En este momento están produciéndose numerosos cambios de chaqueta política entre antiguos asociados y militantes del PSOE que se ofrecen a colaborar con el PP, como la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, y el director general de Tráfico,
Pere Navarro. Navarro, que impuso el carné de conducir por puntos y logró que de 4.000 muertos anuales en 2004 se bajara a 2.400 el pasado 2011, tiene más difícil su continuidad por las protestas de diputados del PP molestos por el nombramiento de Vela, connotada zapaterista que fue portavoz del “clan de la zeja”.
Luís de Gujndos, el ministro de Economía, además de fichar a Vela y a otra subsecretaria zapaterista, acaba de nombrar como su responsable de comunicación a Concha Martín, periodista de El País, diario siempre hostil con el PP.
El nombramiento de Carmen Vela es menos comprensible para las bases populares que el de Navarro, caso de producirse, que al menos está avalado por uno de los pocos éxitos del Zapaterismo.
Porque Vela tiene pocas publicaciones y reconocimiento científico comparada con otros candidatos, populares o no: ni siquiera es doctora. Su currículo es limitadísimo, aunque en una acción corporativista varias organizaciones de científicos la apoyan frente a los “ataques de la ultraderecha”.
Que el PP coloque en cargos medios a personas así podría tener distintas interpretaciones, alguna maliciosa, como que es algo torpe e ingenuo. Otra incidiría en el paralelismo con Nicolas Sarkozy, que nombró para altos cargos a notables socialistas, lo que desconcertó al partido del que venían.
Si Rajoy tiene la misma intención con el PSOE llevándose consigo a caras menos folclóricas y más respetables de los “zejas”, lo cierto es que a quien ha desconcertado es a los suyos.
Y los transfugas, a lo suyo, que es seguir gozando de la fascinante sensación de poder ante los demás.
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SALAS