El 23 de julio de 1921, llega a Melilla el alto comisario, general Berenguer, para comenzar a tomar las medidas necesarias encaminadas a solucionar la crítica situación en que se encontraba la plaza. Justo, al día siguiente de su llegada, desembarcaba el batallón de la Corona, y poco más tarde el general Sanjurjo y el teniente coronel Millán-Astray con dos banderas del Tercio de Extranjeros; también lo hicieron los Regulares de Ceuta, aunque estos no fueron tan bien acogidos como los anteriores. El pueblo no podía olvidar la traición de los regulares de Melilla en Annual. De esta forma, en los primeros días de agosto se fueron concentrando en Melilla, unos 30.000 efectivos, todos a las órdenes del general Sanjurjo. En una conversación mantenida entre Berenguer y el presidente Maura: “no se trababa de reforzar un ejército desaparecido, sino de crear otro nuevo y más eficaz”.
En nuevo comandante general de Melilla, el general Cavalcanti, con las fuerzas disponibles, formó el 8 de septiembre dos columnas, mandadas por los coroneles Riquelme y Sirvent, bajo el mando del general Neila, para contrarrestar los intentos enemigos de conquistar posiciones cercanas a Melilla. Era necesario pasar, inmediatamente, a la acción, detener el avance enemigo, romper el asedio de Melilla y reconquistar el territorio perdido. El 17 de septiembre, unos 20.000 hombres, apoyados por las baterías del Atalayón y Sidi Hamet, los lanchones artillados desde Mar Chica más los buques de la escuadra y algunas unidades de aviación, iniciaron el avance hacia Nador, que fue rápidamente conquistada. El 2 de octubre se inició una maniobra sobre el Gurugú, que fue totalmente sometido el 10 de octubre. Cuatro días más tarde, al ocupar Zeluán se llegó a la línea obtenida en la campaña de 1909.
El segundo ciclo de operaciones, con la ocupación de la línea del Kert, escenario de la campaña de 1911-1912, dio comienzo el 24 de octubre, con la recuperación de Monte Arruit. Allí las tropas se encontraron con la humillante y dolorosa visión de los cuerpos mutilados de los 3.000 españoles asesinados en agosto. Las tropas de Abd el-Krim, acosados por una fuerza que, en nada se parecía a la que habían derrotado anteriormente, pronto tuvieron que comenzar la retirada; cometiendo el error de tratar de sumar a su causa a las cabilas situadas en la zona francesa. Esto provocó el inicio de la cooperación militar hispanofrancesa, iniciándose una ofensiva conjunta contra la efímera República del Rif que Abd el-Krim había proclamado tras su victoria en Annual.
El 13 de septiembre de 1923 se produce el golpe de Estado del capitán general de Cataluña don Miguel Primo de Rivera, que fue bien recibida por los jefes y oficiales del ejército de África, a pesar de que éste era uno de los pocos mandos que se habían manifestado a favor de que España abandonara Marruecos. A lo largo del invierno de 1923-1924 la situación se mantuvo estable, hasta que el 16 de febrero Abd el-Krim enviara al lugarteniente de El Raisuni, Ahmed Jeriro a atacar la posición española M’Ter, situada en la zona occidental; mientras en la zona oriental se recrudecían los ataques a posiciones y convoyes. En mayo, las tropas españolas estaban a la defensiva en ambas zonas del Protectorado.
El 8 de septiembre de 1924, tras un año de forcejeos en ambos frentes, comenzó el repliegue hacia la denominada línea Primo de Rivera. El 16 de octubre, Primo de Rivera, se nombró a sí mismo alto comisario y general en jefe del ejército de África. Iniciando la evacuación de Xauen el 15 de noviembre, alcanzando Tetuán el 14 de diciembre.
Definitivamente, Abd el-Krim con una serie de ataques había abierto un nuevo frente contra Francia. Desde el comienzo de la rebelión rifeña, los franceses habían mantenido una actitud tolerante, ya que el residente general, mariscal Lyautey, alentaba la esperanza de que los españoles acabaran abandonando Marruecos, lo que permitiría a Francia ampliar su protectorado al norte del país. Pero los reveses sufridos por Francia hicieron que el gobierno francés se decidiera a concretar una acción conjunta contra Abd el-Krim. Primo puso una condición: que el alcance de la colaboración hispanofrancesa no fuera más allá de un desembarco en Alhucemas.
El presente artículo procede de libros como EL SUEÑO COLONIAL de Federico Villalobos; o EN EL BARRANCO DEL LOBO, LAS GUERRAS DE MARRUECOS de María Rosa de Madariaga; periódicos, páginas webs y folletos. La mayoría de las fotos están tomadas de Internet. En el caso de la existencia de un titular de los derechos intelectuales sobre estos textos e ilustraciones, y desea que sean retiradas, basta con ponerse en contacto conmigo.
Ramón Martín