En toda obsesión hay dos elementos: 1º Una idea que se impone al enfermo. 2º un estado emotivo asociado tal como la duda, el remordimiento o la cólera.
En muchas obsesiones es evidente que el estado emotivo es lo principal, puesto que persiste inalterado, variando, en cambio, la idea a él asociada. Así, un sujeto remordimientos varios: de haber robado, de haber maltratado a sus hermanos, de haber fabricado moneda falsa, etc. Igualmente, las personas que dudan, dudan de muchas cosas a la vez sucesivamente. El estado emotivo permanece en estos casos invariable, mutándose, en cambio, la idea. En otros es ésta también fija, como el caso de una joven que profesaba un odio incomprensible a todas las criadas de la casa, cambiando, no obstante, de persona.