Con un poco de suerte, cuando cumpla los treinta estaré cruzando EEUU de costa a costa. Esa es una de las líneas que tengo que tachar de mi lista de cosas por hacer. Pero tantos meses antes, algo cansado de preparar trámites e imaginar con qué vamos a encontrarnos, no puedo más que pensar en que, como siempre, llegará mucho antes de lo esperado.
Por ello, mientras imagino cómo me sentiré al pegar cuatro rayajos metafóricos a la lista que te comentaba, me ronda por la cabeza todo aquello que quería hacer, pero todavía no he hecho; todo lo que he intentado pero, por ahora, se ha escapado; y también lo que he conseguido en los veintinueve que van antes de los treinta.
Y sin embargo es curioso pues, de algún modo, más allá de todo lo que sí ha ocurrido de una u otra forma, lo que de veras parece difícil sacarse de la cabeza es aquello que parecía tan importante y terminó por ser una cosa más. Para calmar los propios ánimos, ahí va una lista algo diferente.
#1 Leer a los clásicos
Recuerdo que durante una época me obcequé con leer los libros de los que los profesores de literatura querían que nos empapásemos. Ahí estaban Proust, Joyce, Tolkien, Tolstói, y un montón más.
Descubrí que muchos valían la pena y otros no eran para mí, pero sobre todo comprobé que lo clásico no siempre es sinónimo de bueno, y lo bueno no siempre es sinónimo de universal.
#2 Encontrar mi propio estilo
Hace años, cuando empecé a escribir, seguí aquel famoso consejo de Woody Allen en Anything Else que decía: “Nunca copies, pero sí tienes que hacerlo copia a los mejores.” Tras leer, y escribir, y no pensar demasiado en ello, llegó.
También comprobé que hay una fase de introspección donde nada te suena tuyo, y todo tiene ese sabor agridulce de tus principales influencias mal digeridas. Supongo que será normal, porque pasa.
De lo que sí estoy seguro es del Hollywood de Bukowski, que decía: “Mira, si me preocupara por lo que le interesa a la gente, nunca escribiría nada.”
#3 Una mujer que me aguante
Lo típico que todos buscamos cuando somos prepúberes o ya tenemos veintimuchos o treinta y largos, ¿no? Entre tanto, no nos parece tan importante. Pues sin decirlo muy alto, y muy contento de vivir en pareja, diré que la clave para aguantar a alguien empieza siempre por aguantarse a uno mismo.
#4 Mantenerte a flote
Tengo amigos de treinta y cuarenta que siguen queriendo ser rockstars. Yo quiero escribir, mientras tanto, me doy permiso para vomitar basura unas cuantas horas frente al teclado por algo parecido a un sueldo (cada vez menos), y creo ver cómo, paso a paso, he terminado por acercarme a lo que realmente deseo.
Para mí, todo se reduce a perseguir tus sueños mientras te mantienes a flote; si no, de un modo u otro, tampoco los alcanzarás; pero podría ser todo lo contrario, también hay quien no se imagina su vida haciendo algo que no le gusta. Al final, se traduce en ser coherente.
#5 Crear un negocio de la nada
Ser autónomo, buscar tu camino, trabajar cuarenta horas semanales; ser el ídolo de tus amiguetes por tener tu propia start-up… Todo eso no vale nada o lo vale todo, depende de ti. Aunque no creo que por eso seas el ídolo de nadie…
#6 Tirar adelante con él
Implicarte con un proyecto, ver cómo crece e incluso atreverte a matarlo y enterrarlo pueden ser experiencias que valen mucho más que todo el dinero del mundo, pero siempre que no sean ellas quienes te dirigen a ti, ya sabes.
#7 Hacer algo que jamás quise hacer
Y no fue tan malo. Todo lo contrario. A veces, abrir tu mente y reinventarte día a día puede ser la mejor opción (y aquí no estoy hablando de trabajar, no seas aburrido/a).
Por ejemplo, salir a navegar en un velero. ¡Y sigue sin llamarme la atención!#8 No cambiar
Cuando tocaba ser auténtico —allá por la adolescencia—, cambiar era convertirse en alguien o en algo que no eras. Poco a poco te das cuenta de que cambiar también significa crecer, aunque no como nos vendieron la moto de la casa, el coche y las responsabilidades de nuestros padres. Eso no es crecer, eso es una putada.
#9 Pasar tiempo en familia y con los amigos
No es que estar con los tuyos no sea importante, es que al final no es más que el resultado natural de lo que a uno le apetece y necesita.
#10 Hacer lo que se debe
¿De qué sirve hacer algo por lo que el resto cree o espera? Estudiar, trabajar, salir, visitar a la familia… pueden ser cosas fantásticas o un auténtico asco. Decide y actúa en consecuencia.
#11 Poner el foco en los demás
Basta de focalizar demasiado en los otros sin saber qué quiere uno. Es la excusa más vieja de todas, y no funciona.
