Tratamiento de la embolia pulmonar

La embolia pulmonar es una enfermedad que consiste en el bloqueo de una arteria pulmonar vital. La sustancia que bloquea dicha artera en algunos casos es un coágulo sanguíneo, aunque también puede ser trozo de grasa, partículas gaseosas y hasta tejido tumoral.

Los síntomas más comunes en los casos de embolia pulmonar son los que, por lo general, se presentan en casos de ataques cardíacos y enfermedades como la neumonía. A los síntomas de estas enfermedades, sin embargo, se le agregan dolores repentinos en el pecho, tos con esputos de sangre, dificultades para respirar muy acentuadas, shocks, sudoraciones y pérdida del conocimiento.

La forma más segura de diagnosticar una embolia pulmonar es por medio de un examen con escáner V/Q y una angiografía pulmonar. Por las dificultades que se presentan al momento de efectuar un diagnóstico seguro de la embolia pulmonar, casi siempre se procede a descartar otras enfermedades antes de llegar a los métodos de diagnóstico certeros (dado que son medianamente invasivos para el organismo).

Las condiciones específicas de los tratamientos que se recomiendan para curar los casos de embolia pulmonar varían sensiblemente de persona a persona. En todos los casos, sin embargo, se administra algún tipo de terapia anticoagulante que ayude a diluir el coágulo alojado en la arteria pulmonar (facilitando de esta manera fluidificación de la sangre en esa zona arterial). También se pueden incorporar diferentes sedantes y hasta incluir oxígeno y respiración artificial para mejorar el estado de salud general del paciente. Hay especialistas, en cambio, que aconsejan practicar una intervención quirúrgica que elimine el émbolo obstructivo de manera definitiva. Lo más prudente, de todas maneras, es intentar los métodos mencionados anteriormente antes de inclinarse por una intervención quirúrgica para curar la embolia pulmonar (dado que tiene algunos riesgos asociados).