Revista Deportes

Tratame bien

Publicado el 16 marzo 2013 por Santiago Tuñez

Una noche fría de marzo, allá en Montevideo, Juan Román Riquelme volvió a dejar su firma en la red. Fue su primer gol en el cuarto ciclo con Boca, el abrazo de sus compañeros y un grito de desahogo en la ruta de la Copa Libertadores. A la hora señalada, el festejo del Diez xeneize tuvo el decorado de un récord y lo dejó arriba a todos como goleador xeneize en este torneo. Una película que comenzó a rodarse en mayo de 2000, con aquella definición contra El Nacional, de Ecuador. Esta vez, su perla llegó por el código penal y un remate cruzado. Un gesto técnico efectivo, clink caja. Distinto a ese hábito que JR suele tener en cada jugada de pelota parada. Ese amor que se repite en la Bombonera o cualquier cancha de la aldea global. Romance eterno entre su cuerpo y la número cinco.

¿Qué hizo Riquelme en Uruguay? Caminó hacia el área, tomó la pelota y le dio un beso intenso. Una actitud que, alguna vez, le explicó a Angel Cappa en el libro Hagan Juego. “Habrás visto que últimamente tengo la costumbre que, cuando voy a patear un penal o un córner, antes agarro la pelota con las dos manos y le doy un beso. Mi hermano me pregunta por qué lo hago, y es porque yo siento que cada vez la tratamos peor. Le estamos dando poca importancia”.


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