Todas
las organizaciones nos enfrentamos continuamente a nuevos retos, nuevas
problemáticas, nuevas oportunidades, nuevas formas de relación que convierten
la capacidad de cambiar y adaptarse en un factor clave del éxito. La necesidad
de cambio puede deberse a dos motivaciones principalmente, cambiar para
sobrevivir o cambiar para mejorar. En el primer caso se trata de adaptarse a un
entorno cambiante, lo interesante en esta situación es estar en disposición de
poder anticiparse de alguna forma a los cambios en el entorno y hasta en
algunos casos siendo parte activa en los mismos. En el segundo, se trata de
cambiar para mejorar, para conseguir una mayor capacidad de desempeño, para
ello las organizaciones deben ser capaces de preguntarse sobre la pertinencia o
relevancia de sus servicios, proyectos o productos; su eficiencia, su eficacia,
su impacto y sostenibilidad, de cuestionarse el porqué de sus “problemas”. Todo
esto exige una elevada capacidad para escuchar el entorno, experimentar e
innovar, evaluar y aprender de lo que funciona y modificar lo que no, sólo
aquellas que dominan el ciclo de la adaptación son organizaciones realmente
exitosas.
Una
de las herramientas en la que podemos apoyarnos para generar un entorno de
comunicación más abierto y enriquecedor es una Red Social Corporativa, una
herramienta de este tipo ayuda a crear nuevos contactos dentro de la compañía y
mejorar la comunicación entre distintos departamentos o centros, el
funcionamiento interno para que los equipos de trabajo sean más colaborativos y
además permiten sugerir cambios y mejoras permanentemente.
Sin embargo, como ya es sabido, la
simple implantación de una nueva herramienta no es suficiente, sino que es
necesario diseñar una estrategia con distintas acciones para lograr que el
cambio realmente se incorpore al día a día de una organización. Entre los mecanismos
para impulsar cambios se encuentra el acompañamiento y la formación. A través
del acompañamiento por parte de personas imbuidas de la nueva cultura y de la
formación de los distintos equipos operativos es posible introducir y socializar
los cambios.
En este sentido, en un proyecto dirigido al despliegue de una red
social corporativa formamos a un equipo de promotores para que hicieran la
labor, no tanto de formar en la utilización técnica de la herramienta, sino de
conseguir transmitir la idea de que puede facilitar, y ayudar a mejorar, en el
trabajo del día a día.
Para ello,
se diseñó una estrategia en varias fases: en primer lugar tuvo lugar un
Workshop con el equipo destinado a desplegar el modelo con el fin de
implicarles y recoger ideas para el planteamiento de acciones formativas a
desplegar.
A raíz de esta sesión se detectó la necesidad de que el equipo de
formadores encargados del despliegue del proyecto realizara tres acciones
complementarias, por un lado formar en cada ubicación de la organización a una
persona cercana a la que se pueda acudir de manera rápida y que sea capaz de
resolver las principales dudas en cuanto al funcionamiento y problemas técnicos de la
herramienta.
Por otro, realizar las sesiones de despliegue apoyándose en las
pautas marcadas en la “Guía paso a paso del formador”· que como ya se ha
indicado no se centraba en explicar cómo se maneja la herramienta sino en
cómo nos puede ayudar,
estas sesiones presenciales se complementaban con un seguimiento on line a
través de tareas a realizar en la Red, en un grupo creado para ello,
finalizando con una conference de evaluación de las tareas y resolución de
dudas que puedan surgir en la aplicación práctica.
Por último, de forma
complementaria, se proponía aprovechar las visitas normales de trabajo de estos
formadores a las distintas localidades para explicar o difundir algún aspecto
de la Red Social Corporativa, en este caso se trataba de fomentar el
aprendizaje de sus posibilidades en un contexto informal, para ello se
prepararon dos tipos de discursos para que el formador los tuviera preparados
en función del tiempo del que disponga y del tipo de encuentro que se produzca:
un discurso breve de dos minutos en el que se exponga brevemente para que
podría ser útil la Red Social Corporativa para nuestro interlocutor y para cuando se dispusiera de un
poco más de tiempo se preparó un discurso más detallado de la aplicación al
trabajo del día a día.
El formador en este contexto informal debería ser capaz
de adaptar el discurso al interlocutor basándose en preguntas/comentarios del
tipo: ¿Te has enterado de…?; Para viajar
a X me ha sido muy útil lo que me dijo Y en el grupo YXZ; ¿Has visto lo activo
que esta X en la Red?; ¿Has leído lo último que ha publicado X?; ¿Sabes que me
unido al grupo de…?; ¿Crees que conoce el resto de la organización lo que
hacéis en vuestro departamento?
Veremos si
con esta metodología, u otra que se diseñe en función de las necesidades de
cada organización, finalmente se consigue que las redes sociales corporativas se
empleen para realizar el cometido en el día a día laboral y sirvan como
herramienta de transformación de las organizaciones para que permitan a sus
miembros desarrollar su potencial y que éste pueda ser compartido.