El término slug en inglés quiere decir "babosa", pero tranquilas, no hay ningún animalito incluido en esta tendencia, más vieja que la humedad y pero refritada.
Originada en Corea, el slugging consiste en ponerse vaselina en la cara antes de ir a dormir. ¿Vieron cuando se ponen vaselina en los labios? Bueno, esto vendría a ser lo mismo pero en toda la cara. ¿Y cómo se hace? Simple: te limpias la cara como todas las noches, te pones todos los productos de tu rutina y al finalizar, te pones una capa de vaselina. Listo el slugging. La idea principal de todo esto es crear una barrera física que asegure que tu piel retenga la humedad.
La vaselina, aceite mineral o petrolatum forma una capa sobre la piel y evita que se pierda la humedad transepidermica (TEWL), además de proteger, ayuda a que la barrera natural se repare. La piel se nota y se ve repulpada y retiene mejor la humedad. Como la vaselina/aceite mineral/petrolato no hidrata ni penetra, la piel hace su trabajo.
Este tipo de técnica no es indicada pera pieles oleosas o acnéicas. Aunque la vaselina no es comedogénica ni tapa los poros, puede atrapar células muertas o sebo que si puede llegar a tapar los poros y generarte un brote de tamaño sideral. Si puede ser ideal para pieles secas pero, como siempre les digo, lo mejor es consultar con un dermatólogo antes de probarlo.
Si el uso de vaselina o aceite mineral asusta, siempre se puede optar por un aceite vegetal como el de rosa mosqueta o alguna crema bien oclusiva como de lata azul de Nivea, la Skinfood de Weleda o Aquaphor de Eucerin.
Más allá de esta nueva etiqueta, es algo que muchas venimos haciendo hace rato al sellar la rutina con un aceite o usar Skinfood en invierno. En mi piel funciona genial, pero creo que en pieles acneicas puede generar un desastre.
Para probar algo "nuevo" decidí usar vaselina. Ojo, la vaselina de uso cosmético, al ser un derivado del petróleo poco tiene que ver con el líquido viscoso que se puede usar en mecánica: para poder usarse sobre la piel tiene que pasar por una serie de procesos que lo purifican y diferencian del que se usa para... no sé... ponerle a un avión. La cuestión es que decidí probar esta técnica una noche, pensando en que me iba a despertar con la cara llena de aceite, granos y puntos negros. Nada de esto pasó. La piel seguía igual. Claro, yo siempre uso aceite para sellar mis rutinas, así que esto no era novedad. Así que ahí se nos cae el relato: no es nada nuevo. Si quieren probar la tendencia, adelante. Les recomiendo la Skinfood o aceite de Rosa mosqueta.