Revista En Femenino

Transferencia embrionaria

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Acabo de despertarme. Creo que ya le he ganado la batalla al Valium que me he tomado esta mañana a las 9:30, justo una hora antes de mi transferencia embrionaria.

Hace tres días tuvo lugar mi punción. En ella, consiguieron extraer 5 óvulos, concretamente, 3 maduros y 2 inmaduros. En la clínica me dieron instrucciones de empezar a administrarme progesterona vía vaginal, exactamente, 600mg de progesterona diarios, divididos en una pastilla cada 8 horas. El fin era empezar a preparar el endometrio para recibir a mis bichitos.

El viernes recibí la primera llamada del laboratorio. Me informaron de que de los 5 óvulos obtenidos, habían fecundado 4. Y que con 3 de ellos, los más maduros, habían empleado la técnica ICSI, y con los otros 2, FIV convencional, de los cuales, sólo 1 fecundó.

Primera noticia para mí, porque no tenía ni idea de que harían ICSI con mis óvulos. Y a modo de resumen, la técnica ICSI o inyección intracitoplasmática, consiste en la inyección de un único espermatozoide dentro del óvulo. Esta técnica se emplea frente a esperma débil o ante casos de pocos óvulos obtenidos para asegurar la fecundación. Lo dicho, yo no tenía ni idea de que lo harían conmigo, ¡pero encantada, oye!

Cómo os podréis imaginar, y como visteis por Twitter, el viernes fue un día feliz gracias a esta noticia. De 5 óvulos obtenidos, 4 fecundados era un porcentaje muy alto. No obstante, me moría de ganas por conocer sus calidades, y por fin llegó la llamada del sábado (ayer).

Nos dieron una buena noticia. Los 4 que fecundaron habían pasado a ser embriones, que se estaban dividiendo bien, pero presentaban una categoría C. No obstante, se conocería su calidad final antes de la transferencia.

Yo ya sabía lo que significaba una categoría C. Me hundí. Me puse muy triste. Me sentía maltratada, asustada, aterrada. Lloré. ¿Eso significaba que mis óvulos no valen un pepino? ¿Por qué tienen que ser C y no pueden ser B? ¿Cómo se les ocurre fecundar 4 y ser tan malos? ¿Pero si han fecundado 4 y 4 son embriones, alguna fuerza tienen que tener?

Las calidades de los embriones se miden en letras, A, B, C y D, siendo su significado el siguiente:

Categoría A: Embrión de óptima calidad con máxima capacidad de implantación.

Categoría B: Embrión de buena calidad con elevada capacidad de implantación.

Categoría C: Embrión regular con bajas posibilidades de implantación.

Categoría D: Embrión de mala calidad con muy pocas posibilidades de implantación.

No os voy a engañar. Me sentí rota por dentro, todas mis ilusiones desaparecieron, hasta que mis amigas del 1.0, del 2.0 y toda la #infertilpandy, me dieron sus muestras de cariño. Leer alguna historia de éxito con embriones de calidad C también me ayudó.

Aunque las probabilidades de implantación sean pequeñas, todos los embriones son viables para un embarazo. Además, hay que sumarle el factor de la edad de la futura mamá.

Volví a remontar. Y en vista a que tendríamos embriones C, decidimos que transferiríamos dos embriones. A base de chistes, acordamos que les llamaríamos Placa y Petri, por ser una placa petri el lugar donde se han creado. Un chiste de ciencias, vaya.

Y llegó el domingo. O sea, hoy. A las 6:30 me he tomado mi dosis de progesterona, pero vía oral, según indicaciones de la clínica. Me he duchado con toda la tranquilidad del mundo y desayunado con mucho gusto. Después del paseo matutino a mi perra, nos hemos puesto en marcha hacía la clínica. A las 9:30, una hora antes de la transferencia, y ya subida en el autobús, me he tomado un Valium de 5mg. Me dijeron que me tomase medio, pero soy muy fan de las drogas y con los nervios que llevaba, me he liado la manta en la cabeza.

Hemos llegado con 15 minutos de antelación a la clínica. Yo meándome como loca porque me había pasado bebiendo agua. Maridín echándome la bronca “¡mira que era fácil eh! En el papel ponía que no tenías que hacer pis una hora antes, ¡pero si te hinchas de agua, ¿qué esperas?!”

Y a mí me daba la risa.

