Con la entrada de noviembre no solo nos encontramos en pleno otoño, si no que el frío y la oscuridad comienzan a estar presentes a diario. A pesar de que a muchos les puede encantar la época de chocolate caliente, manta y peli, no todo el mundo se encuentra tan positivo durante esta época.
Si eres de los que con la entrada del frío te notas más triste, cansado y con menos energía y ganas de hacer planes, es posible que este artículo te interese.
¿Qué es el trastorno afectivo estacional?
El trastorno afectivo estacional (TAE) es un tipo de relacionada con los cambios de estación, que cada año afecta a un gran porcentaje de la población.
Este tipo de trastorno psicológico aparece y desparece con la entrada de las estaciones normalmente de forma casi instantánea y sin dejar ningún tipo de secuela psicológica, por lo que a menudo simplemente parece una mala época para aquellos que la padecen y pasa desapercibido fácilmente. De hecho, varios estudios demuestran que un alto porcentaje de aquellas personas que padecen trastorno afectivo estacional no son conscientes de que están padeciéndolo.
Este trastorno no suele afectar de forma directa o en exceso a nuestra salud física o mental, aunque sí que puede afectarla en los casos más extremos. Es por eso que no es considerado como enfermedad grave por el sistema sanitario y a menudo, no se le otorga la importancia necesaria. Sin embargo, a pesar de que no se categorice como algo "grave" la salud general y calidad de vida de aquellos que la padecen puede verse afectada durante este periodo de tiempo, por lo que resulta muy importante afrontar este problema para tratarlo con sencillos consejos y así disminuir sus síntomas en la medida de lo posible.
¿Qué síntomas tiene el trastorno afectivo estacional?
Tal y como ya hemos comentado, el trastorno afectivo estacional suele aparecer casi de un día para otro cuando comienza la época de frío y oscuridad. Es por ese motivo que suele aparecer entre finales de otoño y principios de invierno para aquellos que viven en el hemisferio norte.
Uno de los síntomas más habituales es el cansancio. Es muy habitual sentirse letárgico y con muy poca energía en esta época. Algo que a menudo se asocia con otra de las causas de este problema, el insomnio o dificultad para dormir.
Además, es habitual sentir cierta tristeza. En la gran mayoría de los casos esta tristeza puede verse reflejada en una sensación de pesimismo y desesperanza acompañada de una pérdida de interés por salir a la calle o realizar actividades que antes solías disfrutar. Por ejemplo, se pierden las ganas de hacer nuevos planes o incluso de cumplir con aquellos que hace apenas unas semanas nos quitaban el sueño de la ilusión. Sin embargo, a pesar de que esta tristeza a priori pueda parecer inofensiva, en los casos más extremos puede incluso provocar pensamientos de muerte o suicidio, por lo que debemos darle la importancia merecida e intentar paliar estos síntomas en la medida de lo posible.
Otro de los síntomas habituales de este trastorno es un repentino aumento del apetito por todos aquellos productos con un alto contenido calórico a base de carbohidratos o grasas, como por ejemplo la bollería industrial. Algo que inevitablemente a menudo va asociado con un aumento de peso.
Tal y como ya hemos comentado, estos síntomas pueden aparecer en diferentes grados, por lo que no todos aquellos que padecen este trastorno sufrirán los mismos síntomas ni en la misma medida.
¿Por qué sucede este trastorno?
A día de hoy todavía se desconocen las causas exactas de este problema. Sin embargo, las múltiples investigaciones científicas al respecto han proporcionado diversas teorías.
Uno de los motivos que se cree ser causante de este trastorno es la falta de vitamina D. La vitamina D, es una vitamina esencial para nuestro cuerpo que juega un rol fundamental en nuestro sistema musculo-esquelético, inmunitario y nervioso. Esta vitamina es apodada como vitamina del sol ya que nuestro cuerpo la obtiene en su mayoría a través de la luz solar. Durante los meses de otoño e invierno la cantidad de luz solar diaria disminuye ya que los días son más cortos, por lo que aumenta la probabilidad de padecer una carencia de esta vitamina. Un déficit de este nutriente puede ser causante de cambios de humor y letargia, síntomas habituales del trastorno afectivo estacional, por lo que no debería sorprender a nadie que esta sea una de las más estudiadas teorías causantes del TAE.
Otra de las posibles causas es una asociación con una necesidad prehistórica y biológica de hibernación que tienen algunas especies del reino animal. Durante el periodo de hibernación los animales que lo realizan quedan en un estado de sueño y descanso que les permite sobrevivir en los periodos más fríos. Durante las semanas previas a este proceso aumentan su ingesta de calorías tanto de carbohidratos como grasas, de esta forma, pueden abastecer su cuerpo con los nutrientes necesarios para sobrevivir incluso en los meses en los que no podrán ingerir nada. Además, para asegurarse de mantener las reservas de energía intactas, descansan durante ese periodo y evitan realizar actividades que puedan consumir muchas calorías. El aumento de apetito y la pérdida de interés por hacer ciertas actividades también son síntomas habituales del TAE por lo que puede entenderse que esta teoría conservadora siga siendo unas de las más estudiadas pese a que no existe evidencia científica para confirmarla.
