Revista Viajes

Trekking por los annapurnas, el material

Por Eazkoitia
Uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos al planear el trekking por la cordillera del Himalaya de Nepal, por el macizo de los Annapurnas, fue la lista de material para llevar en la mochila. ¿Qué llevamos? ¿Cuánto peso podremos cargar? ¿Qué hace falta realmente? Así que entre el material que llevamos, el que usamos, el que nos sobró y el que echamos de menos algo hemos aprendido para la próxima escapada montañera a Nepal, a los Annapurnas, al Everest o a donde sea.Los treks que hicimos fueron el Annapurna Circuit (8 días) y el Annapurna Base Camp (5 días). En ambos la climatología empezó siendo tropical (empezando a menos de 1000 metros de altitud) y evolucionó hacia el frío típico de la alta montaña (a medida que nos íbamos acercando a los 4000-5000 metros de altitud).El contenido de las mochilas era de 6 kg para ambos, a los que hay que añadir el peso de la mochila y el del agua que cargamos: 2 kg extra para Marina y 1 kg para mí (al que añadimos ocasionalmente el peso de una botella de agua, por eso de llevar ambos 2 litros de agua). Cargábamos entre 7 y 8 kg cada uno (dependiendo del agua y del frío principalmente).TECNOLOGÍA: Llevamos un teléfono móvil de hace siete años de esos que ni siquiera tienen cámara pero que la batería les dura más de una semana. Estuvo todo el tiempo desconectado, utilizándolo básicamente como despertador por las mañanas. Cada uno fuimos también con nuestro Kindle. Llevamos también una cámara de fotos con cargador de pared. No llevamos tablet (tampoco tenemos), smartphone (tampoco tenemos esto) ni ordenador (de esto sí que tenemos). Durante todo el circuito encontramos únicamente un par de sitios con wifi y pocos con electricidad así que no echamos de menos ninguno de estos aparatitos. Debido al tiempo que pasa entre pueblos con electricidad la gente que lleva smartphone tiene que cargar también con un powerbank, que pesan bastante.SUPERVIVENCIA: Llevamos el saco de dormir (para 15 grados de confort y de 1 kg de peso), un drysack (bolsa impermeable que se pone dentro de la mochila), una linterna frontal, las camelback, cordones de recambio (al ser para botas de montaña son tan largos que los utilizamos para tender la ropa en las habitaciones), una navaja que perdí en un autobús y el botiquín con: paracetamol (lo usamos), tiritas (las usamos), vendas, manta de supervivencia (de esas que son doradas por un lado y plateadas por el otro), pastillas para el mareo (usamos), esparadrapo (lo usamos para reparar el manguito de la camelback), crema Voltaren o bálsamo del tigre (la acabamos usando para los hombros), pastillas potabilizadoras (las utilizamos casi todas, sobre todo en el ABC) y electrolitos solubles (los utilizamos en el Campo Base).NECESER: Crema de protección solar y cacao para los labios (imprescindibles a pesar de ir en época de monzón), papel higiénico (hay que tener en cuenta que en los hostales no ponen papel en el lavabo y que si lo usas no lo puedes tirar al inodoro. Venden rollos en todos lados), cepillo y pasta de dientes, pinzas (las usamos para quitarle astillas de la mano a uno de los hosteleros del camino), repelente de insectos, toalla de microfibra de esas que se doblan tanto que caben en el bolsillo e imperdibles (muy útiles para colgar la ropa lavada de la mochila durante el día para que se secase).ROPA: Ropa interior (acá cada cual con sus manías y rutinas de limpieza, se pueden lavar los calzoncillos a diario, que se sequen a tiempo ya es otra cosa) y calcetines (4 pares de calcetines técnicos, los pies hay que mimarlos mucho), ropa térmica (con una camiseta y unos leggins es suficiente), unos pantalones técnicos despiezables (de esos que se transforman en pantalones cortos), un jersey y una chaqueta de esas para el viento y que además son impermeables, un gorro de lana, unos buff de los que abrigan, una gorra, unos guantes de esquiar, unas polainas, un poncho que acabamos odiando y la “ropa de confort” (yo aquí usaba el traje de baño de esos que no tienen rejilla) para ponerte después de la ducha y dormir.CALZADO: Un par de botas de montaña y unas chanclas para que los pies respiren y para usar en la ducha.VARIOS: Una libreta, un mapa de la zona, un par de bolígrafos y una mochila pequeña para llevar las cosas que no quieres que te roben (la cartera, el pasaporte, el Kindle) cuando dejas la mochila grande en la habitación.Y con esto uno ya va tirando tranquilamente. Hemos visto a gente llevando un secador de pelo, cámara reflex, ordenador, tablet y teléfono; Stefan llevaba un juego de ajedrez y una caja de chocolatinas que debía pesar un par de quilos, alquiló las botas y el saco de dormir en Kathmandu, Cristian no tenía pantalones largos o saco de dormir por lo que su mochila era muy pequeña comparada con las nuestras. Todos sobrevivimos y a nadie le faltó de nada.ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE NEPAL Y LA GESTIÓN DE RESIDUOSEn Nepal, igual que en otros países asiáticos que hemos visitado, tienen criminalizados a los turistas occidentales, principalmente en lo referente a la limpieza. A la mínima te cobran una tasa o un impuesto abusivo de residuos. Los edificios oficiales relacionados con la industria del turismo están llenos de carteles dirigidos a los visitantes internacionales con dibujitos y todo acerca de lo despreciable que es ensuciar la naturaleza. Pues bien, muchas gracias señores gobernantes, pero  aquí los guarros son los lugareños, ya sea por falta de educación o por desidia.Y es que sólo hace falta mirar. No he visto a un sólo turista escupir o tirar un papelito al suelo (seguro que alguno lo hace) pero lo que sí hemos visto constantemente es a nepaleses tirando botellas de plástico por la ventanilla del autobús, acabarse unas patatas fritas y tirar la bolsa de plástico al suelo, abrir el sobre de tabaco de mascar y tirarlo al suelo, etc. Y no está mal visto ni a nadie parece avergonzarle que, 10 minutos después de que el autobús pare en un lado de la carretera eso parezca un vertedero nuclear. Tirar lo que te sobra al suelo, al río o a la cuneta es la norma entre los nativos del lugar.Algunos yoguis occidentales que dicen que llevan viajando por el sudeste asiático desde los años 60 explican que esto pasa porque antes todo iba envuelto en hojas de bananero que podían tirar al suelo y que las vacas y otros animales se lo comían después por lo que no pasaba nada por tirar los envoltorios al suelo. Ahora estos países parecen el reino del embalaje y te venden los productos en porciones individuales y con 5 envoltorios cada uno pero sus habitantes no han sido capaces de unir la linea de puntos y ver que el plástico no desaparece mágicamente. En mi opinión esto es mentira, ya sea en grandes ciudades o en pueblos minúsculos, está todo lleno de basura y a la gente no parece importarle un pito.Con mirar un poco los números es suficiente. En Nepal viven algo menos de 30 millones de personas y reciben unos 800.000 turistas al año. De estas 800.000 almas, 135.000 proceden de la India y 125.000 de China, países donde el estándar de limpieza y guarrería está al mismo nivel, sino algo superior, que en Nepal. Luego en un país de 30 millones de personas tienen las narices de responsabilizar de la suciedad y de la mierda que se acumula en las ciudades, campos y carreteras a los 500.000 turistas occidentales que visitan el país anualmente, y se quedan tan anchos. Turistas que vienen de Europa o de América, donde los países están razonablemente limpios y tienen 10 veces más habitantes que Nepal. Ahora si Nepal parece un estercolero es por estos turistas, no por los 30 millones de lugareños habituados a tirar los residuos donde les plazca. Cuánto morro que tienen algunos.Entre los 50 euros de visado y los 40 de los permisos de trekking, que es a lo que vienen los turistas, deben sacar unos 45 millones de euros sólo en el impuesto de limpieza para turistas no asiáticos (y esto lo dicen así literalmente, si eres de la India o del sudeste asiático las tasas son una décima parte). En las tres semanas que estuvimos en Nepal no vimos ni un contenedor de basura, ni una papelera, ni un camión de la basura, ni un centro de reciclaje, etc. ¿A dónde van estos casi 50 millones de euros? En campañas de educación para los niños en las escuelas no, en materiales para la gestión de residuos o en sueldos para el cuerpo de basureros del país no, en anuncios de televisión, radio, internet y prensa explicando que el envoltorio de las Pringles no es una hoja de bananero o que el río no va a destruir la garrafa de 5 litros de agua que acabas de tirar al agua tampoco. Y es que estamos hablando de un país en vías de desarrollo en el que “la gente vive al día”, donde si hoy no trabajan no comen, donde las prioridades son diferentes… pero donde hasta el más tonto tiene un smartphone último modelo con tarifa de datos que yo no me puedo permitir si quiero ahorrar dinero en Nueva Zelanda o en España a pesar de tener un trabajo estable y bien pagado. Y esto lo ves en el autobús, donde en condiciones normales cabrían 10 personas pero van más de 30 y todos mirando videos en youtube, sin ni siquiera tener que cargarlos. Incluso se ven mendigos con el platito para las monedas al lado del nuevo iPhone 6S. Al final pedirán limosna con la página del internet banking abierta en el smartphone o incluso te ofrecerán la posibilidad de utilizar PayPal. Menudo cachondeo.Por mí pueden meterse el impuesto de basuras por donde les quepa o quitarse la careta de país subdesarrollado y llamar al impuesto por su nombre: corrupción a pagar sólo por Europeos, Americanos, Australianos o Neozelandeses, por el simple hecho de ser occidentales blancos. Me gustaría ver la que se organiza si, por ejemplo, en Europa se pusiese un impuesto a los ciudadanos de países asiáticos por el simple hecho de ser, eso, ciudadanos asiáticos.
Enrique & Marina

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