Aún recuerdo el día después a mi examen MIR. Me levanté temprano, casi como si fuera a estudiar. Contesté a un par de llamadas, saqué a pasear a mi perro y visité algunas personas con quien llevaba mucho tiempo sin tener contacto.
Ni se te ocurra añadir tus respuestas a las múltiples aplicaciones de Internet, agregarte a conversaciones en los foros o cualquier cosa profesional. Tendrás tiempo de sobra para hartarte de medicina y similares. Dedícate 24 horas sólo a ti, porque tú lo vales.
El MIR es la demostración más práctica a estas edades de que la vida no es justa. No merece la pena amargarse tan pronto contemplando los resultados, rememorando las dudas y comiéndote las uñas de si te dará número suficiente para hacer patatología clínica en chupilandia. Desde luego yo no lo recomiendo.
Sal a la calle, disfruta del aire libre y de toda esa gente que lleva tanto tiempo esperándote. Si tienes pareja aprovecha para pasar el máximo tiempo posible juntos, emborráchate con tus amigos o dedícate a ver manga atrasado en Internet. Aquello que te haga feliz. Lo hecho hecho está, y el resto es historia.
Fotografía: "Drink 'til you want me"