Durante las últimas décadas estamos inmersos en un proceso de cambio sistemático en el que, casi todos, hemos probado nuevas formas de comunicación y relación a través de dispositivos electrónicos e internet. Es lo que podemos denominar “el mundo digital”, algo que se ha colado en nuestras vidas y que lo utilizamos de forma diaria con mayor o menor frecuencia. Este entorno digital ha dado lugar a lo que llamamos “economía digital” y que nos afecta a todos, con independencia de que realicemos o no transacciones por internet, y con independencia también de la frecuencia de uso, ya que ha cambiado las condiciones competitivas y los modelos de negocios de muchas empresas.
En un contexto de este tipo, se ha hecho necesario que las empresas se adapten a esta situación en lo que hemos venido en llamar el “proceso de transformación digital” de las empresas.