El trastorno mixto de la personalidad no está dentro de ninguna categoría completa para su diagnóstico, ya que no se trata solo de un trastorno específico de la personalidad, sino que también abarca sus variaciones problemáticas.
Para realizar adecuadamente el diagnóstico de este trastorno de la personalidad hay que acudir al manual diagnóstico de los trastornos mentales DSM V (elaborado por la APA)) y CIE11 (elaborado por la OMS).Se considera un trastorno mixto de la personalidad al trastorno de la personalidad que no cumple con los criterios para que sea específico.
Este agrupamiento de los trastornos de personalidad se hace históricamente recurriendo a los grandes síndromes en relación a la psicosis y la neurosis. Al no estar en ninguno de estos grupos se considera a este trastorno de la personalidad como mixto.
Los trastornos mixtos de la personalidad comparten características muy similares con los trastornos límites, estando en muchas ocasiones asociados. Para poder realizar el diagnóstico estos patrones de comportamiento se remontan habitualmente a la adolescencia y comienzo de la edad adulta. Es poco frecuente que se inicie o se produzca en la infancia.
La validez del diagnóstico de este trastorno es bastante controvertida, también la de los trastornos de personalidad en general. Muchos profesionales cuestionan las bases en las que se fundamenta esta evaluación para realizar dicho diagnóstico. Hay expertos que consideran que estas desviaciones de la conducta con respecto a la personalidad de cada individuo se derivan de las expectativas culturales dominantes. Por lo que las consideraciones de este diagnóstico cuentan con un alto grado de subjetividad, basándose en asuntos sociopolíticos, sociales y económicos. ¿Quién determina que es lo normal? ¿Es acaso nuestra sociedad por lo general sana? Todo esto nos invita a la reflexión…
A continuación os presentaremos los síntomas característicos que derivan de este trastorno y que oficialmente diagnostican tanto psicólogos como psiquiatras para proceder a un tratamiento, generalmente, cognitivo conductual. En los criterios diagnósticos para este trastorno de la personalidad no especificado se incluyen los síntomas del trastorno depresivo de la personalidad y el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad.
Trastorno depresivo de la personalidad
En sus características diagnósticas, se encuentra un patrón acentuado de comportamientos y funciones cognitivas que generalmente tienden a la depresión. Tiene su inicio sobre todo en la edad adulta, y puede aparecer en diversos contextos.
Entre los comportamientos destacables de este tipo de trastorno de personalidad que están en relación con la depresión se pueden destacar: sentimientos de abatimiento, desmotivación, desánimo, infelicidad y desilusión. Presentando además una incapacidad para relajarse, divertirse o entender el sentido del humor de otras personas.
Cabe destacar que estas conductas no se presentan bajo un episodio de depresión mayor o un trastorno de distímico. Podemos observar en las personas que padecen este trastorno, que no consideran ser merecedores de ser felices, ni tan siquiera de divertirse. La cavilación y la rumiación son frecuentes mediante pensamientos autodestructivos y negativos que solo sirven para mantener el sufrimiento. No cabe ningún pensamiento de esperanza o de que las cosas puedan ir a mejor en algún momento. Se trata, por ende, de una indefensión aprendida ante toda circunstancia. Creen con esto ser realistas, aunque la realidad es la de un pesimismo desbordado.
Quienes padecen de este trastorno de la personalidad se critican con dureza, se juzgan así mismos por todas sus acciones, sintiéndose culpables a menudo por sus fracasos y defectos. En todo momento está presente el sentimiento de no poder hacer nada debido a una baja autoestima que no saben cómo sobrellevar. Con las demás personas se muestran igualmente críticos, destacando sus defectos por encima de todo. Son dados a la censura y a mostrarse también negativos en sus interrelaciones.
Síntomas asociados
Tanto hombres como mujeres presentan las mismas probabilidades de padecer este trastorno de la personalidad. Mantener este trastorno en el tiempo puede dar lugar a una depresión mayor y a un trastorno distímico. En todo caso los síntomas que van asociados tienen que ver con la introversión, la apatía, falta de asertividad y la pasividad; que les hace ser propensos a dejarse llevar por los demás antes de tener que asumir las decisiones importantes.
Los expertos indican que este trastorno se produce sobre todo en personas con antecedentes familiares que han padecido de un trastorno depresivo mayor. Sin embargo, se ha observado que las personas con un trastorno depresivo mayor suelen tener antecedentes de familiares con un trastorno depresivo de la personalidad.
Este sería uno de los trastornos asociados al trastorno mixto de la personalidad, a continuación analizaremos el siguiente trastorno de la personalidad que está en interacción con el que acabamos de explicar.
Trastorno pasivo-agresivo de la personalidad
Es un trastorno de la personalidad que suele iniciarse al principio de la vida adulta. Se caracteriza por que la persona que lo sufre tiene unas actitudes de resistencia y oposición ante las demandas relacionadas con el rendimiento laboral y los vínculos sociales. Estas personas tienen una gran resistencia a cumplir con las demandas y expectativas de rendimiento que otras personas le demandan. Suele manifestarse sobre todo en el rendimiento del trabajo, aunque como también hemos especificado suele estar presente en las relaciones sociales.
Las respuestas y las conductas que están asociadas a este trastorno son propias de personas que sabotean los esfuerzos de los demás, al no cumplir, por ejemplo, con su parte del trabajo. Es común que estas personas pasen la mayor parte de su tiempo quejándose de los demás, sintiéndose despreciados e incomprendidos.
Suelen tener una actitud que les lleva a la impaciencia y la irritabilidad; contribuyen a ello mostrándose huraños, buscando las discusiones llevando en todo momento la contraria. Muestran su desprecio, hostilidad y descontento con cualquier figura de autoridad, por cercana que sea. Exteriorizan sus críticas y no dudan en compartirlas abiertamente de forma pública a la más mínima provocación, de alguien que se considere como una figura de autoridad.
Destacamos estos dos trastornos puesto que suelen aparecer sus síntomas en un trastorno de la personalidad no especificado; siendo considerado como trastorno mixto de la personalidad.