza de orquestado progresivo clásico, sinfónico. 'The Wind Blew Them All Away', de contenido ecologista, es más calmada y desgarradora, con un solo de guitarra de Stolt de los que pone los pelos de punta por el sentimiento que transmite, dando paso a continuación a uno de los mejores momentos de este disco: el duelo de teclado y bajo que tiene lugar en 'On The Prowl' es sencillamente impresionante, y marca una de las consideraciones de 'The Whirlwind': Morse y Trewavas son los que parten el bacalao esta vez. Con el quinto corte, 'Out Of The Night', descubrimos un destacado intercambio vocal entre Stolt y Trewavas acompañando a Morse, que confieren al tema una armonía lírica maravillosa.
'Rose Color Glasses' es quizá de lo más previsible para todo aquel seguidor del trabajo de Morse, conocedores de su debilidad por los esquemas melódicos, semiacústicos, donde su voz se mueve a la perfección. Destacables son los coros y de nuevo las seis cuerdas de Stolt. 'Evermore' es todo lo contrario, un tema enérgico, con Stolt al mando y de nuevo un magnífico Trewavas, que saca un sonido muy funk de su bajo. 'Set Us Free' retoma la línea inicial de 'The Whirlwind', y junto con la anterior conforman una dupla muy vistosa y movida tanto en lo musical como en lo vocal. 'Lay Down Your Life' da una nueva vuelta de tuerca al sonido de Transatlantic, mostrando su vertiente más oscura y pesada, en contraposición a la línea vocal marcada por Morse, claramente inspirada en el hard rock ochenteno.
Cerrando el disco nos encontramos con 'Pieces Of Heaven', que hace las veces de interludio, muy corta y dinámica, introduciendo 'Is It Really Happening?', pieza lenta y ambiental de inicio, muy pinkfloydiana, que poco a poco va desembocando en un final enérgico y duro, reminiscente de los Liquid Tension Experiment, sin duda más influenciado por Portnoy. Para finalizar, 'Dancing With Eternal Glory/Whirlwind', introduce un piano clásico muy melancólico, y de nuevo Morse en estado puro, en una balada que tanto por temática, como por desarrollo, parece directamente extraído del 'Sola Scriptura' del ex de Spock's Beard, y que desemboca de nuevo en la secuencia de la inicial 'The Whirlwind', aunque de manera menos evidente a lo esperado, lo cual es de agradecer.
En definitiva, un álbum dentro de lo previsto, mejor y más equilibrado que sus anteriores trabajos, en general muy parecido a 'Bridge Across Forever', aunque se le nota más elaborado y menos inmediato. Neo-progresivo, sí. Repetitivo, no. Muy estilo Neal Morse como decía, pero con ligeros matices que a la larga lo distancian de sus creaciones personales. Los solos de Roine Stolt siempre medidos y delicados suben enteros sobre el conjunto de las composiciones y el habitualmente tímido y escondido Trewavas, se descubre como una pieza esencial del disco, con una participación sorprendente y más que notable. Mike Portnoy merece un apunte aparte del resto. Su habilidad para rellenar los huecos en cada uno de los temas, adaptándose al estilo dispar de los mismos y, sobre todo, sin pisar las estructuras desarrolladas, con su justa dosis de protagonismo, demuestran que es sin duda uno de los grandes baterías no ya del momento, sino de la historia.
En su edición especial, como comentaba al inicio, se acompaña de un segundo disco con cuatro temas extras, de cosecha propia, y cuatro versiones, con las que reivindican a todas luces el rock progresivo de los años setenta. 'Spinning' suena mucho a Emerson, Lake & Palmer. 'Lenny Johnson' es su particular homenaje a los Beatles, 'For Such a Time' es una bellísima pieza al estilo Roger Hodgson, y con 'Lending A Hand' intentan creo, sin éxito, acercarse a los iniciales Queen, siendo un tema bastante flojo. La guinda la ponen cuatro versiones, de Genesis, Procol Harum, The Beatles y Santana, respectivamente, que si bien son interesantes y arriesgadas, no hacen olvidar los originales (como era de esperar), destacando en su recreación musical pero suspendiendo en el aspecto vocal.
