Revista Infancia
Ayer, una mamá contaba muy indignada que otra mamá le había acusado por dar leche de formula a su hijo, diciendo que esa era la causa de que su pequeño enfermara (no conozco a fondo el caso, solo lo utilizo como ejemplo).
Me resulta sorprendente que nos ataquemos de esta manera las unas a las otras. Está claro que cada una tenemos nuestra opinión y estamos en nuestro derecho a expresarla, pero creo que a veces sería conveniente que pensáramos en como se va a sentir la persona que recibe nuestras palabras.
En mi caso, por ejemplo, que por desinformación y por hacer caso a quien no debía deje de dar de mamar a los cuatro meses, me sentaría como un tiro si alguien me dijera que mi hijo enferma por mi culpa. Primera, porque yo siempre he defendido que no hay nada mejor que la lactancia, y segunda, porque he hecho las cosas lo mejor que he podido. Sería injusto y hasta cruel que se me atacara por ello...bastante pena me da a mi el no haber estado más informada en su momento y el no haber sabido hacerlo mejor.Yo, que defiendo a capa y espada la lactancia materna (de hecho estoy haciendo un curso para asesora de lactancia) puedo no estar de acuerdo con la elección del biberón, pero la respeto. Bajo mi punto de vista, no es la mejor opción, pero no voy a crucificar a nadie por hacerlo, porque no sé que motivaciones han llevado a esa persona a tomar esa decisión.
Nosotras, las mamás y papás que creemos en la crianza con apego, sabemos mejor que nadie lo duro que es estar siempre recibiendo críticas y lo indignante que resulta que los demás (que no comparten ni respetan tu opinión) te hablen como si estuvieran en posesión de la verdad más absoluta.
Y comprendo, porque yo misma lo he hecho (a veces consciente y a veces inconscientemente), que estos ataques constantes en ocasiones nos conducen a "defendernos" respondiendo de la misma manera. Y creo que es algo humano y comprensible ya que, al vernos sometidos a tanta presión, en ocasiones tendemos a no respetar otras opciones, puesto que la nuestra no se respeta.
Pero creo que tenemos que hacer un esfuerzo no por compartir, pero sí por respetar. Tenemos que entender que, aún estando en el mismo barco y luchando por lo mismo, entre nosotros existen matices, y eso no nos tiene que llevar a atacarnos los unos a otros. Ya es bastante duro remar siempre a contracorriente como para encima gastar energías luchando contra quien, aunque de un modo diferente, está remando a nuestro lado.
No desatemos guerras en las que los únicos perjudicados seremos nosotros mismos y demos ejemplo de aquello que defendemos.