Un anciano maestro se cansó de las quejas de su aprendiz. Una mañana, tras unos días en los que el alumno había estado especialmente quejumbroso, le envío a conseguir un poco de sal. Cuando regresó, el maestro le dijo que mezclara un puñado de sal en un vaso de agua y se lo bebiese. El alumno le miró con extrañeza, a punto de protestar, pero obedeció a su maestro.
¿A qué sabe? Preguntó el maestro con gesto serio.
"Amarga y salada", dijo el aprendiz dudando si comenzar de nuevo su retahíla de quejas.
El maestro sonrió e instó al joven a tomar un puñado de sal equivalente y a arrojarlo en un lago próximo. Los dos caminaron en silencio hacia el hermoso lago. Una vez que el aprendiz arrojó su puñado de sal en el agua, el anciano dijo:
"Ahora bebe del lago".
A medida que el agua goteaba por la barbilla del joven, el maestro preguntó con una leve sonrisa:
¿A qué sabe el agua?
Agradable y fresca, comentó el aprendiz.
¿Te supo a sal?, preguntó el maestro:
No, dijo el joven.
El maestro se sentó junto a su aprendiz, y explicó:
"El dolor de la vida es pura sal, ni más ni menos. La cantidad de dolor en la vida de cada uno de nosotros va a ser exactamente la misma. Sin embargo la cantidad de amargura que probamos depende del recipiente en que ponemos la pena. Así que cuando está el dolor, la única cosa que puedes hacer es agrandar tu espacio interior. Deja de ser vaso. Transfórmate en lago."
Hace ya algunos meses compartí en otro de mis blog una experiencia que tuve mientras veía la televisión. Puedes leer esa experiencia aquí.
Desde entonces hay una meditación que hago cuando siento algún malestar en alguna zona de mi cuerpo y sobretodo si estoy muy agitada y nada logra centrarme de nuevo. Es muy sencilla y me recuerda a ese cuento. La base es muy simple, se trata de agrandar el espacio interior para permitir que la energía, la emoción, pueda moverse con libertad, y como dice el cuento nos transformemos en lago.
Toda emoción tiene un ciclo vital: aparece, se intensifica, llega a su límite, decrece y desaparece. Cuando no permitimos que el ciclo se complete la emoción tiende a quedarse atascada y volverá a surgir de nuevo.
En un inicio cuando esta meditación surgió solo fueron dos palabras: "Siéntete y Extiéndete". Y eso fue lo que hice. Con el tiempo he ido añadiendo más pasos: Respira, Siente, Abre y Extiende. Siguiendo la guía de tu maestro interior en ocasiones necesitarás estar más tiempo en el sentir, en ocasiones en el respirar, o en el abrir espacio y extender. Con la práctica verás que es lo que más necesitas trabajar en cada ocasión.
Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Empezamos observando el cuerpo para ver como está internamente. ¿Hay calma o movimiento? Si hay movimiento observa la zona donde notas la agitación. Empezamos respirando varias veces. Simplemente respirar. Luego el siguiente paso es sentir, abrirse a experimentar ese movimiento dentro de nosotros. Puedes decir internamente: "Siento". No hace falta que le pongas nombre. Simplemente siente. El siguiente paso es abrir espacio. Es muy sencillo y no tienes que hacer nada. No se necesita ningún esfuerzo para abrir espacio. Simplemente di interiormente "abrir espacio" y nota como aparece una relajación y notas una apertura. Y por último extiende. Repite mentalmente extiende varias veces. Tu mente sabe como extenderse así que una vez más no necesitas hacer nada. Observa como poco a poco se va generando un espacio más grande donde la emoción puede moverse y donde nosotros ya no estamos identificados con la emoción sino con ese espacio que la contiene. Puedes continuar repitiendo mentalmente extiende o puedes volver al paso que sientas. Déjate guíar por tu maestro interior que te mostrará aquello que más necesites en cada ocasión.
Con la práctica verás que puedes hacerlo incluso cuando estás viendo la tele o en una charla. Prestas atención a tu interior y repites mentalmente los pasos mientras observas como tu cuerpo se va aflojando y como la sensación de amplitud y de paz reemplaza a la sensación de agitación.
Si lo ponéis en práctica me encantará que me contéis como os ha ido. :)
Publicado en Recordando mis alas