Revista Salud y Bienestar

Tras la salida del confinamiento: ¿miedo o esperanza?

Por Luciano Santana Cabrera

Tras la salida del confinamiento: ¿miedo o esperanza?
Tan sólo han pasado cuatro meses desde que unos médicos chinos empezaran a alertarnos de que un virus andaba haciendo estragos entre la población de una región muy concreta de China, un virus similar a la gripe porque provocaba una sintomatología similar, pero altamente contagioso y mortal, incluso entre los profesionales sanitarios que cuidaban de los enfermos.Pues bien, en este tiempo, no sólo el virus ha podido llegar a todos los rincones del planeta, sino que todo gira alrededor de él, ya nada es importante, todo se relativiza, lo único que importa es frenar la curva, todos remando en el mismo camino, aunque a veces siempre aparece algún aprovechado que intenta sacar partido, bien sea por un puñado de votos o por un puñado de billetes, traficando con mascarillas, sin importar que sea a expensas, incluso, del dolor de los demás.En estos meses hemos pasado MIEDO, no cabe duda, quizá incluso pánico, porque se nos venía encima una ola gigantesca, la cual día a día crecía más y de la cual no teníamos ninguna herramienta para defendernos, la única alternativa era dejarla pasar y…tener suerte.Pero mientras se acercaba, dio tiempo a hacer algunas cosas, a la mayoría a esconderse en el confinamiento, a otros a trabajar para buscar soluciones en forma de medicamentos o vacunas y, otros muchos, ocupándose para que desde el punto de vista social y sanitario el sistema siguiese en pie. Ha pasado la gran ola, pero probablemente detrás vengan otras, iguales o parecidas, que no deben dejarnos impasibles en seguir buscando la manera de poder pasar debajo de ella sin que nos revuelque ni que nos arrastre mar adentro. Sabemos que los test diagnósticos son escasos y no son fiables al 100%, que aún no existe un tratamiento efectivo y, mucho menos, una vacuna a pesar de que la mayoría de la población no está inmunizada. También que los medios de protección en los hospitales pueden escasear o pueden que no cumplan, en algunos casos, con la normativa… pero tenemos la ESPERANZA de que se está trabajando para buscar una terapia, que conocemos mejor la enfermedad, que nos hemos entrenado para poder afrontarla de nuevo en cualquier momento, quese han desarrollado planes de contingencia en los hospitales, incluso, sabemos que somos capaces de subsistir encerrados, nos hemos hecho más solidarios y empáticos con las desgracias de los demás y, por último, aunque fuese sin quererlo, hemos dado un respiro al planeta bajando los índices de contaminación.
Para la vuelta a la normalidad que teníamos antes queda mucho, por lo que les recomiendo seguir las medidas paulatinas de desconfinamiento que se vayan permitiendo cuidándote, si puedes, un poco más de lo que te dicen, porque la verdad te digo aún no ha llegado el momento de arriesgarse a pillar la enfermedad, mejor cuanto más tarde, cuando haya un tratamiento que la mitigue o una vacuna que la prevenga.Por tanto, como no disponemos de ninguna varita mágica que nos asegure lo que va a pasar, convirtamos todo el miedo que hemos pasado, y que seguimos pasando, en una gran energía de esperanza para tener, a partir de ahora, una sociedad mejor, con unos valores robustos, solidaria y altruista.

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