Para el sector más selecto y exigente, además, se edita una edición deluxe, con los dos CD y un DVD que incluye el consabido 'making of'. Personalmente, me basta con la edición doble especial, pero en cualquiera de los casos, amigos, no lo dudéis: 'The Whirlwind' es un trabajo para correr a adquirirlo. No os arrepentiréis.
Puntuación: 8,5/10
The Whirlwind es el último album de estudio de Transatlantic, el “Supergrupo” formado por Neil Morse (ex Spock’s Beard), Mike Portnoy (ex Dream Theater), Roine Stolt (The Flower kings, The Tangent) y Pete Trewavas (Marillion).mm
He de decir que Transatlantic no había llegado a cumplir las expectativas dentro de mi particular colección de sagrados sonidos que desde hace años me afano en conseguir para la siguiente vida. Quizá en su día me acerqué a ellos de forma equivocada buscando sustitutivos cuando el mono de la dreamtheateína me invadía, pero el caso es que cuando llegué a la tienda del mítico Pinzolas buscando algo como aquellos hipnóticos riffs de Rudess, Petrucci & co, no sé si llegué a escuchar las recomendaciones de uso o me cegaba el hecho de tener en mis manos una pieza más de la familia del Teatro de los Sueños. El disco que compré aquella mañana era el Live in Europe y el caso es que lo escuché ansioso, esperando el momento en que todo aquello explotara y volviera a sentir esa sensación de vértigo y velocidad que buscaba…pero aquello no me colocaba. La voz de Neil Morse me parecía, y me sigue pareciendo en ciertos pasajes, sin personalidad, Mike parecía tocar en pijama y todo tenía un aroma demasiado a reunión de amigos, sin que de aquello nadie pretendiera que saliera nada serio. Y así es cómo han pasado los años hasta que tras la tormenta generada por el abandono de Portnoy de DT, mis miedos de no volver a disfrutar de la sustancia sonora más adictiva que he consumido nunca me hacía rebuscar en el armario algo que placara mi ansiedad. Y curiosamente lo que me invitó a volver a escuchar Transatlantic fueron las tomas de batería para el disco que me ocupa, The Whirlwind, y las declaraciones de Mike Portnoy donde afirmaba que quería dedicar más tiempo a Transatlantic, con lo que todo esto me hacía pensar que esta vez la cosa iba más en serio.
Y efectivamente estamos ante un disco soberbio y para mi gusto muy por encima de todo lo que ha hecho la banda hasta ahora. Si te logras separar de la cara más heavy de Dream Theater y desentrañas el sonido de estos hasta sus texturas más pinkflodyanas propias de un progresivo más de la vieja escuela de los 70 encuentras, salvando las distancias, bastantes similitudes con este disco. Incluso se agradece el que no exista esa necesidad categórica de crear un solo donde quizás no lo debía haber, reinando la consistencia de la composición y no las aportaciones individuales de cada componente.
La primera parte del disco, hasta Evermore, la consumes sin esfuerzo disfrutando de un inmenso Portnoy, con temas originales y muy bien facturados. Los tres primeros cortes, quizá lo mejor del album, recuerdan al sonido del segundo disco del Six Degrees of Inner Turbulence. La variedad del disco se enriquece con temas más oscuros como el a Man can Feel, y preciosos sólos gilmourianos como en Rose Colored Glassed de manos del gran Roine Stolt. La segunda parte de The Whirlwind pesa un poco más pese a existir uno de las mejores fragmentos progresivos del disco en Is it really happening? o el gran final con el reprise de Whirlwind. En este segundo tramo del disco es donde aparecen composiciones más cansinas como Set me us free, Lay down your life o la interminable Dancing with eternal glory, que hace florecer mi antipatía por la voz y las composiciones de Neal Morse.
Si os quedáis con ganas os podéis hacer con la edición especial con un segundo cd de ocho temas más, compuesto por cuatro cortes propios y cuatro versiones. De los temas escritos por Transatlantic son agradables Spinning y Lenny Johnson, mientras que de las versiones me quedo con la de Soul Sacrifice de Santana.
En resumidas cuentas: pedazo de disco, con la pega de ser un poco largo, con un peligro potencial de escuchar a Neil Morse más de lo debido (pero para eso lo he hecho yo por vosotros), pero que ofrece a un Mike Portnoy sublime y ayuda a ver más allá de las actuales inciertas aguas de los DT. El trabajo de Stolt y Trewavas es impecable, y aunque siempre habrá alguien que eche de menos una guitarra más virtuosa o más afilada, o a un mejor teclista, el disco merece la pena, y mucho. Disfruten.
