Revista Asia

Travesía por el río Li hasta Yangshuo

Por Amoreno

Tras la estancia en Guilin y la visita a las terrazas de arroz de Longsheng continuamos nuestro viaje por la región autónoma de Guangxi, al sur de China. La próxima parada era Yangshuo, una pequeña localidad al sur de Guilin situada en el cruce del río Yulong con el río Lijiang (también conocido como río Li). Al igual que Guilin, Yangshuo tiene varios puntos de interés turístico en los alrededores que merece la pena visitar.

El trayecto entre Guilin y Yangshuo es en sí mismo una atracción turística y conviene dedicarle todo un día. Se recomienda hacer parte del recorrido por río.

Travesía por el río Li hasta Yangshuo

Ambas ciudades están conectadas por el río Li, que presenta uno de los escenarios más pintorescos de toda China y es famoso por la singular orografía del terreno que atraviesa, con montañas y colinas de origen calcareo (karts) emergiendo de campos de arroz.
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En la región de Tam Coc, al norte de Vietnam, se da también este tipo de escenario. La experiencia es quizás un poco mejor ya que se trata de un lugar menos conocido y no está tan masificado de turistas como Yangshuo en China.
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Aparte de ser navegado por barcos de turistas, el río Li es uno de los canales de comunicación más antiguos de la zona y muchos habitantes recorren a diario el río cargados de mercancías.
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De noche es territorio frecuentado por pescadores de cormoranes, que emplean una asombrosa técnica para capturar peces haciendo uso de estas aves acuáticas.
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Existen varias combinaciones para llegar desde Guilin a Yangshuo navegando por el río Li, aunque durante el verano no es posible realizar el recorrido completo de 60 km en barco.
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La forma más habitual escogida por los turistas es contratar una excursión con crucero en cualquier agencia de Guilin. Se sale de Guilin en autobús y se llega hasta el puerto de Taoyuan, a media hora de camino. Allí se coge un crucero que tarda más de 4 horas en llegar hasta Yangshuo. Es la forma más cómoda y también la más cara, aunque quizás se hace algo pesado y monótono estar encerrado en el barco tanto tiempo.
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Si no se quiere navegar el río Li durante tanto tiempo es posible hacer únicamente el tramo entre Yangdi y Xing Ping, la parte más interesante.
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Esta opción sale mucho más barata que la excursión con crucero organizada desde Guilin pero no es tan cómoda y exige saber moverse.
Desde las estaciones de Guilin y de Yangshuo parten minibuses locales hasta Yangdi, a orillas del río Li en el punto medio de las dos ciudades, a una hora de distancia por carretera. Al llegar a Yangdi se puede alquilar una balsa hasta Xing Ping, situado a medio camino de Yangshuo. Desde Xing Ping salen minibuses locales a Yangshuo que tardan unos 45 minutos. Los minibuses locales cuestan menos de un euro y por lo general parten cuando se llenan de pasajeros.
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Las balsas que se cogen en Yangdi se denominan bamboo boat aunque en la actualidad de bambú tienen más bien poco; los chinos no han tardado en encontrar materiales sustitutivos más eficientes. Tienen capacidad para unas 6-7 personas y se mueven a motor, en contraste con las balsas de Tam Coc, Vietnam, que son de remos.
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El tramo del río entre Yangdi y Xing Ping dicen que es el más espectacular de la travesía entre Guilin y Yangshuo y dura 2 horas, en mi opinión tiempo más que suficiente para disfrutar de la experiencia visual sin llegar a saturarse. Las formaciones rocosas toman formas caprichosas y consiguen elevarse hasta una altura considerable. Paisaje kárstico en estado puro, señores.
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Travesía por el río Li hasta Yangshuo

