Por la Gran Vía de Hortaleza, Madrid. Foto © AJR, 2019.
Entre las horas muertas crece a vecesun musgo redentor. Él nos avisa
de que lo que queremos no es precisa-
mente ni fácil ni oportuno. Empieces por donde empieces, siempre te mereces
algo menos gravoso: la sonrisa
de un semejante o un adiós sin prisa
son a menudo —y lo son con creces— el mayor bien para el que aún no sabe,
ni de oídas, que en un abismo cabe
otro abismo, y en un silencio, un mundo. Tránsitos de la vida, dulce o áspera:
saber vivirlos entre tanta máscara
es alta ciencia y un saber profundo.