Así como el nuevo registro de Porcupine Tree generó una ansiedad bastante notoria en el mundo del rock progresivo actual, lo mismo aconteció cuando se anunció con bombos y platillos que Mike Portnoy, Neal Morse, Roine Stolt y Pete Trewavas, se reunían para escribir un nuevo disco. Sí señores, Transatlantic en pleno edita placa este 2009 y lo hace, cómo no, siguiendo su fiel estilo: una grandilocuente y magna obra de rock progresivo moderno.Felipe Kraljevich M.
El nuevo álbum de esta súper banda tiene todo lo que gusta de la agrupación: grandes orquestaciones, intrincadas apuestas de construcción melódica y, en quizás uno de los cambios más importantes, el dominio del sueco Stolt en la voz, quedando Neal Morse a un cómodo y brillante segundo puesto.
Continuando la tradición de la banda, la compleja pieza de 70 minutos y más que compone el concepto de "The Whirwind", y que se subdivide en 12 partes, comienza con una clásica "Overture". Las cuatro fuerzas musicales confluyen a un centro musical poderoso, lleno de vigor. Un inicio más que decidor de que los 8 años en que estas cuatro grandes mentes del progresivo actual no se juntaron bajo el ala de Transatlantic, no pasó en vano.
Si los cortes más jazzy son responsabilidad de Stolt en la conducción, Morse es quien asume el liderazgo en los mid tempos, como en "The Wind Blew Them All Away". Aún así, el sonido de Transatlantic muestra nuevos bríos e influencias del medio con la moderna "On the Prowl", que vendría a ser la tercera parte de "The Whirlwind", más oscura que el característico sonido de la banda, mucho más luminoso.
La complejidad en la ejecución se mantiene, aunque por goteos. Son secciones, más que construcciones completas. El inicio de "A Man Can Feel" puede ejemplificar mejor eso. Nuevamente, Stolt asume la batuta para que el coro se realice con una gran armonía de voces. Esa misma complejidad y construcción elaborada se mantiene en "Out of the Night", uno de los puntos altos de este registro.
Asimismo, la balada "Rose Colored Glasses, el sexto movimiento de esta magna obra, demuestra por enésima vez el buen tino para las melodías que tienen estos músicos. En especial Neal Morse, quien para cortes de este tipo queda como anillo al dedo. La sensibilidad melódica del grupo no descansa y con el siguiente momento, musicalmente más denso, complejo y demandante en ciertas partes, Transatlantic asume su control completo; hay una suerte de búsqueda en la excelencia melódica que supedita las ambiciones del virtuosismo y eso hace que Transatlantic, y por su puesto el nuevo registro del grupo, esté un paso más adelante que sus contemporáneos.
A esto obedece "Evermore", un corte más "tradicional" del conjunto, con los quiebres característicos que ofrecen las composiciones de esta súper banda, y orientándose más al terruño del rock. Ese mismo que explota con "Set Us Free" y su raigambre prog más moderna, con ganchos melódicos y secciones incluso para cantar a viva voz.
Ya llegando a lo que es el término de "The Whirlwind", aparece otro gran tema: "Lay Down Your Life". Intensa, teatral, con una gran interpretación vocal de Neal Morse. Uno de esos cortes que de seguro estarán en la cabecera de los fanáticos del conjunto. Asimismo, "Pieces of Heaven", la penúltima sección de esta gran obra, también dejara una sensación dulce en los oídos. La complejidad, la fascinación por el sinfonismo y al mismo tiempo, el rock visceral, todos se hacen presentes en la genial "Is It Really Happening", corte que antecede al "grand finale": "Dancing with Eternal Glory", surco que contiene cierra de forma colosal y grandilocuente estos 77 minutos de música.
Decir que no se esperaba lo nuevo de Transatlantic es de una falacia enorme. De hecho, varios eran los que pregonaban el fin de esta "súper banda", en vista de que no había algo nuevo de ellos en más de un lustro. No obstante, "The Whirlwind" es la mejor prueba de que la espera sí valió la pena.