Travesía por el río Li hasta Yangshuo

Durante el recorrido no podía faltar alguna parada para tomar fotos con semejante paisaje de fondo.
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Hasta que por fin tras 2 horas largas de paseo en balsa se llega a un embarcadero a las afueras de Xing Ping.
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El punto donde se sitúa este embarcadero es bien conocido por todos los chinos porque está representado en la parte posterior de los billetes de 20 yuan. (No es la primera vez que me encuentro con estas curiosidades).
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Al llegar a Xing Ping disponíamos de toda la tarde antes de coger el último minibús local a Yangshuo así que empezamos a pasear por el pueblo y a perdernos por sus callejuelas con fachadas de aspecto antiguo.
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Llegamos hasta el puerto y nos quedamos un buen rato viendo pasar los barcos río arriba, río abajo por el meandro.
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Cuando nos cansamos de estar ahí sentados continuamos explorando el pueblo en busca de algún punto de interés turístico, aunque ciertamente la guía contaba más bien poco de Xing Ping. Fue entonces cuando descubrimos un dibujo pintado en una pared...
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El dibujo —un mapa— hablaba de una ruta de senderismo para escalar el monte Rao Zhai. Requería el esfuerzo de subir 1159 escaleras hasta alcanzar una altura de 200 metros, donde las vistas prometían ser espectaculares.
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No lo dudamos un momento, todavía nos quedaba tiempo de sobra para volver a Yanghsuo en minibús y nos lanzamos a la aventura. Y digo aventura porque en la guía no salía nada de escalar este monte Rao Zhai y el aviso de "falling stones" resultaba un tanto disuasorio. Las escaleras pronto se convirtieron en escalones tallados en piedra y el camino se hacía más tortuoso conforme llegábamos a la cima. En el último tramo la pendiente era tan vertical que habían colocado unas frágiles escalerillas, aquella no era una ruta apta para todos los públicos.
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Pasadas las primeras 600 escaleras dejamos de subir todos al mismo ritmo, la humedad del ambiente pasaba factura y tomar aire se hacía más complicado. Finalmente lo conseguimos casi todos, algunos perdieron la paciencia antes de alcanzar la cumbre, fruto del cansancio de subir tantos escalones. A mi me costó llegar arriba algo más de media hora y llegué sudando a mares.
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Al final del camino había un pabellón con unas fantásticas vistas al pueblo de Xing Ping. 200 metros son muchos metros y el vértigo se dejaba notar nada más asomarse por el mirador.
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Una bonita vista que recompensaba el esfuerzo, no hay duda, pero lo mejor estaba por llegar. A escasos metros del pabellón había una torre de comunicaciones. Junto a la torre encontramos a un grupo de fotógrafos armados con equipos profesionales. Mi intuición me decía que al otro lado de la cara de la montaña las vistas tenían que ser más que interesantes. Habiendo llegado ahí arriba, no me importó lo más mínimo jugarme el tipo escalando hasta la torre de comunicaciones con el objetivo de confirmar mis sospechas.
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Y vaya si eran unas vistas increibles. Tenía ante mi probablemente el paisaje más espectacular que había visto en toda mi vida. Desde la primera vez que visité la Bahía de Ha Long y Tam Coc había soñado con subir hasta lo alto de una colina de karst y ser testigo de uno de esos panoramas que sólo ves en las postales. Me quedé un rato paralizado contemplando el atardecer sobre el río Li con el mar de montañas en el horizonte y luego me emocioné. Si había decidido regresar a Asia era para volver a tener momentos como este, que me hacían sentir vivo, que me dejaban sin aliento, que hacían que me frotara los ojos para comprobar si lo que tenía delante era real o era un sueño. Lo había conseguido de nuevo, sentía ese escalofrío, cómo lo echaba de menos.
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Travesía por el río Li hasta Yangshuo

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Con las últimas luces del día regresamos a Xing Ping para coger el minibús a Yangshuo y desde la lejanía pudimos divisar la montaña que hacía un rato habíamos escalado, con el pabellón asomando tímidamente en la punta. Nos dimos cuenta entonces de la pequeña hazaña que había supuesto subir tan alto sin saber lo que nos esperaba y de la suerte que habíamos tenido de encontrar ese sendero de escaleras perdido de la mano de dios. Había sido el final de un día perfecto.
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Todavía con la imagen en la cabeza del atardecer desde lo alto de la colina nos despedimos del río Li sabiendo que era un lugar muy especial y que dejaría huella en nuestro viaje por China. Ese día encontré lo que andaba buscando cuando sugerí a mis amigos incluir el sur de China en nuestro itinerario.



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