Es doloroso ver este tipo de películas. Ya no sólo por el desastre de guión, el ritmo alocado, o un casting más preocupado por el físico, que por las capacidades interpretativas del reparto; sino por las ganas de Michael Bay de dejar ciegos a todos los espectadores en el intento de discernir los movimientos de unos robots excesivos, tanto en sus personalidades como en su diseño.
Mi Puntuación: 4