Desde el atentado islamista de las Ramblas soporto tres mayúsculos e inmensos cabreos, el primero debido al mismo atentado, y los otros dos por culpa de los defensores del Islam, colaboradores y cómplices del terrorismo islámico.
El mismo jueves 17 agarré el segundo cabreo. Cuando todavía estábamos intentando saber que había ocurrido, aparecían comentarios de gente preocupada porque el atentado provocaría un aumento de la islamofobia. Las víctimas y lo que había ocurrido y podía estar ocurriendo en las Ramblas era lo de menos, pero pobrecitos musulmanes que van a tener que soportar más odio.
El tercer cabreo, y el peor lo agarré el viernes 18 en el coche de mi hijo volviendo a Barcelona. Por la radio, emisora RAC 1, estaban entrevistando a la mentirosa cómplice de terroristas de Dolors Bramon. Esta infame ex catedrática de lenguas semitas de la UB, afortunadamente ya jubilada, dice haber leído la versión original y primera del Corán y que el Islam no solo es una religión de amor y paz sino que todos los muchos y graves problemas que siempre rodean al Islam son causados por los que quieren acabar con la bondad extrema musulmana. Por supuesto, para ella la relación Islam-terrorismo no solo es falsa sino insultante.
Después de estos tres cabreos mayúsculos tuve otros por razones varias, pero también tuve sensaciones muy positivas a pesar de lo trágico e incomprensible del suceso.
Me cabree a causa de lo que califico como la trampa del odio. En la guerra que el Islam radical tiene declarada desde hace siglos al resto del mundo, en Europa ya han conseguido varios éxitos, uno de ellos es que ya se aplica la Sharia a cualquier infiel que se atreva a hacer la más mínima crítica sobre el Islam aunque sea totalmente fundada, afortunadamente de momento se limitan a calificar de islamofobo y racista al infiel que se atreve a la más leve critica, y a partir de aquí aparece la trampa del odio. Para que no aumente la xenofobia se debe evitar acusar al Islam y relacionarlo con el ataque porque el terrorismo no es islámico sino que usa el Islam. Todo es una falacia porque para evitar que el odio afecte a musulmanes moderados no hay razón alguna para ignorar la realidad, pero eso es precisamente lo que el Islam radical ha conseguido, no se puede ni insinuar que el Islam está en la base de este terrorismo sin ser acusado de islamofobo, racista y fascista. Lo malo es que la actitud de los gobernantes y la razón por la que se niegan a controlar a fondo mezquitas y asociaciones musulmanas es la trampa del odio, a pesar que es archisabido que cerca del 70 % de las mezquitas europeas están financiadas por sauditas y emiratos y de estas la mayoría predican el odio a nosotros y nuestro sistema. Para defender la trampa del odio se usan comentarios como el muy repetido que 8 de cada 10 muertos por el terrorismo islamista son musulmanes, comentario que olvida que los musulmanes se están matando entre ellos desde que Mahoma murió en el siglo VII.
Si se controlase lo que se hace y dice en mezquitas y grupos musulmanes probablemente se habría podido detectar a los terroristas en la mezquita de Ripoll, o incluso haber impedido al imán montar la célula terrorista.
Justo cuando estaba escribiendo esta nota he sabido que los terroristas han cometido un grave error: un individuo ha apuñalado a 8 personas, cuatro de las cuales están graves en una ciudad rusa de Siberia. Si se trata de un ataque terrorista islámico seguro que Putin no se andará con remilgos con el Islam.
También he agarrado un cabreo con las reacciones de la caverna mediática, incluidos sus colaboradores en Barcelona. Menos afirmar que el atentado lo llevaron a cabo Puigdemont y Junqueras supervisados por la CUP han dicho todas las barbaridades posibles demostrando una vez más que España es más manicomio que país. Quiero resaltar a tres de los despreciables manipuladores que se autocalifican como periodistas: Lluis Bassets de El País (el que insultó a los que no nos fiábamos de los Hermanos Musulmanes para después afirmar que él ya había avisado), una vez más Enric Hernández de la Hoja Parroquial de Colau y un montón de mierda que en 1957 apareció en Barcelona y alguien le puso el nombre de Arcadio Espada que en El Mundo ha parido el asqueroso engendro que adjunto con el título “Sangre para los coquetos”.
A pesar de la desgracia ha habido cosas positivas, de las que resalto dos:
La inmensa solidaridad demostrada por los barceloneses, desde los taxistas a las amas de casa, y aunque hay todo tipo de ejemplos fue algo especialmente admirable el caso de los cientos de automóviles que quedaron bloqueados el jueves 17 más de cuatro horas en las rondas en la parte alta de Barcelona y los vecinos bajaron a la autopista para proveerles de agua, galletas, algo de comida y ayudarles en lo que fuese.
La actuación de mossos, bomberos, ambulancias, etc. y de Puigdemont, que ha valido la felicitación de medio mundo, desde el New York Times y Washington Post a periódicos de Japón, con la sola excepción insultante e inevitable de la caverna mediática de Madrid y sus representantes en Barcelona y el gobierno Rajoy que después de haber hecho todas las perrerías posibles a los mossos impidiéndoles participar en los sistemas de coordinación policial europeos e incluso limitando peligrosamente su número, cuando a toro totalmente pasado Rajoy se presenta en Barcelona no hace ni mención de los mossos, hace como que pasa de ellos, y ni menciona la más mínima posibilidad de acabar con sus absurdas limitaciones. En varios puntos de Barcelona el jueves 17 y el viernes 18, la ciudadanía aplaudió espontáneamente al paso de los mossos. Si hubiese pasado Rajoy habría necesitado a los mossos para que no le lincharan.
En resumen, desgracia, tristeza, víctimas inocentes, cabreo, pero muy orgulloso de ser barcelonés y catalán, y con cada vez más ganas de liberarme de ese desastroso manicomio que nos odia y como absurdo lastre nos impide ser lo que somos.
ARCADI COQUETOS