En cuanto a consideraciones generales de líneas de actuación muchas medidas deberán ser tomadas en el seno de Europa, porque no será posible tomarlas en los marcos nacionales: eurobonos o similar, o armonización e integración fiscal; bajar tipos de interés del euro, que el BCE asuma como objetivo no solo la inflación sino también el empleo, que se convierta en prestamista de último recurso como sus homónimos de EEUU y Reino Unido, o cualquier otro banco central que pueda defender su moneda a fondo e ipso facto, por ejemplo comprando deuda; crear fondos de garantías y rescates bancarios, regulación y supervisión sistema bancario europeo y tasas bancarias; lucha contra paraísos fiscales; renovación e impulso a instituciones europeas que permitan mayor democracia y rapidez en la toma de decisiones comunitarias y que sean colectivas; agencias de rating europeas; dilatar objetivos de déficit varios años; priorizar políticas de crecimiento europeas y aceptar inflación, aunque sea ligera, que permita reducir deudas; devaluación del euro, aproximando paridad a dólar; Problemón de Grecia, con salida o integración pero negociada amistosamente; etc. etc. muchos de estos aspectos son impulsados por la socialdemocracia francesa y española.
Encontrar nuestro lugar en el mundo, en el cual disponer de empleos estables como los conocidos hasta hace poco, será realmente dificilísimo y nos llevará un tiempo hasta que sea socialmente comprendida nuestra situación y suficientemente apoyadas las salidas adoptadas. La tarea rebasa a cualquier gobierno y partido y será colectiva o no será y además debido al enorme desprestigio de políticos e instituciones probablemente en su transcurso se abrirá una nueva etapa de nacionalismos, con acompañantes populistas y fascistas. ‘Los extranjeros, los amarillos, nos están quitando el trabajo’, pronto serán los moros y los negros quienes se incorporen; son las viejas historias, los otros, serán el enemigo, los problemas aumentarán y demasiada gente venderá humo.