La bajada ya fue otro cantar, con las prisas solo cogimos un frontal y lo llevaba Iván que es el que domina el camino, yo no veía absolutamente nada. Si me ponía delante de él yo misma me hacía sombra y no veía. Si se ponía él delante, mío él me hacía sombra a mi. Así que los tramos que podíamos ir en paralelo era perfecto, pero los senderos estrechos iba totalmente a ciegas. Me hacía gracia porque me decía, si ves que me equivoco me avisas, y yo pensaba sino veo nada, y la zona de árboles es que los veía todos iguales y con la misma distancia entre unos y otros... Menos mal que estaba Iván y no dudo en ningún momento y os aseguro que la zona de senderos o corriols que le llamamos aquí tenía tela. Iván también estaba preocupado por los jabalíes pero yo bastante tenía con no tropezar como para estar pendiente de esos bichos, es mas ni pensé en ellos.Al llegar al final fue como... reto conseguido!
Son de esas cosas que salen de improviso pero son justamente lo que te apetecía hacer. Y aunque parezca que son una locura, te sientes super bien cuando lo haces. Supongo que también es suerte que a los dos nos guste y disfrutemos haciendo lo mismo.
Este va a ser uno de los aniversarios que mas tiempo recordemos por lo bien que nos lo hemos pasado, por lo bonito de estar bajo las estrellas y por lo baratito que nos ha salido...jajaja