Por último, otra de las teorías más populares se basa en la hormona serotonina. Este químico se encuentra en nuestro sistema nervioso y cerebro y está directamente relacionada con el estado anímico. Un déficit de esta hormona podría ocasionar cambios anímicos hasta el punto de provocar depresión y tristeza constante. Por otro lado, varios estudios recientes han demostrado que quienes padecen el TAE pueden tener un desequilibrio en la hormona serotonina, por lo que no es de extrañar que la comunidad científica esté apostando cada día más por esta teoría.
¿Cómo puede tratarse el trastorno afectivo estacional?
El trastorno afectivo estacional se caracteriza por desaparecer de forma repentina con la entada de primavera o verano. Es por eso que únicamente aparece en determinadas estaciones del año, de ahí que se le denomine estacional. Sin embargo, a pesar de que desaparezca con el paso del tiempo y sea solo algo temporal, sus síntomas deben ser controlados para minimizarlos o incluso eliminarlos en la medida de lo posible.
Al no conocerse la causa exacta de este problema resulta difícil tratarlo de forma directa, aunque eso no significa que no podamos hacer pequeños cambios para disminuir los síntomas. Si crees que padeces o has padecido de este trastorno afectivo estacional en algún momento, estas sencillas pautas pueden resultarte interesantes.
Acepta que padecer TAE no tiene nada de malo
A menudo las enfermedades mentales reciben un estigma horrible que se asocia con la debilidad mental, por lo que las palabras trastorno y depresión suelen causar pánico a aquél que las escucha. Las enfermedades mentales no se diferencian de aquellas físicas, por lo que al igual que padecer un catarro no genera ningún complejo ni vergüenza, tampoco debería generarlo el tener un trastorno depresivo. Cualquier persona puede encontrarse en algún momento de su vida con algún problema similar y ni mucho menos será debido por algún tipo de debilidad ni negligencia por su parte, por lo que no es nada a lo que tenerle miedo, desprecio o pudor.
Reconocer y aceptar que se padece un trastorno afectivo será siempre el primer paso para tratarlo. De esta forma podremos afrontarlo con sencillos cambios y/o solicitar ayuda si la necesitamos.
Mantente activo
Ya hemos comentado que uno de los síntomas más habituales es la pérdida de interés por realizar planes o actividades. Es por eso que aquellos que padecen TAE habitualmente desean salir de casa lo mínimo posible y dejan de ejercitarse durante un largo periodo de tiempo.
Mantenerte activo si padeces TAE es mucho más complicado de lo que puede parecer. Sin embargo, debes intentar forzarte a ti mismo a hacer planes un par de veces por semana. Ya que cuantas menos actividades hagas, menos ganas tendrás de hacer algunas nuevas. Es aconsejable comentárselo a algún familiar o amigo para que puedan motivarte sugiriendo planes, insistiendo y animándote a hacer cosas nuevas o aquellas que tanto te gustan.
Todo va a depender de tu fuerza de voluntad, así que oblígate a ti mismo a salir de casa de vez en cuando y cada vez te resultará más sencillo.
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Cuida tu alimentación
Está demostrado que lo que comemos tiene un impacto directo sobre nuestro estado de ánimo y energía. Si padeces TAE, es muy posible que solo quieras alimentarte con carbohidratos y grasas rápidas como pizzas, platos enormes de pasta, bollería, chocolatinas o comida rápida. Si bien es cierto que debe comerse de todo en su justa medida y que alimentos como la pasta o la pizza pueden resultar necesarios para nuestra salud, es necesario asegurarnos de que también tomamos nuestras 5 raciones de fruta/verdura al día y nuestras porciones de proteína.
Llevar una dieta equilibrada te ayudará a que tanto tu cuerpo como tu mente se sientan más sanos y por lo tanto estés más optimista y menos cansado.
Cocinar con antelación puede ayudarte a evitar la tentación de las comidas procesadas. Puedes cocinar grandes cantidades de comida en una sola vez para luego dividirlo en diferentes raciones y congelarlo o guardarlo en la nevera. De esta forma, cuando estés cansado y sin ganas de cocinar, podrás comer algo saludable de forma rápida. Además, un día de preparación en la cocina puede contar como una de tus actividades semanales, por lo que te mantendrás activo a la vez que cuidas lo que comes.
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Toma vitamina D
Como ya hemos comentado, durante las épocas de frío nuestro cuerpo recibe una menor cantidad de vitamina D, un nutriente con un papel fundamental para nuestro estado anímico y energético. Por lo tanto, aportar una dosis extra de esta vitamina puede ayudarnos a minimizas los síntomas.
Algunos alimentos como los hongos, pescados grasos o el hígado vacuno contienen una pequeña cantidad de esta vitamina. Sin embargo, si quieres asegurarte de tomar la cantidad recomendada de forma diaria, la solución más sencilla será recurrir a un suplemento alimenticio.
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Realiza fototerapia
La fototerapia es un tipo de terapia realizado con unas lámparas especiales que imitan la luz natural del sol. Se puede adquirir este tipo de lámparas en tiendas físicas u online, por lo que no resulta difícil hacerse con una. Varios estudios sugieren que pasar un par de horas al día en frente de esta luz puede provocar un cambio en los químicos del cerebro vinculados con el estado de ánimo, por lo que puede aliviar los síntomas del TAE.
Busca ayuda de un profesional
Es probable que estos pequeños cambios te resulten muy complicados o no sean del todo efectivos. Si ese es el caso, busca ayuda de un profesional de la salud, ya que podrán estudiar tu caso detalladamente y aconsejarte algún tipo de terapia adaptada a tus necesidades.