En este sentido, no queda otra que aplaudir la creación de esta nueva placa, que viene marcar un gran cierre de año en lo que a materia de rock progresivo se refiere. Mal que mal, es el regreso de un hijo pródigo, que insisto, nos vuelve a regalar un disco que entra de lleno a uno de los clásicos del cuarteto y en el que se amalgaman las sensibilidades de cuatro grandes músicos de forma impensable: comulgando hacia la excelencia. En ese sentido, "The Whirwind" los muestra con guiños al pasado y como apuesta al futuro y eso no hace más que engrandecer este gran regreso.
¡TRANSATLANTIC ha vuelto!Jorge Cárcamo Yagüe
Parece ser que tras el retiro espiritual de Neal Morse el gusanillo le empezaba a picar y el gran barco trasatlántico ha decidido volver al mar, capitaneado por la elite del progresivo y cuya mejor travesía nos llevara por mundos sonoros sublimes, íntimos, tiernos, elaborados y perfeccionistas. Adoradores del progresivo, fans de la técnica, estamos de enhorabuena, TRANSATLANTIC y su “The Whirlwind” se vuelve a colocar en lo más alto del género y como serio candidato a ser el disco de este año y del que viene posiblemente.
Hará unos tres años, tuve la oportunidad de charlar con Mikael Akerfield (OPETH) antes de un concierto, justo en la época en la que tomaba más que forma el mega proyecto que uniría a Mike Portnoy (DREAM THEATER), Steven Wilson (PORCUPINE TREE) y él mismo, y no pude evitar preguntarle al respecto, a lo que muy serio me dijo “… si algún día tenemos tiempo lo sacaremos, pero me temo que al final cada uno grabará sus partes en casa y se convertirá en una mezcla de OPETH, PORCUPINE TREE y DREAM THEATER…” Y debo reconocer que este siempre ha sido mi mayor miedo a mega proyectos formados por lo mejor de cada instrumento y “alma-mater” de distintas bandas. Recordaros que TRANSATLANTIC lo forman Neal Morse genio y figura de SPOCK´S BEARD y con tiempo para seguir con su banda homónima, NEAL MORSE; en la guitarra está el colosal Roine Stolt miembro de THE FLOWER KINGS y KAIPA; el posiblemente mejor baterista del género, Mike Portnoy historia de DREAM THEATER (y en tantos otros proyectos y colaboraciones difíciles de enumerar); y a toda esta constelación de galácticos hay que añadirles a Pete Trewavas pilar base de MARILLION. La teoría dice que una suma de calidades debe hacer como total una gran suma de calidad, y esa es la idea de estos mega proyectos, pero muchos al final han naufragado porque no han adquirido la personalidad propia como banda, el sonido peculiar desligado a esas bandas madres. Afortunadamente, este no ha sido el caso de TRANSATLANTIC, que ha sabido encontrar en este “The Whirlwind”, con la combinación de su esencia, creando un sonido TRANSATLANTIC que es distinto del sonido DREAM THEATER + MARILLION + SPOCK´S BEARD + THE FLOWER KINGS.
Antes de empezar a entrar un poco más en el disco en si, quiero deciros que a mis manos solo ha llegado la versión normal, un disco, con “una sola pista” de 77 minutos dividida en 12 partes, pero que existe una edición especial de dos CD´s con versiones de GENESIS, PROCOL HARUM, SANTANA y THE BEATTLES ampliando así el abanico de influencias.
Centrándome en el disco de la edición normal lo primero que me llama la atención son dos hechos relevantes, el peculiar sonido de la guitarra, muy del estilo de THE FLOWER KINGS y el increíble respaldo vocal que ofrecen los cuatro músicos, creando una línea armónica que por si sola no necesita mucho instrumento más. Otra regla que parece ser costumbre es bajar la intensidad cada cierto tiempo y navegar en términos más dulces y tiernos, son como pequeñas islas, aunque en otros momentos esta isla tan pequeña se convierte en eje sobre el que gira todo el tema, como es el caso de “Rose Colored Glasses”, una de mis favoritas, donde los vocales son… sublimes. “On The Prowl” también se ha convertido en una de mis preferidas tal vez sea por pequeñas reminiscencias a PORCUPINE TREE que luego se convierten “en el rey de las flores” completamente. Dicen, que esta vez a Stolt se le ha concedido un poco más de libertad compositiva y eso se nota a lo largo de todo el redondo. “Pieces Of Heaven” es corta pero llena de teclados abstractos y tan peculiares de la banda y termina desembocando en otra de las que admiro “Is It Really Happening?”, donde manejan con increíble sutileza la ternura in creccendo para cerrar en un amplísimo mar sonoro envolvente guiado por la eléctrica batería de Portnoy y por un solo épico de Stolt, que no es el único ahora que lo menciono. Hay otro especialmente sentimental en “The Wind Blew Them All Away” que tiene un aire THE BEATTLES total, “A Man Can Feel”” es una pieza que podría haber registrado NEAL MORSE junto con Portnoy como nos tiene acostumbrados. Esto son solo algunos de los temas ha mencionar, pero todos, absolutamente todos, tienen magia y espíritu propio.