Resulta que, con el fin de que sea fácil introducir el catéter en el útero, tener la vejiga llena, consigue alinearlo. Y aunque me advirtieron que no hacía falta morirme de ganas de mear, yo no he sabido medirme.

Hemos empezado a bromear con que la chica que tuvo la punción el mismo día que yo, y que se llamaba igual que yo, también tendría su transferencia hoy. “Ya verás, seguro que han mezclado mis óvulos con el esperma del otro“. Y jiji, jaja. Una fiesta, vamos xD

Han dicho mi nombre, y las biólogas nos han recibido con una sonrisa. Nos han dado las indicaciones de la vestimenta que nos teníamos que poner y nos han dejado a solas. Yo llevaba gorro, polainas y bata abierta por detrás. Por supuesto, nada de ropa en la parte inferior. Maridín llevaba una bata azul, polainas y gorro. Y otra broma, “¿no tendrías que ponerte otro gorro en la cara para taparte la barba?”. ¡Qué chispa!

¡Yo estaba a punto de mearme encima!

Hemos pasado a una sala muy pequeñita, donde había un potro, un ecógrafo y una tele en el techo. Entonces se ha abierto la puerta y ha aparecido la bióloga sonriente para explicarnos el panorama.

“Bueno, de los 4 embriones que había, 3 han pasado a calidad B, los que se fecundaron con ICSI, el otro se ha quedado en C. Así que, ¿cuántos transferimos?”

¿Qué? ¿Perdón? Podéis imaginaros la cara de asombro de maridín y mía.

La bióloga nos ha dicho que la última palabra la tenemos nosotros, pero que por mi edad, y “por lo bonito que era el embrión“, me recomendaban ponerme uno. El resto los podíamos congelar, un B solo, y una pareja de B y C.

Y hemos decidido que probaríamos con uno. Sólo contaríamos con la presencia de Petri entre nosotros. Placa será el hermanito, ¡sin problema!

Me he despatarrado en el potro y ha aparecido la ginecóloga que me atendió en mi último control ecográfico. Me ha colocado el espéculo y otra chica me hacía una ecografía abdominal para visualizar mi útero. Una vez han encontrado la mejor visión, se ha encendido la televisión del techo, y ahí estaba Petri, saludándonos. He notado un flechazo instantáneo.

embrion categoria b

En la televisión he visto como aspiraban a Petri, y de repente, ha aparecido por la puerta la bióloga sonriente, con el catéter en la mano y diciendo cual robot:

Embrión categoría B para Clara Ingeniera

Ha sonado como un “marchando unos espaguetis a la carbonara”. ¡Ja ja!

Han introducido el catéter hasta mi útero y no he notado absolutamente nada. Se veía en la pantalla del ecógrafo una microgota, dentro de la cuál, estaba Petri. Me he quedado en esa postura mientras comprobaban en el laboratorio que Petri no se había quedado dentro del catéter, y con las palabras, “todo ok”, de la bióloga sonriente, me han quitado el espéculo.

Me han dicho que me quedase tumbada un rato, que ha ascendido a casi media hora. Maridín y yo hemos estado dándonos arrumacos, imaginándonos cosas bonitas. Tenía ganas de llorar, de reír, pero por no mearme encima, me lo he aguantado todo.

Después de media hora, nos han traído el informe dónde se especifica cuántos embriones nos quedan, y cuál es el que han transferido. Me han recordado que es muy importante que siga con el ácido fólico, el Eutirox y la progesterona cada 8 horas.

Me han facilitado un volante para que me haga una beta en sangre el día 1 de enero, que aunque sea festivo, hay laboratorios en mi ciudad que trabajan los 365 días del año. Sin problema.

Y aquí estoy. Sentada frente a mi ordenador, escribiendo esta entrada con Petri dentro de mí. Es lo más cerca que he estado de estar embarazada, y ¡qué sensación más extraña!

No noto nada, evidentemente, pero no puedo evitar andar con cuidado, tocarme la parte baja de la barriga para poder visualizar a Petri y mandarle muchas energías positivas. “¡Agárrate Petri!”

Aunque os puedo asegurar que mi útero ha notado todas vuestras vibraciones. Muchísimas gracias por proyectar por mí. Con tanto amor en el aire, Petri debería quedarse, porque va a sentirse muy querid@. Espero que la magia de la navidad haga de las suyas.

Gracias, y mil veces gracias por estar a mí lado en el momento, hasta ahora, más importante de mi vida.


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