Ante las convulsiones febriles es importante que los padres sepan qué medidas tomar y cómo reaccionar. Suelen producirse en niños de entre 6 meses y 5 años en los momentos en que se producen aumentos rápidos de la temperatura corporal, es decir, aumento de la fiebre o como resultado de procesos de fiebre alta mantenidos durante un tiempo.
De este modo, los síntomas más comunes son: estremecimiento, movimiento de las extremidades y la cabeza, pérdida de la conciencia, rigidez o hipotonía, desviación de la mirada... Normalmente suelen durar entre uno y dos minutos, aunque a veces son incluso más breves o en otros casos pueden alcanzar incluso los quince minutos o más.
Es muy importante mantener la calma y actuar con seguridad
Ante esta situación, los padres tendrán que mantener la calma, a pesar de la situación, pero será importante que no se pongan nerviosos para poder actuar y ayudar al pequeño.
En primer lugar, se controlará su respiración y nunca se le introducirá un objeto en la boca para que no se muerda la legua, ya que así se podría obstruir la vía aérea. Asimismo, se evitará que el pequeño se dé golpes y pueda autolesionarse, por lo que se le quitará de alrededor todos los objetos que puedan suponer un riesgo para el pequeño. También será conveniente colocarle tumbado de lado en una superficie rígida, con un cojín en la cabeza, ya sea en el suelo o en una mesa, así como retirarle la ropa que pueda apretarle, darle demasiado calor... y ventilar el ambiente. Será importante que esté de lado para que respire mejor y que, en caso de vómito, no se produzca ahogamiento.
Además, no se le dará nada de beber y nunca se bañará al niño en agua fría, ya que esto podría empeorar su situación. Sin embargo, será muy útil colocarle compresas frías o refrescarle el cuerpo. Será muy importante también controlar la duración de la convulsión, ya que en caso de que supere los quince minutos, se llamará al servicio de emergencias.
A un niño con convulsiones febriles se les suele administrar antitérmicos y, en algunos casos, relajantes musculares
Si los padres tienen algún medicamento que les haya indicado su pediatra se lo darán. En el caso de que el pequeño tenga que ser trasladado a urgencias, el especialista le administrará un medicamento antitérmico que le baje la fiebre.
Una vez finalice la convulsión, el niño se mostrará adormecido, somnoliento, por lo que será fundamental la ayuda de sus padres también para que se recupere poco a poco. Asimismo, conforme vaya recuperando la conciencia, se intentará que esté tranquilo, evitar que se asuste ante el episodio vivido, ya que se sentirá confuso.
Por otro lado, en los casos en que se produzcan por primera vez estas convulsiones, se acudirá al pediatra para que indique la causa y el origen, tanto de la fiebre, como de las convulsiones. En muchos casos se debe a antecedentes familiares y lo cierto es que la época de mayor incidencia es aquella en la que los niños tienen más infecciones y por consiguiente fiebre. Aún así, en la mayoría de los casos son sólo una reacción a la fiebre y no son signo de enfermedad. Aún así, si estas convulsiones se repiten con bastante frecuencia, su duración supera los 15 minutos o si aparecen en cuanto el niño tiene una mínima subida de temperatura, será necesario que lo estudie un neurólogo pediátrico y que realice las pruebas que considere pertinentes.