No quiero dejarme en el tintero un comentario. El disco se escucha del tirón, sencillo, cada tema no se concibe sin el anterior ni el siguiente, hay que comprender “The Whirlwind” como un solo tema (como así se vende) pero, aún deshojando el disco, tema por tema, los más cortos siguen siendo joyas de arte y los largos otra joya más, por primera vez, el eje no es uno o dos temas largos, épicos y progresivos, el eje es el disco al completo.
En definitiva, “The Whirlwind” sabe transmitir, sabe emocionar y sabe construir su propia música dejando a parte nombres y bandas, creando una entidad y un mundo sonoro solo propio de TRANSATLANTIC.
Han tardado ocho años en volver, lo cual es comprensible cuando nos fijamos en la carga de trabajo que tiene esta gente. Es el inconveniente de formaciones de este tipo, que no son realmente prioritarias para ninguno de sus miembros en lo que a grabar se refiere. Sin embargo, cuando se habla de tanto talento junto la espera merece la pena.David Rodrigo
Transatlantic nos traen un nuevo disco bajo el título “The Whirlwind”. La “super-formación” compuesta por Mike Portnoy (quien este año estrenaba también el nuevo disco de Dream Theater), Pete Trewavas (quien también ha estrenado este año un nuevo disco de Marillion), Neal Morse y Roine Stolt, ha sido fiel al bagaje de sus miembros y ha puesto toda la carne en el asador para ofrecer un disco lo más completo y mejor posible.
No es de extrañar que nos encontremos ante un disco elegante a la par que potente, considerando que viene de músicos que atesoran en su haber discos como “Fugazi”, “Train Of Thought”, “Snow” o “The Rainmaker”. Con trabajos como este es mejor no dejarse nada en el tintero, por eso he decidido revisar la versión más completa posible que incluye un segundo CD a forma de Bonus. Así pues “The Whirlwind” es un disco doble, el primer CD es el disco en sí, una obra conceptual de más de una hora de duración; el segundo CD contiene cuatro temas extra de cosecha propia y cuatro versiones.
El disco comienza con el tema que le da título y que sirve de monumental introducción al espectáculo musical que tenemos por delante. “The Whirlwind” dura casi diez minutos y comienza con una secuencia introductoria visiblemente influenciada por el estilo “banda sonora” con algunos efectos muy interesantes de fondo, para convertirse finalmente en el comienzo de un tema muy inspirado en el que desde el primer momento percibimos una melodía trabajada hasta el más mínimo detalle y la intervención de todos los instrumentos, con un protagonismo notable para los teclados, la guitarra y la batería. La indudable vocación progresiva de estos músicos les ha llevado a construir un tema que casi podría jactarse de tener vida propia. Evoluciona a cada minuto, cambia, avanza. “The Whirlwind” pasa de la luz a la oscuridad en cuestión de segundos y cuando uno menos lo espera, brilla como el sol en verano. Mayoritariamente instrumental, se trata de un corte bastante largo que transcurre muy deprisa y consigue prepararnos perfectamente para lo que vendrá después, dejando claras las intenciones del grupo desde el primer momento.