#12 Consolidar una posición
Y restringir tu zona de confort para estar muy, muy aburrido y seguro dentro de tu cascarón; mejor no.
#13 Ser demasiado crítico con uno mismo
Nadie te presta tanta atención; relaja.
#14 La carrera que estudiaste
El 90% de la gente de mi generación trabaja en sectores que no tienen ninguna relación con lo que empollaron en la facultad. Esto dice muy poco de cómo nos orientó el sistema educativo (y llega al nivel de putadón, oye), pero también nos ha permitido aprender a relativizar un poco conceptos como importancia, utilidad y salida profesional, ¿o no es así?
#15 Las peleas con tu padre
Sobre todo cuando falta. En mi caso no es que si lo hubiese sabido no hubiese peleado tanto como lo hice: lo habría hecho igual, pero quizá con un poco más de perspicacia, que nunca viene mal.
#16 Largarse, poner tierra de por medio, olvidar
O dicho de otro modo, aprender que es necesario distanciarse de las cosas; para que sane, para que salga, para poder comprenderlo…
#17 O desaprovechar el tiempo
Eso sí, siempre por afición y con conocimiento de causa. Y quien opine distinto, no creo que entienda lo inspirador que puede resultar barrer por aburrimiento, salir a caminar sin el reloj o darse tres duchas en un día, porque sí.
#18 Leer, ver o escuchar solo las cosas buenas
No todo va a estar en los clásicos, ya sabes. Hay pequeñas joyas entre la basura. En realidad, es una cuestión de perspectiva; no porque el resto crean que no vale la pena, no vas a poder aprovechar algunas buenas ideas.
#19 Limitarse a las listas
Aunque resulte absurdo no aprender lo buenas y útiles que son, es peor limitarse a ellas y no dejar hueco a la improvisación, al espíritu, a las infinitas posibilidades que nos rodean.
#20 Hacer todo lo que puedas (o más)
¿Cómo va a salir bien eso de avanzar con diez proyectos en paralelo? Si quieres dar lo mejor de ti en cada uno de ellos, no lo hagas.
#21 Una casa (y otras posesiones)
A mí esta me costó, lo confieso. Una casa, un coche, un bar con gente de confianza… Lo que de verdad buscamos la mayoría no es más que un sitio al que poder volver. A partir de aquí, hay cosas que pueden ser una bendición o una condena.
#22 Tener la casa llena de pelos de tus mascotas
El otro día leía: “Hay dos tipos de personas: los que siempre llevan pelos en la ropa y los que son infelices.” ¡Con tres perros, dos gatos y un pájaro en mi casa, estoy completamente de acuerdo!
Por cierto, te vas a fastidiar y a limpiar (como todos), pero no te compliques la vida, nadie se ha muerto por convivir con cuatro pelos de más en el sofá.
#23 Ser bueno en algo
Creo fervientemente en aquello de que todos somos buenos en algo. De ahí a alcanzar lo de la rockstar, la primera división o el octavo dan, hay un trecho. Por suerte, la distancia parece mucho mayor que lo que tardamos en llegar a comprender que el propósito, el esfuerzo o la diversión son suficientes.
#24 Practicar artes marciales
Durante años devoré películas de Bruce Lee, Jackie Chan o Jet Li, pero me decidí por algo completamente distinto: el kendō. Pero más que la disciplina en sí, lo verdaderamente importante es comprender que no se trata de vencer a aquel contra quien nos enfrentamos, sino de sobreponernos siempre a nosotros mismos.
#25 Tener la última palabra en una discusión
Con lo divertido que resulta discutir para seguir creciendo o por el mero placer de ver hacia dónde nos lleva…
#26 Estabilidad
Como para tantas otras cosas, no creo que estemos hechos para la estabilidad en todos los aspectos de nuestra vida. No se trata de rehuir la dedicación o la pasión, sino de evitar hacer cosas nuevas por mantener esa falsa sensación de seguridad.
#27 Rutina
Más de lo mismo. Eso sí, toca vigilar que no termine por engañarnos. Es aburrida, pero muy constante.
#28 Dinero
No soy de esos que van gritando por ahí que el dinero da o no da la felicidad; no creo que la dé, desde luego, pero sí necesitas algo para comer, dormir y cumplir las metas que te propones. A partir de ahí, yo practico el desapego y soy feliz. Habrá quien necesite miles de euros al mes, claro que sí. Que trabaje más.
#29 Lo que los demás quieren
No hay mayor paz que la que sientes cuando actúas conforme piensas. Eso de aprender otro idioma, viajar o buscar la felicidad en un trabajo, puede dar en el clavo o ser el camino directo hacia la infelicidad.
#30 Saber
No saber es, quizá, el mejor modo de conocer, sentir, descubrir… y me atrevería a decir que incluso de vivir.
Las imágenes con copyright se han extraído de las páginas web o medios siguientes: Arthur Newberg Photography, Anything Else (Woody Allen, 2003), The University of Queensland, Buenas ideas de SH y El club de la lucha (D. Fincher, 1999).