Revista Cine
'Transformers: El lado oscuro de la Luna': Espectáculo brillante; genial épica de ciencia-ficción
Publicado el 01 julio 2011 por Davicine
Las críticas de Carlos Cuesta: Transformers, el lado oscuro de la Luna
La primera misión espacial con la que Estados Unidos llegó a la Luna tenía un propósito no revelado. En el lado oculto del satélite se había estrellado un aparato volador no identificado que contenía una carga trascendental para la guerra que una raza alienígena está librando. El Gobierno no sabía lo que había encontrado pero se trataba de una nave Autobot, una de los dos bandos de los Transformer, seres mecánicos dotados de una avanzada tecnología, en guerra con los tiránicos Decepticon.
Cuando en el momento presente una misión de los Autobots en la Tierra como aliados de los humanos les revele lo que hay oculto en la Luna, la alianza entra ambas razas entrará en un punto flaco de confianza. Entonces comenzará una nueva carrera entre los dos bandos alienígenas por poseer lo que la nave atesora.
Con esta premisa arranca Transformers, el lado oscuro de la Luna, una fastuosa producción de ciencia ficción que ponía en peligro su credibilidad en su comienzo con un desafortunada mezcla de imagen histórica con escenas de actores. Esa terrible premonición se desvanece enseguida y el film nos relata un episodio de la carrera espacial que se recupera aquí de forma inteligente para dotar de trascendencia a una emocionante y divertida película de Michael. Bay.
Destacable mejora respecto de la segunda parte para ofrecernos un auténtico espectáculo audiovisual de acción trepidante, banda sonora épica y crucial (Steve Jablonsky), dotada de unas escenas de acción impresionantes en las que la integración de las máquinas con el entorno es total, intachable, hasta lograr la sensación de que no están generadas, de que son reales.
No se puede obviar que algunas imprecisiones o vacíos de la historia quedan eclipsados por el ritmo de la película y por trucos de magia visuales que nos despitan de algunos puntos flacos del relato. Pero si el cine es diversión, es emoción, es épica, es humor, es sueño, adrenalina, sentimiento y espectáculo, esta película es una gran y sabrosa porción de cine. Hay quien pueda no quedar satisfecho con la forma en que se explica narrativamente la ausencia de Megan Fox (un día dejó abandonó al protagonista y punto), pero no soy yo quien la ha echado de menos. Rosie Huntington-Whiteley, modelo de Victoria Secret, debuta en el cine con un papel de consorte florero y hace un papel muy similar al de la estrella, mejor si se me apura.
El actor principal Shia LaBeouf (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal ) retoma el papel de Sam Witwicky y mejora su actuación de las dos primeras películas. Quizá el transfondo y el camino recorrido hace más creíble este personaje arquetípico (y en las dos primeras partes poco verosímil) de joven normal destinado a salvar el mundo.
Sin embargo, el mejor personaje queda reservado de nuevo para Optimus Prime. Para quienes hemos crecido conociendo a los Transformers, aquél es un icono, un mito, que en esta saga se revela como un héroe valiente, inteligente, misericordioso pero letal al que no le tiembla el pulso ante sus enemigos y cuyas frases lapidarias son un reflejo de su carácter.
Si la acción es el punto fuerte de esta Transformers, el humor es un elemento muy importante de distendimiento con diálogos entretenidos y bromas muy destacables y con escenas graciosas que no caen en el ridículo de Rise of The Fallen. En ese sentido, John Turturro (Simmons) vuelve a aparecer como un personaje clave, pero mucho más procedente y justificado en esta ocasión.
De nuevo en esta película disfrutaremos de la maldad y ansias de poder sin remedio de Megatrón, líder Decepticon destinado a continuas humillaciones pero al que la historia le reserva un papel como estratega maligno, pese a que sus deseos de liderazgo le lastren continuamente a él y a su bando. La trampa que este enemigo extiende a los Autobot le dará una nueva oportunidad de victoria, de nuevo con el planeta Tierra (y su satélite) como privilegiado o, según se mire, desafortunado escenario. Sin duda, una pregunta que le hace al líder Autobot nos resume la relación de odio con Optimus Prime:
"- ¿Qué serías tú sin mí?- Vamos a comprobarlo".Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.
