De nuevo baile de cifras. 400.000 personas, según datos de la organización —108.000, según la Guardia Urbana—, participaron el sábado pasado en la manifestación de la ANC (Asamblea Nacional Catalana), convocada bajo el lema “Lluitem i Guanyem la independencia” (Luchemos y ganemos la independencia). La Diada llegó en pleno debate sobre la estrategia a seguir en esta legislatura: ERC apuesta por volcarse en la mesa de diálogo con el Estado, en la que JxCat y la CUP tienen depositadas nulas expectativas. En su primer mensaje institucional desde que fue nombrado presidente de la Generalitat y a escasos días de asistir a la Mesa de Diálogo con el Gobierno español, Pere Aragonès realizó el pasado viernes un llamamiento a la unidad entre instituciones, partidos y sociedad civil para “hacer inevitable un referéndum que para mí es un compromiso democrático del todo irrenunciable ante el que no descansaré hasta hacerlo realidad”.
Un grupo formado por un centenar de personas se situó frente la cabecera de la manifestación independista al grito de “Basta de traidores”, “Independencia ya” y “Puta España”.La ANC decidió parar a la cabecera oficial para dejar un hueco entre ellos y el centenar de manifestantes que protestaban “Donec perficiam” (Hasta conseguirlo).
Horas más tarde, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, era recibido con abucheos por parte de un sector de independentistas radicales. Junqueras encabezaba la delegación de ERC durante la ofrenda en el Fossar de les Moreres, punto simbólico en el barrio del Born, donde cayeron los últimos defensores de la ciudad, sitiada por las tropas borbónicas, el 11 de septiembre de 1714.
Un grupo de independentistas le silbaron y abuchearon al grito de “botifler” (traidor). Los abucheos tuvieron una respuesta inmediata por parte del líder de la formación republicana, quien contestó, muy serio, en medio de los gritos y silbidos: “De la misma manera que, en las cárceles, no nos han conseguido callar, tampoco conseguirán hacerlo ni los insultos ni las amenazas de nadie”. Junqueras encabezó la delegación de ERC que realizó la ofrenda y estaba acompañado por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, durante la ofrenda floral.