El final se torna emotivo, íntimo, para dar paso al siguiente corte: “The Wind Blew Them All Away” comienza siendo preciosista, calmado, íntimo, con una de las melodías más cautivadoras que he escuchado últimamente y un estribillo simplemente mágico. Excelente labora a las seis cuerdas y la voz de Neal, sencillamente perfecta. Me cuesta trabajo escribir estas líneas mientras escucho el tema, que avanza en su estructura hasta llevarnos a un solo sencillamente magistral, de esos que entran en tu alma y hace que sea casi imposible hacer otra cosa salvo disfrutar y al terminar, de nuevo ese fantástico estribillo. La canción avanza endureciéndose ligeramente y volviéndose algo más oscura a lo largo de sus seis minutos de duración, en los que Neal Morse brilla con luz propia por encima de sus compañeros, eclipsando incluso la inspiradísima batería de Portnoy. El final nos conduce directamente hasta “On The Prowl”, dónde el bajo nos da la bienvenida a un tema que se presenta inquietante, misterioso. Con la entrada paulatina del resto de instrumentos el corte va tomando forma poco a poco. Mayoritariamente instrumental, se trata de un corte que se encuentra a caballo entre el rock progresivo y el metal progresivo, exhibiendo una estructura realmente fantástica que demuestra las horas de trabajo que este disco tiene detrás. El hammond y los chasquidos le dan al tema un aire más que único y bastante intrigante, justo antes de romper en una melodía realmente fantástica dibujada sobre un crescendo que nos conduce a la entrada de la voz pasado el meridiano del tema.
Lo más destacable de este tema es, muy posiblemente, la cohesión que estos músicos demuestran tener entre ellos. El camino nos conduce hacia “A Man Can Feel” y el disco comienza a transmitirnos la sensación conceptual que se pretendía desde el comienzo, una sensación que nos invade rápidamente y nos hace ver cada canción como una pieza de un majestuoso puzzle. Jugando sensacionalmente con las luces y las sombras en su sonido, “A Man Can Feel” es uno de los temas que más me han llamado la atención en este disco, junto a “The Wind Blew Them All Away”. El misterio que se oculta en las líneas de esta obra se desvela lentamente, con cuentagotas. Casi sin darnos cuenta la habilidad compositiva de la formación nos conduce hacia “Out Of The Night”.
Debo decir que lo ideal sería que el grupo interpretara el disco al completo en directo, pero si tuviera que elegir algunos temas, “Out Of The Night” sería uno de los que mejor funcionaría sin lugar a dudas. Es un tema que juega con cambios de tempo y tesitura de forma realmente acertada, transmitiendo mucho feeling y que además cuenta con unas interpretaciones sencillamente perfectas. Roine Stolt demuestra el gran guitarrista que es en cada tema, convirtiendo las atmósferas de esta obra en casi una propiedad suya. Su guitarra canta, grita, llora y baila según requiera la ocasión. Se convierte en un transporte etéreo que nos lleva con el fluir de sus notas de un tema a otro. Sin que nos demos cuenta nos deja en brazos de “Rose Colored Glasses”.
De nuevo la incontestable compenetración de los músicos, de nuevo la maestría de Neal Morse, de nuevo la magia de Roine Stolt y una vez más Pete Trewavas y Mike Portnoy dibujan el ritmo de nuestro corazón, marcando el marchar de cada tema. Lleno de feeling y con un aire exótico “Rose Colored Glasses” es esa clase de tema que suele pasar desapercibido en las primeras escuchas pero que a medida que repasamos el disco va destacando cada vez más hasta convertirse en uno de los puntos álgidos de la obra.
“Evermore” es la siguiente parada en nuestro camino. Probablemente es uno de los cortes donde Portnoy tiene más protagonismo. Tan acertado como siempre, Mike se erige en director de orquesta en este tema, acompañado por el teclado de Neal. Poco a poco se unen a la fiesta el resto de instrumentos y en el aire, salida de la nada, se va dibujando una composición mágica. Es uno de los poquísimos temas del disco que baja de los cinco minutos. Lejos de restarles espacio para trabajar y obtener resultados, la duración del tema condensa las virtudes de estos músicos y convierte a “Evermore” en uno de los cortes más rápidos e inmediatos del plástico. Sin duda, sería otro de los grandes elegidos para aparecer en directo. “Set As Free” es un paso más en la historia que Transatlantic nos han dibujado con su música en este disco. Un paisaje más allá de donde llega la vista, tan grande que solo puede abarcarse con los cinco sentidos. Con una excelente melodía, “Set As Free” es uno de los temas más divertidos de este disco. Sobresaliente trabajo en los arreglos. Tras uno de los temas más divertidos y luminosos del disco nos encontramos con “Lay Down Your Life”: un corte oscuro, pesado, laberíntico, con una de las mejores interpretaciones de Neal en todo el disco. Misteriosa, con una inesperada y apropiada influencia setentera, “Lay Down Your Life” es uno de esos temas que dan cohesión a una obra. No será de los más destacados para mucha gente, pero sin él el disco no sería lo mismo, le faltaría una pieza indispensable.
