La imagen de nuestra entrada de hoy es una recreación de la estrella Trappist-1, una enana ultrafría que ofrece una luz mucho más roja que nuestro sol, y que parece ser especialmente longeva, y situada a apenas 40 años luz de nuestro planeta, distancia extremadamente corta en el espacio exterior. La noticia está en el descubrimiento de tres planetas, conformando un sistema solar que podría albergar vida, vida como la entendemos en la Tierra, pese a no ser la estrella de referencia, mucho mayor que júpiter.
Tengo el convencimiento de que la vida es un fenómeno que surgió en numerosos planetas de alguna parte de nuestro cono de luz, no estoy tan seguro de que la nuestra sea una civilización inteligente, pero sí al menos, de que asoma la cabeza al espacio que nos rodea, tan infinito como nuestra ignorancia, y en el que recorrer la distancia que nos separa de Trappist-1 es, sencillamente, utópico. El Sr. Hawking prepara una sonda para alcanzar Alfa-Centauro, capaz de desarrollar una velocidad del veinte por ciento de la velocidad de la luz, unos sesenta mil kilómetros por segundo, que no está nada mal; a este ritmo, poner a un ser humano en este sistema solar, le llevaría unos doscientos años, demasiado largo para ofrecer esperanza. No obstante lo anterior, estoy seguro de que el futuro de nuestra civilización está en las estrellas, tal vez lejanas e inalcanzables hoy en día, pero a las que nuestra curiosidad por el saber, nos terminará por llevar en un futuro más próximo que lejano.