Crónicas de Vestuario. -
“Tres al cubo”
Fue en la tercera jornada cuando se lograron tres goles que valieron tres puntos y cierta tranquilidad antes de acometer el derby del próximo sábado. Un tres al cubo merecido y convincente de un equipo que va ensamblándose poco a poco y que mostró en la calurosa tarde ovetense muchas de sus mejores virtudes.
La semana había transcurrido con un quítame allá esa camiseta, con un ambiente cargado en exceso ante el esperadísimo derby y lo del Reus parecía pasarse por alto. Y tenía una importancia mayúscula, dado que en esta larga Liga lo básico es no alejarse del pelotón principal, estar ahí, en el grupo de los mejores, y llevar un tren sostenido que pueda mantener las opciones nítidas hasta el final. Muchos conjuntos quieren volver a repetir lo del Levante en la pasada campaña, aunque lo más normal es que se forme un grupo de destacados en estos dos próximos meses. Ahí hay que estar y, para eso, resulta básico vencer en los partidos de casa, demostrar fuerza ante tu público y ver lo que se puede arañar lejos del Tartiere.
La prueba ante el Reus resultó de lo más convincente. El once azul creó muchísimo peligro, mantuvo un elevado ritmo de juego durante casi todo el choque y mostró acierto e intención, además de una gran profundidad. En el debe, las dos claras oportunidades que marró el cuadro catalán, fruto de errores defensivos de los dos centrales, algo atolondrados en una zona donde se espera a Forlín como agua de mayo. Hace falta más colocación y deben compenetrarse mucho mejor para evitar esos fallos garrafales. Por fortuna, el cancerbero carbayón -Juan Carlos- estuvo sensacional durante todo el partido, cuajando una de las más destacadas intervenciones que se le recuerdan con el Real Oviedo.
Capítulo aparte para Toché que anotó uno de los goles más bonitos del año, una sensacional (y complicada) chilena con la que rompió su sequía goleadora. Una maravilla, una delicatessen de un killer que ha recuperado su razón de ser: el gol. Esperemos que pronto se le una Linares a la fiesta. La dupla de ambos creo muchísimo peligro, bien secundada por un Saúl Berjón que sigue de dulce, aunque también fallara una clarísima ocasión que le hubiera hecho destacarse en la tabla de goleadores. Muy bien hasta su lesión Diegui Johannesson, aunque fallara otra clamorosa, pero desplegándose con rapidez, profundidad y acierto, tanto por la banda -donde, esta vez sí, encontró a un algo más atrevido Cotugno- como desplegando magníficas diagonales como la que le permitió plantarse solo ante Badía. Hasta David Rocha -jugador al que hemos criticado muchas veces desde estas líneas- se unió al festín con un prodigioso lanzamiento de falta para hacer olvidar a Susaeta. Pucko entregó una gran asistencia a Toché para su segundo y, en general, el cuadro de Juan Antonio Anquela ofreció un partido muy completo ante un rival que no se entregó nunca, con una sala de máquinas con Ramón Folch y Hidi a buen rendimiento, aunque parece que pueden ser capaces de mucho más.
Llega ahora la semana del derby, con un choque copero por el medio. Tiempo para afinar las costuras del once, para limar errores ante un eterno rival que aún no ha encajado un gol en lo que va de campeonato, lo que habla de su capacidad defensiva. En la ofensiva, son los dos equipos asturianos los que lideran -con seis tantos cada uno- esa faceta. Pero esa historia, la del sábado es otra. Decía el escritor galo Anatole France que “si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia”. Esperemos que tengamos más que celebrar dentro de tan solo unos días. Hasta entonces, salud y calma.
MANOLO D. ABADReportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS