Último día de treking, día en el que se supone llegaremos al lago Inle y disfrutaremos de su supuesta grandeza. Hoy nos despertamos con los cantos de los monjes, que ignoran nuestra presencia para rezar a buda. Poco después de rezar los niños (novicios) desayunan mientras el monje mayor lee escrituras mientras toma te en una esquina.
Desayuno de campeones de nuevo, Chit lleva por lo menos desde las 5 preparando arroz frito estilo birmano con verduras, plátanos fritos, mangos, patatas tempura, y unas galletas de sésamo. Café y al camino.
Último día y casi todo de bajada, ya que nos encontrábamos en una cordillera y el lago se encuentra mil metros por debajo de nosotros. El sol, contra todo pronóstico, de nuevo brilla más que cualquier otro día y junto con el copioso desayuno hacen la salida un poco más pesada que los últimos días, teniendo en cuenta también el cansancio que arrastramos los 4.
Y más de lo mismo, caras felices, búfalos y niños gritando “Bye bye” por allá donde pasamos. porque esa es la única palabra que saben y si les dices “Hello” ellos te contestan con la sonrisa en la cara “Bye bye”.
Y apenas pasadas hora y media de la salida ya se ve el lago a lo lejos, entre dos montañas, pero aun a horas de caminata y a litros de sudor…
Las paradas bajo grandes árboles de sombra dan la vida, para huir del sol y para poder reponer líquidos. Y si hay suerte, a Chit le da por trepar un árbol de mangos hasta arriba y se pone a agitarlo recogiendo despues todos los mangos maduros que han caído y ofreciéndolos como aperitivo.
Tras 5 horas llegamos al valle del lago, lleno de arrozales y de canales que llevan a él. El sol aprieta una barbaridad y nos metemos en la última tienda donde Chit nos prepara unas ensaladas de tomate y una sandía bien jugosa. Le pedimos que no cocine más que entre el desayuno y el calor ya no estamos como para digerir más cosas.
Y aquí se acaba la parte dura. Conocemos a nuestro conductor de barca que nos llevará hasta nuestro hotel en una ciudad al otro lado del lago a la que se tarda en llegar algo más de una hora. Porque este pequeño lago tiene “sólo” 22km de largo y 12km de ancho.
Así que vamos por los canales y finalmente salimos al amplio lago viendo a pequeñas embarcaciones pescar y a otros barcos moverse de un lado para el otro del río.
A las 15:30 llegamos al hotel triunfantes y disfrutamos de un yogur líquido que nos ofrecen. Chit y Yin se van, y llega el momento de la despedida, en el que se ve que todos lo pasamos mal, porque henos compartido grandes momentos, y porque más que guía y cocinero han sido 2 buenos amigos con los que compartimos buenas risas durante tres días enteros.
Es un treking inolvidable, no muy exigente pero si un poquito cansado a ratos. Pero la experiencia de hacerlo con estas dos personas ha sido de lo más gratificante.
Supongo que la mayoría de los guías que maneja el Uncle Sam serán parecidos pero os recomiendo encarecidamente que al que venga a Myanmar se ponga en contacto con ellos porque son sencillamente encantadores y profesionales hasta decir basta.
Obviamente te hacen el viaje a medida, días noches, tribus monasterios, lo que quieras, y como digo, extremadamente profesionales y amorosos.
Sin ellos, para nada hubiera sido el mismo viaje. No lo dudéis.
Y con esto acaba el treking al Lago Inle, ahora a investigar el lagito…