Todo está hecho con una sensibilidad y un buen gusto extraordinario. Unos pocos muebles -cubiertos al principio con sábanas, con un efecto evocador- componen la escenografía, y con tan pocos elementos son los actores y su relato -en varias ocasiones se dirigen al público- quienes tienen todo el protagonismo. La interpretación es luminosa, aunque a veces, según lo requiera el momento, tenga el tono del ocaso. Es primorosa, delicada, detallista, artesanal y muy a menudo divertida. Raúl Fernández, María Pastor, José Maya, José Bustos y Alicia González suenan como una afinada orquesta de cámara, con intervenciones solistas de primer nivel, especialmente los dos primeros.
«Tres años» es teatro cercano, íntimo, y es también teatro sin aspavientos, teatro sincero, donde la palabra toma el protagonismo absoluto.
Y otro Chéjov, totalmente distinto, es el que propone Daniel Veronese en el Matadero: «Los hijos se han dormido», versión de «La gaviota», con un reparto estelar: Malena Alterio, Diego Martín, Miguel Rellán, Pablo Rivero, Marina Salas, Malena Gutiérrez, Aníbal Soto, Alfonso Lara, Susi Sánchez y Ginés García Millán.
Es la tercera vez que Daniel Veronese se enfrenta a textos de Chéjov y se los lleva a su terreno. Si hay un llamado teatro de tresillo o teatro de sofá, el suyo es teatro de mesa camilla, de mesa de cocina. Veronese transforma a los personajes chejovianos decimonónicos en personas recién salidas de nuestras calles, y las enfrenta a esos conflictos humanos imperecederos como son el amor no correspondido (en esta obra nadie ama a quien debe), el afán de inmortalildad, el paso del tiempo o la creación artística.
La versión es limpia y posee naturalidad y ritmo, sin perder la fuerza y la energía del original, ese drama punzante que rodea las vidas de todos los atormentados personajes. Yo eché de menos algo más de divismo en el personaje de Irina, más irritada que altanera; y hay también algo en el ambiente general que hace que la versión no alcance la redondez que esperaba; me gustó, pero no me fascinó.
El reparto está a la altura de las expectativas, con un notable alto en general y un sobresaliente para Miguel Rellán, Marina Salas, Malena Alterio y, sobre todo, Diego Martín.