Si Países Bajos alcanza el Nexit (Nederland-Exit), abandonar la UE, el trauma moral que sufrirían sus miembros sería superior que el del Brexit, la salida del Reino Unido, socio sólo desde 1973 que no se integró en el euro, mientras que ese pequeño país fue fundador en 1951 de su primer embrión, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), y entusiasta impulsor de su desarrollo.
Asusta a los europeístas el número de ciudadanos que comienzan a seguir a Geert Wilders, de 53 años y fundador del Partido por la Libertad (PVV), que propone romper con la Unión ante la promesa comunitaria de integrar a Turquía y la obligación de acoger inmigración musulmana.
Países Bajos, con una superficie como la de Extremadura, una población de 17 millones de habitantes y una renta un tercio superior a la española, alberga ya un diez por ciento de musulmanes que, según Wilders, absorben casi todas las ayudas sociales y cometen el 75 por ciento de los delitos, especialmente los violentos.
Se acusa a Geer Wilders de ultraderechista y xenófobo, incluso desde las derechas moderadas, pero en economía y en derechos civiles es liberal, y su xenofobia es, al menos, parcial, porque aprueba la inmigración no religiosa o de cualquier fe que no sea musulmana.
Es antimusulmán, aunque añade que no está contra los musulmanes que se adaptan a las leyes del país, sino contra los delincuentes, los imanes extremistas y los defensores de la yihad y la sharia. Afirma que el Corán y los hadizes, con peores que Mi Lucha de Hitler, y que debe prohibirse.
Un creciente número de holandeses lo apoyan en su idea de abandonar esta Europa que, afirma, está dejándose invadir por peligrosos fanáticos de esa religión.
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