Siempre, he sido muy crítico con el Estado de Alarma. Y lo he sido, queridísimos lectores, porque la Covid-19 ha tenido un comportamiento desigual a nivel territorial. El contraste de cifras entre Comunidades Autónomas ha puesto en evidencia la ineficacia del mismo rasero para realidades divergentes. Un nuevo confinamiento general sería contraproducente para enderezar el volante de la recuperación económica. Y lo sería porque pagarían "comunidades justas" por "pecadoras". Así las cosas, la delegación autonómica, en la lucha contra la pandemia, tiene un doble efecto político. En primer lugar, diluye la responsabilidad del Gobierno, cierto. Y, en segundo lugar, pone en el espejo público a la política local. Sitúa a las diputaciones y ayuntamientos como los responsables inmediatos en la lucha contra el virus.
El paso de la "patata caliente" a las Comunidades Autónomas beneficia, y mucho, al PSOE y sus socios de Gobierno. Sin Estado de Alarma, por en medio, el PP no tiene diana donde disparar sus dardos. Tanto es así que Casado, sin responsable nacional, culpabiliza a Pedro Sánchez por "abandonar el barco" y disfrutar de vacaciones. Dos críticas desmontables por cualquier aprendiz de politólogo. La primera porque en España el poder está descentralizado entre las diferentes regiones. La segunda porque la responsabilidad de gobierno es compatible con el derecho de vacaciones. Gracias al Estado de las Autonomías, España goza de flexibilidad política para combatir el bicho. Un bicho que daña más en Madrid, País Vasco y Aragón, por ejemplo, que a otras partes de la selva. Este comportamiento local de la pandemia invita a que se enciendan las luces de la gobernanza. Una gobernanza, como les digo, que aporte valor a la coordinación de las políticas regionales. Una coordinación basada en estrategias distintas ante un enemigo común.
Más allá de la labor de los sanitarios, la lucha contra el Covid-19 necesita el trabajo de sociólogos, estadísticos y documentalistas. Es importante la construcción de bases de datos. Bases de datos que sirvan para la identificación de los perfiles vulnerables. Perfiles, como les digo, desglosados por edades, sexos, zonas geográficas, pautas de consumo, roles laborales y otros datos de interés. Tales perfiles son necesarios para actuaciones concretas, tales como rastreos específicos, cierres temporales de locales sospechosos y cuarentenas controladas. También se debería actuar, tal y como dijo Simón, desde los diferentes líderes de opinión. Es necesario hoy, más que nunca, que las redes sociales sirvan para concienciar a la sociedad de los riesgos que supone la irresponsabilidad. El poder de las redes debería contribuir para crear corrientes de denuncia ciudadana. La lucha contra el Covid-19 se debería vencer desde la transversalidad. Desde la coordinación autonómica, el consejo de los expertos y el liderazgo social. Si no lo hacemos, si cada uno actúa por separado, no nos quedará otra que el "sálvese quien pueda".
Por Abel Ros, el 22 agosto 2020
https://elrincondelacritica.com/2020/08/22/transversalidad-contra-la-pandemia/