La primera misión espacial con la que Estados Unidos llegó a la Luna tenía un propósito no revelado. En el lado oculto del satélite se había estrellado un aparato volador no identificado que contenía una carga trascendental para la guerra que una raza alienígena está librando. El Gobierno no sabía lo que había encontrado pero se trataba de una nave Autobot, una de los dos bandos de los Transformer, seres mecánicos dotados de una avanzada tecnología, en guerra con los tiránicos Decepticon.
Cuando en el momento presente una misión de los Autobots en la Tierra como aliados de los humanos les revele lo que hay oculto en la Luna, la alianza entra ambas razas entrará en un punto flaco de confianza. Entonces comenzará una nueva carrera entre los dos bandos alienígenas por poseer lo que la nave atesora.
Con esta premisa arranca Transformers, el lado oscuro de la Luna, una fastuosa producción de ciencia ficción que ponía en peligro su credibilidad en su comienzo con un desafortunada mezcla de imagen histórica con escenas de actores. Esa terrible premonición se desvanece enseguida y el film nos relata un episodio de la carrera espacial que se recupera aquí de forma inteligente para dotar de trascendencia a una emocionante y divertida película de Michael. Bay.
Destacable mejora respecto de la segunda parte para ofrecernos un auténtico espectáculo audiovisual de acción trepidante, banda sonora épica y crucial (Steve Jablonsky), dotada de unas escenas de acción impresionantes en las que la integración de las máquinas con el entorno es total, intachable, hasta lograr la sensación de que no están generadas, de que son reales.
No se puede obviar que algunas imprecisiones o vacíos de la historia quedan eclipsados por el ritmo de la película y por trucos de magia visuales que nos despitan de algunos puntos flacos del relato. Pero si el cine es diversión, es emoción, es épica, es humor, es sueño, adrenalina, sentimiento y espectáculo, esta película es una gran y sabrosa porción de cine. Hay quien pueda no quedar satisfecho con la forma en que se explica narrativamente la ausencia de Megan Fox (un día dejó abandonó al protagonista y punto), pero no soy yo quien la ha echado de menos. Rosie Huntington-Whiteley, modelo de Victoria Secret, debuta en el cine con un papel de consorte florero y hace un papel muy similar al de la estrella, mejor si se me apura.
El actor principal Shia LaBeouf (Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal ) retoma el papel de Sam Witwicky y mejora su actuación de las dos primeras películas. Quizá el transfondo y el camino recorrido hace más creíble este personaje arquetípico (y en las dos primeras partes poco verosímil) de joven normal destinado a salvar el mundo.
Sin embargo, el mejor personaje queda reservado de nuevo para Optimus Prime. Para quienes hemos crecido conociendo a los Transformers, aquél es un icono, un mito, que en esta saga se revela como un héroe valiente, inteligente, misericordioso pero letal al que no le tiembla el pulso ante sus enemigos y cuyas frases lapidarias son un reflejo de su carácter.
Si la acción es el punto fuerte de esta Transformers, el humor es un elemento muy importante de distendimiento con diálogos entretenidos y bromas muy destacables y con escenas graciosas que no caen en el ridículo de Rise of The Fallen. En ese sentido, John Turturro (Simmons) vuelve a aparecer como un personaje clave, pero mucho más procedente y justificado en esta ocasión.
De nuevo en esta película disfrutaremos de la maldad y ansias de poder sin remedio de Megatrón, líder Decepticon destinado a continuas humillaciones pero al que la historia le reserva un papel como estratega maligno, pese a que sus deseos de liderazgo le lastren continuamente a él y a su bando. La trampa que este enemigo extiende a los Autobot le dará una nueva oportunidad de victoria, de nuevo con el planeta Tierra (y su satélite) como privilegiado o, según se mire, desafortunado escenario. Sin duda, una pregunta que le hace al líder Autobot nos resume la relación de odio con Optimus Prime:
"- ¿Qué serías tú sin mí?- Vamos a comprobarlo".Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.
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