Las familias disfuncionales son tan importantes para la televisión como los abogados, los policías o los médicos. Y es prácticamente imposible no encontrar entre las novedades de cada temporada, una nueva prole dispuesta a sorprender y agradar a la audiencia, con sus excentricidades y sus locuras, sus alegrías y sus penas. La llegada de las cadenas de cable, y posteriormente de otros formatos, ha hecho posible que apenas existan límites a la hora de llevar a la pantalla un grupo de seres unidos por sus genes, y los creadores han aprovechado esta posibilidad para crear historias complejas, novedosas y arriesgadas que tratan de poner una pica en el extenso mundo de las familias televisivas.
Nueve años después de trabajar en la “abuela” de los clanes disfuncionales modernos, los Fisher de A Dos Metros Bajo Tierra, Jill Solloway ha alcanzado esa cima gracias a los Pfefferman, la familia protagonista de Transparent. Y para situarse por primera vez al cargo de la dirección de una serie, la guionista y productora nacida en Chicago no ha escogido una historia fácil. Mort Pfefferman, el padre de familia encarnado por Jeffrey Tambor, decide un buen día hacerles saber a sus hijos que en realidad siente que es una mujer en un cuerpo de hombre. Y que va a empezar a actuar en consecuencia. A pesar de que cuenta con el apoyo de su ex esposa, y de una compañera de terapia, el anuncio será más costoso de lo que desearía.
Bajo el nombre de Maura, el personaje de Tambor asiste a las consecuencias que el cambio que decide dar a su vida tiene en sus hijos, tres seres egocéntricos incapaces de manejar sus vidas o decidir qué hacer con ellas. Sarah, interpretada por Amy Landecker, es una mujer atrapada en un matrimonio aburrido e irritante destinado a morir en cualquier momento que, inesperadamente, se encuentra con su ex novia, Tammy Cashman. Josh, Jay Duplass, es un joven inseguro que trabaja en la industria musical tratando de encontrar nuevas estrellas, y un nuevo amor. Y la pequeña, Alex, en la piel de Gaby Hoffmann, es la niña mimada y superdotada que no sabe qué hacer con su vida, pero tampoco parece tener prisa por averiguarlo.
La llegada de Maura a sus vidas consigue inspirarles, condicionarles o coaccionarles, dependiendo del vástago al que nos refiramos, pero es evidente la decisión paterna influye en todos ellos. Y mientras, Maura cambia de vecindario y trata de asumir las miradas cotillas en la calle, las desaprobaciones en el baño de señoras o las preguntas curiosas de sus nietos. Pero Soloway también tiene tiempo de mirar atrás y mostrar al espectador cómo y porqué se ha llegado hasta esa situación, cuándo Mort comenzó a ser Maura y cuáles fueron las consecuencias de sus decisión. Y todo ello lo ha hecho inspirada por el testimonio de su propio padre, que confesó a su familia su condición transexual teniendo más de setenta años.
Transparent no es sólo una gran historia, sino que además ha tenido la suerte de encontrar un Jeffrey Tambor en estado de gracia que interpreta a Maura con brillantez, credibilidad y delicadeza. Del resto de la familia, en la que por cierto también es muy importante Shelly, la madre de las tres criaturas y ex mujer de Maura-Mort, me quedo sin ninguna duda con las hermanas, en la primera mitad de la serie con Sarah y su atrevimiento, en la segunda con Alex y su desesperante egocentrismo. Pero todos los Pfefferman son seres sorprendentes, aunque no ajenos, que a través de una historia atípica contada con naturalidad llegan al espectador para convertirse en otra, adorable y querida, familia disfuncional televisiva.