Mi hijo es hiperactivo, ahora ¿qué debemos hacer?. Esta es la pregunta que muchos padres se hacen cuando piensan en la posibilidad de que su hijo sea diagnosticado de TDAH o Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Los niños pueden presentar diversos trastornos de conducta o aprendizaje que pueden confundirse con hiperactividad, por ello el diagnóstico debe realizarlo un médico especializado en el tema.
No obstante, es importante que los padres estén atentos a síntomas como la excesiva impulsividad e inquietud, problemas para prestar atención o concentrarse, dificultad para organizar sus tareas, seguir instrucciones complejas o jugar en equipo.
El TDAH además de ser un trastorno complicado de manejar para los padres, puede conllevar riesgos para el correcto desarrollo social y profesional del niño, ya que es uno de los motivos más frecuentes de fracaso escolar y dificultades en las relaciones sociales en la infancia. Por ello, conviene realizar el diagnóstico adecuadamente y tratarlo lo antes posible.
¿Cómo se trata la hiperactividad?
La hiperactividad suele tratarse mediante diferentes vías, el tratamiento va dirigido a reducir los síntomas y el riesgo de complicaciones, educar al niño y a sus padres sobre el trastorno, adaptar el entorno a sus necesidades y cambiar las creencias desadaptativas. Las áreas de intervención son:
Área biológica: tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico resulta imprescindible en la mayoría de los casos (7 de cada 10 niños con TDAH). Existen varias alternativas, aunque el más empleado ha sido el tratamiento con psicoestimulantes, ya que mejoran la liberación de noradrenalina y dopamina. Durante décadas, se han encontrado mejorías en los niños a los que se les ha administrado.
Los efectos inmediatos de la medicación suelen ser un aumento de la capacidad de atención y concentración, reducción de la hiperactividad y la movilidad del niño. En algunos casos, se presentan efectos secundarios como falta de apetito y sueño, aunque suelen ser poco duraderos. En cualquier caso, el médico especializado habrá de ajustar el tratamiento a la tolerancia del niño en cada caso concreto.
Área psicológica: terapia de modificación de conducta
La terapia cognitivo- conductual suele ser empleada para abordar asuntos más inmediatos, en niños con hiperactividad, se utiliza para ayudar a cambiar el comportamiento, enseñándoles por ejemplo, a pensar y organizar cada tarea o controlar la impulsividad. Además, en éste área se trabajarán las destrezas sociales, como esperar turno, pedir ayuda, participar en actividades de grupo y aprender como su comportamiento afecta a las demás personas.
Se suele recomendar que la acción terapéutica se complemente con la práctica de un deporte o actividad que propicie la descarga motriz del niño.
Área educativa
Tanto para los padres como para los propios niños con hiperactividad, es importante conocer exhaustivamente las necesidades de dicho trastorno.
Los terapeutas pueden adiestrar en destrezas en cuanto al cuidado de los hijos, en las que se les proporcionarán herramientas para manejar su comportamiento. Además existen los grupos de apoyo, que conectan a padres de niños afectados por el trastorno en el que se pueden compartir experiencias, frustraciones y logros.