- Nada, Doctor Krapp, he seguido todos los tratamientos que usted me ha indicado, pero sigo sin pillarle el truco a ese nihilismo que me recomienda como terapia.
- ¿Leyó a Cioran como le indiqué?
- Sí, doctor, y me resultan terriblemente enternecedores sus aforismos. ¿Se acuerda cuando dice aquello de: "La gente me produce asco, tengo asco hasta de mí mismo. Deseo una destrucción completa de todo lo humano, incluidos ellos e incluido yo, ya que no soy especial ni mejor que ellos"? pues mire, nada más leerlo quería salir a la calle para abrazar a mis semejantes. Estoy preocupado ¿y si acabo convirtiéndome en un hippie?
- No hay peligro. El hippismo, siendo una dolencia de mucha gravedad, en la actualidad solo se da en casos raros y afecta solo a hijos de gente adinerada. Usted es un pobre diablo, no tiene familia que le ampare, solo vive con un perro pedante y por tanto, no está en peligro inmediato. Por cierto, ¿Celine que tal?
- Celine, bien, gracias. El viaje al fin de la noche, me resulta una lectura placentera.
- ¿Solo placentera?
- Sí, fíjese que cuando leí la cita esa de "El amor es el infinito puesto a la altura de los caniches" Decidí comprarme uno.
- ¿Un qué?
- Un caniche, claro
- ¿Snoopy se habrá celado?
- No vea como se puso, Doctor Krapp. Lo dejó fuera, de patatitas en la calle y hasta me amenazó a mí con una vieja carabina para que no lo dejase entrar de nuevo.
- También le recomendé la lectura de Schopenhauer y de Kierkegaard.
- Mire, a mi El mundo como voluntad y representación me resulta una lectura muy poco ligera. El autor es demasiado alemán y demasiado fúnebre, usted ya me entiende. Si le soy sincero solo pasé del primer capítulo. Respecto al danés tiene una angustia demasiado angustiosa para mi gusto. Se ve que era clérigo y también que estaba muy resentido por culpa de aquella mujer, Regine Olsen, que se resistió a sus encantos existencialistas.
- ¿Será inútil entonces que le hable de Heidegger o Sartre?
- Más bien. El primero era un nazi recalcitrante y se comportó como un cerdo con Hannah Arendt. El segundo... ¿qué ideología política tenía el segundo? Decía que era comunista maoista y no se cuanta cosas más, pero para mi que su máxima felicidad era lo encantado que estaba por haberse conocido, y eso que era de los tipos más feos que parió el siglo XX.
- Amigo, lo suyo tampoco tiene buena cara. Además sé que ha seguido mis recomendaciones cinematográficas y ha visto La Naranja Mecánica, Senderos de Gloria, Johnny cogió su fusil, Espartaco, La Jauría Humana, Funny Games, La Jungla de Asfalto, Grupo Salvaje, Perros de paja, La Invasión de los Ladrones de Cuerpos, etc... sin que su situación haya cambiado. Por lo tanto, si no queremos recurrir a la cirugía radical, solo queda un remedio posible.
- Dígame usted, doctor. La seguiré, por muy traumático y doloroso que sea.
- Bien, a partir de ahora seguirá sin pestañear una dieta exclusivamente televisiva.
- Estoy temblando, Doctor Krapp.
- Empezará con las tertulias políticas de la mañana. Una buena dosis sobre el Procés catalán combinado con las tonterías de los partidos en el Parlamento y todo lo que vaya surgiendo sobre el resurgir de la extrema derecha le dará fuerza y sentido a sus instintos más negativos. Por la tarde, le vendrá mejor algo de ciencia. Un poquito de cambio climático, ese que va a acabar el planeta, combinado con algo más verde, la deforestación de los bosques y el avance de los desiertos, por ejemplo. También algo azul. ¿Qué le parece recrearse con el océano de plástico y mierda que se está cargando la fauna marina?
- ¡Doctor Krapp, por favor, no me torture de esa manera! Deme algún consuelo para la noche.
- Para la noche había pensado en un recopilatorio de las noticias más horripilantes del día; pero mejor, una tertulia de fútbol, es decir de disputas entre merengues y culés que es de lo único que se habla en esos chiringuitos. Una de esas broncas donde se chilla, se insulta y se escupe por culpa de las ojeras de Messi porque Luis Suárez ha ido al dentista a ponerse brackets, o porque Benzema o Bale siendo tan inútiles siguen en la plantilla del Real Madrid. Cosas coloquiales, humanas, cercanas.
- Cosas terribles, Doctor Krapp. Cosas espantosas que me quitarán la ilusión de vivir y acabarán con mis esperanzas, pero mi cuerpo tiene un límite ¡No sé si podré soportarlo!