El grandilocuente final nos conduce hasta “Piece Of Heaven”, el tema más corto de todo el disco, con menos de tres minutos de duración. Una pequeña pieza instrumental que sirve de transición y da paso a “Is It Really Happening?”, uno de mis temas favoritos del disco, rebosante de elegancia y estilo. Excelente trabajo instrumental, especialmente en la batería y el teclado y con un solo de guitarra realmente fantástico. Tras el apoteósico final un piano nos recibe en “Dancing With Eternal Glory/Whirlwind Reprise” un coloso de doce minutos de duración en los que el grupo ha puesto toda la carne en el asador, derrochando elegancia, feeling y maestría compositiva e interpretativa para ofrecer el que es, sin lugar a dudas, el tema más completo del disco. Los gustos de cada uno le conducirán a decantarse por uno u otro tema como su favorito, pero el final de esta obra representa y condensa todo el trabajo y todas las posibilidades de la formación en su estructura. Preciosista y dotada de un alma propia, “Dancing With Eternal Glory” nace, crece y muere en nuestros brazos, en el aire que respiramos, en las luces y sombras que nos rodean. Un final perfecto.
Terminado este primer CD, nos queda la sensación de haber disfrutado de un disco cercano a la perfección. Tras saborearlo durante un tiempo, puede que incluso tras escucharlo de nuevo, llega el momento de meternos de lleno en el segundo CD.
La diferencia más importante de este disco con la obra general es que no pretende seguir ningún hilo argumental ni erigirse como una gran obra, simplemente se trata de cuatro canciones en las que el grupo demuestra su amplitud de registros. Las cuatro primeras son nuevos temas, “Spinning”, de casi diez minutos de duración, es posiblemente el mejor de ellos, realmente entretenido y con una personalidad muy bien definida. Lo cierto es que tras la intensidad del disco principal, un tema de estas características resulta refrescante y se convierte en todo un acierto. “Jenny Johnson”(un tema diría que poco convencional, con influencias muy sesenteras), “For such A Time” y “Lending A Hand” completan los primeros cuatro temas del disco. Los cuatro restantes son versiones.
El grupo consigue llevar estas versiones totalmente a su terreno, dando una nueva dimensión a cortes como “The Return Of The Giant Hogweed” (Genesis), “A Salty Dog” (Procol Harum), “I Need You”(America/The Vétales) y especialmente a “Soul Sacrifice”, original de Santana, en la que el grupo cuaja una excelente interpretación para uno de los temas más míticos de la historia reciente de la música.
Además de estos dos CDs, existe una edición limita del disco que incluye un DVD con el Making Of de este trabajo. Sin lugar a dudas el producto completo se convierte en una pequeña joya para los amantes del rock y el metal progresivo, uno de los imprescindibles de este año.
Puntuación: 9,5
Lista de Temas:
CD 1 - The Whirlwind:
i) Overture / Whirlwind
ii) The Wind Blew Them All Away
iii) On The Prowl
iv) A Man Can Feel
v) Out Of The Night
vi) Rose Colored Glasses
vii) Evermore
viii) Set Us Free
ix) Lay Down Your Life
x) Pieces Of Heaven
xi) Is It Really Happening?
xii) Dancing With Eternal Glory / Whirlwind (Reprise)
CD 2 - Bonus Disc from 2009 Special Edition:
1. Spinning
2. Lenny Johnson
3. For Such A Time
4. Lending A Hand
5. The Return Of The Giant Hogweed (Genesis)
6. A Salty Dog (Procol Harum)
7. I Need You (America / The Beatles)
8. Soul Sacrifice (Santana)
Alineación:
- Neal Morse / vocals, keyboards, acoustic guitars, percussion
- Roine Stolt / vocals, electric guitars, Mellotron, Minimoog, soundscapes, percussion
- Pete Trewavas / bass, VST synth, orchestrations, vocals
- Mike Portnoy / drums, finger snaps, vocals
With:
Marc Papeghin / French horn
Chris Carmichael / strings
Colin Leijenaar / finger snaps
Henk Doest / finger snaps
Jessica Koomen / finger snaps